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LECTURA

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En términos didácticos, la enseñanza de la<br />

lengua desde la perspectiva tradicional dejaría<br />

fuera un aspecto esencial de esta: su función<br />

comunicativa, que es, además, la manera como<br />

se adquiere, señala Bronckart (2007), al<br />

presentar el interaccionismo sociodiscursivo<br />

como un modelo que critica a la enseñanza<br />

tradicional de la lengua. La lengua es lo que<br />

diferencia al ser humano de las otras especies<br />

y la desarrolla gracias a la interacción con los<br />

otros. Por consiguiente, si se niega su carácter<br />

intrínseco comunicativo no se estaría enseñando<br />

la lengua, sino solamente el sistema de la lengua,<br />

que es inerte. Por lo demás, los depositarios<br />

de la enseñanza de la lengua, según este enfoque,<br />

estarían cumpliendo de la misma forma<br />

un rol inactivo, sin poner en juego su participación<br />

como seres comunicativos y partícipes<br />

de una sociedad letrada, sino desde la inercia,<br />

pues son concebidos como meros depositarios<br />

del conocimiento. Desde esta perspectiva,<br />

la enseñanza tradicional de la lengua no tendría<br />

ningún sentido y estaría incluso negando<br />

sus fundamentos. Por esta razón, Bronckart<br />

(2007), en su propuesta didáctica basada en<br />

el interaccionismo-sociodiscursivo, no niega el<br />

sistema de la lengua, sino que lo entiende desde<br />

su relación con la actividad humana. En esta,<br />

el estudiante es un agente activo de la lengua<br />

y de esa forma la adquiere y la aprende. Esta<br />

propuesta está en la línea del enfoque sociocultural<br />

que concibe a la lectura y a la escritura<br />

como facultades humanas y se hace cargo de<br />

“los usos que adoptan la lectura y la escritura<br />

en cada comunidad de hablantes: la forma<br />

particular de usar –y de procesar- la escritura<br />

en cada situación, en cada género discursivo<br />

particular o en cada ámbito de la actividad humana”<br />

(Cassany, s.f.). Este enfoque concibe la<br />

alfabetización como la participación activa en<br />

las prácticas de una comunidad letrada: para<br />

aprender a leer y escribir es necesario estar<br />

inmerso en prácticas letradas, participar en<br />

situaciones donde efectivamente se lleven a<br />

cabo estos procesos.<br />

En relación con los nuevos enfoques en<br />

la enseñanza de la lengua –cognitivo, comunicativo<br />

y sociocultural–, la prueba TERCE de<br />

lectura coloca el énfasis en la función comunicativa<br />

del lenguaje. Para esta evaluación, la<br />

comprensión y la producción de textos adquieren<br />

su verdadero sentido en la intención<br />

y finalidad que le otorgan los individuos al uso<br />

de la lengua en diferentes contextos.<br />

Por otra parte, se considera la lectura como<br />

una competencia y se la concibe más que como<br />

un instrumento, como una manera de pensar.<br />

Solé (2011) afirma que “siempre que leemos,<br />

pensamos y así afinamos nuestros criterios,<br />

contrastamos nuestras ideas, las cuestionamos,<br />

aún aprendemos sin proponérnoslo” (p. 50) y<br />

que se debe aprender a leer para aprender, para<br />

pensar, para disfrutar. La lectura es la forma<br />

que tenemos para acceder a los conocimientos,<br />

a la participación activa en la sociedad (leer un<br />

contrato, leer una boleta, leer un precio, leer la<br />

hora de un pasaje, etc.), dado que vivimos en un<br />

mundo letrado cada vez más complejo. Leer<br />

implica procesos distintos en diversos niveles,<br />

no se aprende a leer de una vez ni de la misma<br />

forma y, por ello, la competencia lectora se va<br />

aprendiendo y complejizando a lo largo de la<br />

vida. La competencia lectora sería entonces<br />

una capacidad ilimitada del ser humano, que<br />

se va actualizando a medida que la sociedad va<br />

cambiando. La competencia lectora cambia,<br />

como también lo hacen los textos, los soportes,<br />

el tipo de información, el tipo de lector,<br />

etc. Esta supone “un aprendizaje amplio, multidimensional,<br />

que requiere la movilización de<br />

capacidades cognitivas, afectivas y de inserción<br />

social” (Solé, 2011, p. 59).<br />

Según Solé (2011), para adquirir la competencia<br />

lectora existen diversas estrategias<br />

que el lector va incorporando a medida que<br />

va haciéndose experto. Cuando se logra comprender<br />

un texto, se está haciendo uso de<br />

esas competencias y, al usarlas, el lector las va<br />

integrando. El lector que aprende establece<br />

un propósito claro para la lectura y planifica<br />

las estrategias para lograrlo. Es un lector capaz<br />

de dialogar con el texto, de hacerlo significativo<br />

para él, de pensar acerca de lo que<br />

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