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LECTURA

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este le entrega. Se trata de un lector crítico<br />

y autorregulado (que es el tipo de estudiante<br />

que se busca desde el enfoque sociocultural)<br />

y se contrapone con el lector que realiza una<br />

lectura reproductiva, que busca la información<br />

del texto, que lee para saber lo que el texto dice<br />

y no va más allá (Solé, 2011). Un lector crítico<br />

aprende y tiene la capacidad de aprender a<br />

lo largo de toda su vida. Es tal el alcance de<br />

la competencia lectora en la vida de un ser<br />

humano que se podría llegar a afirmar que<br />

quien lee se mantiene lúcido mentalmente,<br />

activo, joven, porque aprende constantemente;<br />

además, quién lee participa del aquí y ahora.<br />

En conclusión, hoy en día el lenguaje deja<br />

de ser considerado solamente como una<br />

materia de estudio, por lo que se enfatiza su<br />

uso funcional en situaciones comunicativas<br />

auténticas y con variados propósitos, se centra<br />

su concepción de aprendizaje en un proceso<br />

de construcción de significados continuo, que<br />

se inicia en la cuna y se extiende a lo largo de<br />

la vida. Por otra parte, el aprendizaje de la<br />

lectoescritura se vincula al desarrollo de las<br />

competencias lingüísticas y comunicativas para<br />

todas las áreas del currículum y se destaca su<br />

relación con el desarrollo del pensamiento.<br />

Desde la alfabetización<br />

a la literacidad<br />

El concepto alfabetización adquiere desde<br />

un enfoque sociocultural la denominación<br />

de literacidad o cultura escrita, concepto que<br />

concibe al lenguaje como esencialmente social<br />

y que reside en la acción interpersonal (Barton,<br />

Hamilton, 2004). Cassany (2006) aclara que<br />

este concepto proviene del inglés literacy y su<br />

sentido es mucho más amplio: “la literacidad<br />

abarca todo lo relacionado con el uso del alfabeto:<br />

desde la correspondencia entre sonido<br />

y letra hasta las capacidades de razonamiento<br />

asociadas a la escritura” (p.38).<br />

Situándose en esta concepción del lenguaje,<br />

resulta necesario aclarar algunos aspectos<br />

propios de las prácticas pedagógicas desde<br />

el enfoque sociocultural.<br />

La literacidad reconoce el proceso de<br />

la lectoescritura como una práctica social,<br />

lo que implica además de trabajar la lectura<br />

y escritura como procesos lingüísticos y psicológicos,<br />

como prácticas socioculturales. La<br />

cultura escrita (entendida como escritura y<br />

oralidad) debe darse en un entorno cultural y<br />

social contextualizado. En esta concepción, los<br />

docentes tienen un importante papel, ya que<br />

deben formar en alfabetizaciones múltiples,<br />

en culturas y espacios letrados, y trabajar la<br />

lectura crítica reconstruyendo las estructuras<br />

e intenciones de los textos.<br />

Los cambios del mundo de hoy han llevado<br />

a que la sociedad lectora se encuentre en un<br />

momento que Martos (2013) llama cultura<br />

híbrida. Por un lado, está la cultura letrada<br />

tradicional, donde se encuentran las bibliotecas<br />

clásicas, los libros, las enciclopedias, los<br />

atlas, etc., que es donde se ha situado históricamente<br />

la escuela; y, por otro, la cultura<br />

digital o mediática o cibersociedad, donde se<br />

encuentran los jóvenes actuales, los “nativos<br />

digitales”, en el que aparece un nuevo escenario<br />

tecnológico. Se hace necesario adoptar<br />

una mentalidad que rescate lo mejor de<br />

lo “nuevo” y lo mejor de lo “viejo”, conectar<br />

ambas realidades, crear “puentes”, establecer<br />

una alianza entre Internet y la cultura letrada<br />

tradicional (Martos, 2013).<br />

Finalmente, es relevante destacar la concepción<br />

de la literacidad como cultura escrita<br />

que incluye indisolublemente el vínculo entre<br />

la oralidad y la escritura. Esto trae como<br />

consecuencia la recuperación del valor de la<br />

oralidad en el proceso de lectoescritura, el<br />

uso del patrimonio intangible como un activo,<br />

lo que implica la recuperación de la identidad<br />

(Martos 2013). Actualmente, se accede a muchos<br />

discursos por medio de la oralidad, por<br />

ejemplo, a través de la televisión y la radio.<br />

Como afirma Cassany (2006), “todo cabe en<br />

la literacidad” (p.40).<br />

“Sociedad lectora, sociedad letrada o cibersociedad,<br />

todas son ámbitos posibles y<br />

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