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OPINIÓN<br />
Todos estos retrasos han corrido a favor <strong>de</strong> los acusados,<br />
que han visto rebajada consi<strong>de</strong>rablemente las peticiones <strong>de</strong><br />
con<strong>de</strong>nas solicitadas por el Ministerio Fiscal y las acusaciones<br />
particulares.<br />
Ahora, los abogados <strong>de</strong>fensores están preparado sus recursos.<br />
Algunos mantienen que existe in<strong>de</strong>fensión, ante la<br />
<strong>de</strong>cisión <strong>de</strong> la Audiencia Provincial <strong>de</strong> Almería <strong>de</strong> que las<br />
alegaciones se remitan directamente al Tribunal Supremo.<br />
Los <strong>de</strong>fensores quieren contar con la posibilidad que ofrece<br />
ahora la ley <strong>de</strong> presentar sus recursos penales en apelación<br />
ante el Tribunal Superior <strong>de</strong> Justicia <strong>de</strong> Andalucía y, <strong>de</strong> no<br />
prosperar, en casación ante el Tribunal Supremo. Algo que<br />
rechaza la Audiencia almeriense por consi<strong>de</strong>rar que este<br />
procedimiento es anterior a la reforma aprobada en el año<br />
2015. Esto va a provocar que el caso se dilata todavía más en<br />
el tiempo, por lo que muy probablemente tardaremos algunos<br />
años más en ver que los acusados ingresan en prisión<br />
para cumplir sus con<strong>de</strong>nas.<br />
Esperemos que el Caso Poniente sirva <strong>de</strong> ejemplo para<br />
buscar fórmulas que aceleren los procedimientos y permitan<br />
ejercer <strong>de</strong> forma más ágil y eficaz la aplicación <strong>de</strong> las<br />
sentencias.<br />
DE ENREDOS, PERIODISTAS Y ABOGADOS<br />
Miguel Martín Alonso<br />
Periodista<br />
La Real Aca<strong>de</strong>mia <strong>de</strong> la Lengua Española (RAE), a instancias<br />
<strong>de</strong>l movimiento Ahora Abogacía, acordó el pasado mes <strong>de</strong><br />
febrero suprimir <strong>de</strong>l Diccionario <strong>de</strong> la Lengua Española la<br />
acepción <strong>de</strong> “abogado” como “persona habladora, enredadora,<br />
parlanchina”. La RAE acordó entonces también “enviar<br />
esta modificación a las aca<strong>de</strong>mias americanas, integradas<br />
en la Asociación <strong>de</strong> Aca<strong>de</strong>mias <strong>de</strong> la Lengua Española”.<br />
Que un letrado sea una persona “habladora” podría consi<strong>de</strong>rarse<br />
hasta normal, pues mediante la palabra <strong>de</strong>sempeña<br />
varias <strong>de</strong> sus funciones, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que atien<strong>de</strong> por primera vez a<br />
ese cliente que llega a su <strong>de</strong>spacho buscando una ayuda y<br />
apoyo que precisa -seguramente- <strong>de</strong> manera <strong>de</strong>sesperada,<br />
hasta que realiza sus alegatos en una vista oral.<br />
La pena es que aún en el diccionario <strong>de</strong> referencia existiese<br />
una <strong>de</strong>finición que diese a enten<strong>de</strong>r que aquel que <strong>de</strong>sempeña<br />
esta profesión es un “liante” que lo que busca es salirse<br />
con la suya a cualquier precio. Algo que, tal vez, <strong>de</strong>masiados<br />
creen aún en nuestra sociedad y que es un mal que también<br />
afecta al gremio al que represento.<br />
Tal vez el <strong>de</strong>scrédito que viven ambas profesiones sea<br />
diferente en su génesis, pero finalmente se traduce en lo<br />
mismo: existe un problema <strong>de</strong> calado si los ciudadanos no<br />
confían plenamente <strong>de</strong> dos colectivos llamados a salvaguardar<br />
sus <strong>de</strong>rechos.<br />
Parece que nuestra sociedad no recuerda que los abogados<br />
son los que <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>n <strong>de</strong> hecho esos <strong>de</strong>rechos e intereses<br />
particulares gracias a un mandato constitucional que posibilita,<br />
por ejemplo, la justicia gratuita y el turno <strong>de</strong> oficio.<br />
Herramientas que garantizan que nadie se que<strong>de</strong> atrás y<br />
tenga siempre a alguien que se erija como su escudo cuando<br />
vienen mal dadas.<br />
Ni parece recordar que este colectivo está sometido a un<br />
código <strong>de</strong>ontológico férreo, autoimpuesto por la propia<br />
Abogacía, que da fe <strong>de</strong> la vocación <strong>de</strong> servicio y artífices <strong>de</strong> la<br />
paz social <strong>de</strong> los letrados.<br />
Pero también ha caído en el olvido que los periodistas y los<br />
medios <strong>de</strong> comunicación son los garantes <strong>de</strong> que se cumpla<br />
el <strong>de</strong>recho a estar informado. Y no <strong>de</strong> cualquier manera, sino<br />
<strong>de</strong> forma objetiva, veraz y dando voz a los silenciados mientras<br />
se <strong>de</strong>nuncia a los que buscan acallar al resto.<br />
Tal vez haya sido la soberbia que llevó a los medios a disfrutar<br />
con la <strong>de</strong>nominación <strong>de</strong> “cuarto po<strong>de</strong>r”, la que ha provocado<br />
su caída en unos tiempos remotos en los que un tuit<br />
facilón es más valorado y respetado que un reportaje que ha<br />
conllevado días <strong>de</strong> trabajo. Es posible. Y tampoco negaré<br />
problemas expuestos en estas páginas previamente sobre<br />
cómo la precariedad afecta a la labor <strong>de</strong> mi gremio y provoca<br />
que aumente ese <strong>de</strong>scrédito.<br />
Por supuesto que entre los abogados hay charlatanes y<br />
engañabobos. Como los hay entre los periodistas, que a<br />
veces vemos también incrédulos lo que son capaces <strong>de</strong><br />
hacer algunos compañeros. También los hay en el resto <strong>de</strong><br />
las profesiones. Porque el ser humano es así; tiene luces y<br />
sombras y en todos lados se cuecen habas.<br />
Ahora bien, también cabría preguntarse si a veces ese<br />
<strong>de</strong>scrédito no tiene a<strong>de</strong>más un componente <strong>de</strong> interés por<br />
parte <strong>de</strong> algunos. Cuando la sociedad duda <strong>de</strong> algo, es más<br />
fácil convencerla <strong>de</strong> cualquier cosa, por insólita que parezca.<br />
Aun así, creo, no es sólo cuestión <strong>de</strong> mirar hacia otro lado.<br />
Veo fundamental hacer un ejercicio <strong>de</strong> conciencia y que<br />
ambos, periodistas y abogados, analicemos con mirada<br />
crítica qué es lo que nos ha llevado a que nos cuelguen el<br />
sambenito <strong>de</strong> liantes. Y una vez hecho, luchar con todas<br />
nuestras fuerzas contra esos elementos anómalos que<br />
alteran la percepción <strong>de</strong> los que nos ro<strong>de</strong>an. Los que hacemos<br />
las cosas bien somos la inmensa mayoría y tenemos<br />
fuerza <strong>de</strong> sobra para poner en su sitio a los que sólo empañan<br />
la imagen <strong>de</strong> nuestros colectivos.<br />
En cualquier caso, queridos letrados, enhorabuena. Al<br />
menos <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la casa madre <strong>de</strong> nuestra lengua ya no tienen<br />
sobre uste<strong>de</strong>s el marchamo <strong>de</strong> enredadores. Un logro que<br />
no es menor y que es más que merecido y justo.<br />
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