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OPINIÓN<br />
ARTÍCULOS DE OPINIÓN<br />
José Muelas Cerezuela<br />
Colegiado 764 - ICA Cartagena<br />
REPRESENTANTES DE TEBEO<br />
Quizá no leí los libros a<strong>de</strong>cuados <strong>de</strong> niño, quizá no vi las<br />
películas correctas, quizá los héroes <strong>de</strong> mis tebeos jamás<br />
existieron en la vida real. A lo mejor todo aquello no era<br />
más que un engaño.<br />
Gracias a esos libros, a esas películas y a esos tebeos yo<br />
tuve la oportunidad <strong>de</strong> combatir en Cartagena con Don<br />
Blas, un españolazo <strong>de</strong> Pasajes que se había <strong>de</strong>jado medio<br />
cuerpo al servicio <strong>de</strong> su patria; también estuve en Trafalgar<br />
enrolado en el Bahama y allí vi cómo una bala <strong>de</strong> cañón le<br />
volaba la cabeza a nuestro capitán, un hombre que a<strong>de</strong>más<br />
<strong>de</strong> marino era científico y <strong>de</strong> los buenos: Don Dionisio<br />
Alcalá Galiano; vi también a Don Casto Mén<strong>de</strong>z Núñez<br />
aguantar a cuerpo limpio el bombar<strong>de</strong>o <strong>de</strong> El Callao<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>de</strong>cirle a americanos e ingleses que no le tocasen<br />
las narices o se vería obligado a echarlos a pique por la<br />
cosa <strong>de</strong> la honra…<br />
Los héroes <strong>de</strong> mis libros y tebeos eran tipos previsibles: Si<br />
la tropa pasaba hambre ellos pasaban hambre con la<br />
tropa; si el barco había <strong>de</strong> combatir ellos se plantaban en el<br />
puente en uniforme <strong>de</strong> gala y no colocaban a sus hombres<br />
en más peligro <strong>de</strong> aquel en que ellos mismos se colocaban;<br />
si, en fin, el barco se iba a pique, ellos eran los últimos en<br />
abandonarlo y eso siempre y cuando no les diese la petera<br />
<strong>de</strong> hundirse ellos con él.<br />
Lo que nunca vi ni leí es que esos hombres comiesen caviar<br />
mientras la tropa ayunaba, mandasen sus hombres a la<br />
muerte mientras ellos huían o agarrasen el primer bote<br />
salvavidas cuando el barco amenazaba con irse a pique.<br />
Esas acciones no eran propias <strong>de</strong> estos hombres, esas<br />
acciones las llevaban a cabo los villanos, los malvados, los<br />
infames y repugnantes sujetos que ilustraban todo aquello<br />
que los niños <strong>de</strong>bíamos odiar.<br />
Hoy, mientras trataba <strong>de</strong> dormir, pensaba en todos esos<br />
abogados y abogadas que, tras seis meses <strong>de</strong> huelga en la<br />
administración <strong>de</strong> justicia, se han acostado pensando en<br />
cómo pagarán mañana la hipoteca, cómo ingresarán su<br />
cuota colegial o el mordisco <strong>de</strong> la mutualidad, cómo aten<strong>de</strong>rán<br />
a cualquier imprevisto <strong>de</strong> sus hijos y, claro, me he<br />
acordado también <strong>de</strong> ella durmiendo plácidamente en el<br />
piso que todos le pagamos y viviendo <strong>de</strong> las dietas que<br />
todos le pagamos pero cuyo importe se niega a revelar.<br />
Hoy, mientras trataba <strong>de</strong> dormir, pensaba también en<br />
cómo los abogados y abogadas <strong>de</strong> España se han echado a<br />
la calle para protestar por las infames condiciones en que<br />
se presta el turno <strong>de</strong> oficio y cómo ella, dueña y señora<br />
según su criterio <strong>de</strong> los medios <strong>de</strong> comunicación que todos<br />
le pagamos, ha or<strong>de</strong>nado silenciar cualquier eco <strong>de</strong> estas<br />
protestas en los medios <strong>de</strong> comunicación <strong>de</strong> la abogacía,<br />
impidiéndoles informar sobre ninguna manifestación ni<br />
protesta en este punto y hurtando esa información a los<br />
letrados que aún confían en sus instituciones.<br />
Hoy, también, mientras trataba <strong>de</strong> dormir —ya se sabe que<br />
<strong>de</strong> noche los problemas vienen en fila— pensaba en esas<br />
pensiones miserables que les quedaban a abogados y<br />
abogadas tras cuarenta años cotizando en esa mutualidad<br />
que, cuando se colegiaron, era obligatoria para ellos. Tampoco<br />
aquí, nuestra ubicua «representante» que también<br />
ostenta cargos en la mutualidad, se ha hecho el más<br />
mínimo eco y tampoco —les aseguro que no es casualidad—<br />
ninguno <strong>de</strong> los miembros <strong>de</strong> ese gabinete <strong>de</strong> prensa<br />
<strong>de</strong>l Consejo que todos los abogados y abogadas <strong>de</strong> España<br />
pagamos para que nos informe y que ella maneja para que<br />
tan sólo sirva a labores <strong>de</strong> autoalabanza y onanismo institucional.<br />
Y mientras los representantes <strong>de</strong> los sindicatos se encierran<br />
en el ministerio para presionar por sus fines nuestra<br />
«representante» sigue con sus giras <strong>de</strong> recibir y repartir<br />
medallas y bisutería institucional, ajena al drama <strong>de</strong> <strong>de</strong>cenas<br />
<strong>de</strong> miles <strong>de</strong> abogados y abogadas que, tras seis meses<br />
<strong>de</strong> huelga, le están mirando muy <strong>de</strong> cerca las pupilas a la<br />
pobreza.<br />
Y siento, sí, que quizá no leí los libros a<strong>de</strong>cuados <strong>de</strong> niño,<br />
que quizá no vi las películas correctas, que quizá los héroes<br />
<strong>de</strong> mis tebeos jamás existieron en la vida real. Y que, a lo<br />
mejor, todo aquello no era más que un engaño.<br />
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