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JOSÉ VARELA ORTEGA - Prisa Revistas

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Ioan P. Couliano es un historiador de las<br />

religiones que escribió, junto con su<br />

maestro Mircea Eliade, un Diccionario<br />

de las religiones (terminado en 1989). Pero la<br />

introducción es toda de Couliano, y lleva el<br />

sugestivo título de “La religión como sistema”.<br />

La tesis que en ella defiende es la de<br />

que las religiones complejas (como la cristiana<br />

o la musulmana) son fractales, es decir,<br />

sistemas que se ramifican indefinidamente<br />

siguiendo determinadas reglas. De<br />

acuerdo con tal enfoque, las religiones no<br />

tienen historia, porque todas y cada una de<br />

sus numerosas variantes son sincrónicas, se<br />

construyen de una sola vez, aunque se hayan<br />

ido manifestando diacrónicamente, a lo<br />

largo del tiempo. Eso significa ni más ni<br />

menos que todas las iglesias, herejías o sectas,<br />

las infinitas ramas del fractal, estaban<br />

contenidas en el sistema desde el principio:<br />

una vez sentadas las condiciones de partida<br />

(los datos fundamentales, como en el cristianismo<br />

la Santísima Trinidad) se derivan<br />

(se deducen) unas de otras inevitablemente.<br />

Dicho de otro modo, antes o después<br />

tenía que haber un Arrio, un Nestorio o un<br />

Lutero en la religión cristiana, por la sencilla<br />

razón de que el nestorianismo, por ejemplo,<br />

es una de las ramas deducibles del fractal.<br />

Los nestorianos son cristianos que creen<br />

que Jesucristo era divino, y no humano, que<br />

es la otra posibilidad lógica de la dicotomía.<br />

Pero esta rama de los que creen que Jesucristo<br />

era divino se divide a su vez en dos: la<br />

de los que creen que no era solamente divino,<br />

sino también humano, y la opuesta de<br />

los que creen que era solamente divino (el<br />

docetismo). Pues bien, dentro de los que<br />

creen que Jesucristo era divino, pero no solamente<br />

divino, los nestorianos forman una<br />

derivación: la de los que creen que las naturalezas<br />

divina y humana estaban separadas;<br />

a los nestorianos se oponen los que creen<br />

que las dos naturalezas estaban juntas<br />

(y, a su vez, esas dos naturalezas podrían estar<br />

confundidas, como creen los ortodo-<br />

EL FRACTAL DE LA<br />

TEORÍA EVOLUTIVA<br />

JUAN LUIS ARSUAGA<br />

xos). En palabras de Couliano, “antes de<br />

que aparezca un Arrio, o un Nestorio, yo<br />

sé que habrá un Arrio o un Nestorio, porque<br />

las soluciones de éstos forman parte de un<br />

sistema, y es ese sistema el que piensa a<br />

Arrio, y el que piensa a Nestorio, en el momento<br />

mismo en que tanto Arrio como<br />

Nestorio creen a su vez pensar el sistema”.<br />

¿Por qué a un paleontólogo (que es un<br />

historiador de la vida y no un historiador de<br />

las religiones) se le ocurre hablar de Arrio y<br />

de Nestorio? Pues porque Couliano termina<br />

el párrafo diciendo: “Y lo que es válido para<br />

la cristología o la mariología lo es igualmente<br />

para cualquier otro sistema, incluidas la<br />

ciencia y la epistemología, e incluso el análisis<br />

sistémico de cada uno de esos sistemas”.<br />

Mientras yo leía este texto pensaba en la teoría<br />

evolutiva, con sus numerosas escuelas,<br />

sus crisis y sus avatares a lo largo del tiempo,<br />

sus ortodoxias y sus “herejías”, y me preguntaba:<br />

¿estará el último de los “profetas”<br />

de la teoría evolutiva, el paleontólogo Stephen<br />

Jay Gould, también él contenido en el<br />

fractal de la teoría desde el principio, desde<br />

que Darwin publicara El origen de las especies<br />

en 1859? Es decir, cuando Gould planteó en<br />

1972 (junto con Niles Eldredge) el modelo<br />

del “equilibrio puntuado” como algo nuevo<br />

y revolucionario en el campo de la teoría<br />

evolutiva, ¿no estaría en realidad siendo a<br />

su vez “pensado” por el sistema, la propia teoría<br />

evolutiva? ¿No sería él tan sólo una rama<br />

más del fractal? ¿Lo que pasó en 1972,<br />

no estaría en verdad “ocurriendo” en 1859?<br />

La respuesta a estos interrogantes la dio el<br />

propio Gould en 1977, en un artículo titulado<br />

‘Las eternas metáforas de la paleontología’<br />

(contenido en el libro Patterns of Evolution,<br />

editado por A. Hallam). Y lo sorprendente<br />

es que Gould fue aún más lejos<br />

que mis preguntas. Para Gould, los paleontólogos,<br />

desde que existe esta disciplina y<br />

también en el futuro, por los siglos de los siglos,<br />

hemos visto y veremos la historia de la<br />

vida de ocho modos distintos, que resultan<br />

de todas las combinaciones posibles de tres<br />

variables, cada una de ellas con dos alternativas.<br />

Quizá haga falta aclarar que cuando<br />

nace la paleontología moderna con Cuvier<br />

a principios del siglo XIX (y por tanto antes<br />

del evolucionismo) ya se sabe que la biosfera<br />

ha cambiado a lo largo del tiempo, o sea,<br />

que la vida tiene una historia.<br />

Las variables a las que he aludido antes<br />

son: dirección de cambio, modo de cambio<br />

y ritmo de cambio (“tempo”). Respecto de la<br />

primera variable, se puede pensar: a) que<br />

la historia de la vida no muestra direcciones<br />

preferentes (perspectiva que llamaré “no direccionalista”),<br />

o b) que la historia de la vida<br />

muestra direcciones marcadas (“direccionalismo”),<br />

como, por ejemplo, hacia un aumento<br />

de la complejidad de los organismos<br />

(“progresionismo”) o hacia un aumento de la<br />

diversidad en la biosfera, por poner las dos<br />

tendencias más citadas.<br />

Respecto del modo de cambio, las dos<br />

alternativas son: a) el cambio se debe a la acción<br />

del ambiente (actitud que llamaré “ambientalista”),<br />

y b) el cambio obedece a factores<br />

internos de los organismos (“internalismo”).<br />

Finalmente, hay dos ritmos posibles de<br />

cambio: a) el cambio, cuando se produce, es<br />

muy rápido, tanto que incluso puede llegar<br />

a ser a saltos, lo que da a la historia de la vida<br />

un carácter episódico, discontinuo (perspectiva<br />

que, siguiendo a Gould, nombraré<br />

como “puntuacionista”), y b) el cambio es<br />

lento y continuo (“gradualismo”).<br />

Las ocho posibles visiones de la historia<br />

de la vida, que representan combinaciones de<br />

las tres variables, cada una con sus dos opciones,<br />

son: perspectiva no direccionalista,<br />

ambientalista y puntuacionista; perspectiva<br />

no direccionalista, ambientalista y gradualista;<br />

perspectiva no direccionalista, internalista<br />

y puntuacionista; perspectiva no<br />

direccionalista, internalista y gradualista;<br />

perspectiva direccionalista, ambientalista y<br />

puntuacionista; perspectiva direccionalista,<br />

4 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA n Nº 110

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