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JOSÉ VARELA ORTEGA - Prisa Revistas

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SOBRE ‘AMICUS CURIAE’ Y EPISTEMOLOGÍA LIBERTARIA<br />

be, por ejemplo, que uno de los<br />

fundamentos de la mecánica<br />

cuántica consiste en la imposibilidad<br />

de asignar simultáneamente<br />

valores con precisión ilimitada<br />

a ciertos pares de variables<br />

dinámicas, que en la jerga<br />

técnica se llaman canónicas conjugadas.<br />

Es lo que se conoce como<br />

relaciones de incertidumbre<br />

de Heisenberg, que están íntimamente<br />

relacionadas con cierta<br />

clase de probabilidades que<br />

aparecen en los fundamentos de<br />

esta teoría. Confundir una variable<br />

como es el momento de<br />

una partícula con un parámetro<br />

como es su carga es un error técnico<br />

que, por evidente, resulta<br />

divertido, y que es indicativo del<br />

grado de despiste o ignorancia<br />

de quien lo comete; mas insistir<br />

en el desliz sin reconocerlo, justificándolo<br />

como licencia estética<br />

para no repetir en sucesivas<br />

ocasiones la palabra momento<br />

15 , es confundir la ontología<br />

natural con la crítica literaria y<br />

demostrar el desprecio de un diletante<br />

por el valor y significado<br />

de los conceptos e ideas científicas.<br />

¿Se imaginan un libro de recetas<br />

para cocinar donde, para<br />

evitar repeticiones de la palabra<br />

sal, se sustituyese ésta ad libitum<br />

por sartén, frigorífico o fogón,<br />

simplemente porque todas<br />

esas cosas están en la cocina?<br />

Las leyes de la naturaleza y<br />

las leyes de la ciencia<br />

La existencia y características de<br />

las leyes de la naturaleza y su relación<br />

con las leyes de la ciencia<br />

es un asunto fundamental, muy<br />

complejo y complicado, de la filosofía<br />

de este saber. Básicamente<br />

se puede resumir así: asu-<br />

15 Espontaneidad y complejidad,<br />

pág. 31, nota 26. Escohotado sigue empecinado<br />

en no utilizar el término correcto,<br />

el momento, anunciando que en<br />

las próximas ediciones se sustituirá “carga”<br />

por “energía”. Acierta relativamente,<br />

pues la energía es función del momento.<br />

Pero se deja en el tintero, por ignorancia<br />

o por testarudez, que es el tiempo y no la<br />

posición lo que debería aparecer en la relación<br />

de incertidumbre junto con la<br />

energía. El sentido físico de la indeterminación<br />

tiempo-energía es de enorme riqueza,<br />

base de los sucesos que incluyen a<br />

las llamadas partículas virtuales.<br />

miendo que las leyes científicas<br />

–su existencia no puede ponerse<br />

en cuestión– sean, salvo alguna<br />

u otra excepción, aproximadas<br />

y de limitado ámbito de aplicación,<br />

¿hay otro tipo de leyes, sin<br />

duda más complejas, que son<br />

exactas y que representan la verdad<br />

sobre la naturaleza? Y, caso<br />

de existir, ¿cuál es su relación<br />

con las leyes de la ciencia?<br />

Cuando, por ejemplo, generaciones<br />

de filósofos han meditado<br />

–y siguen meditando– sobre<br />

si el determinismo físico es incompatible<br />

con el libre albedrío,<br />

sus reflexiones se centraban, y<br />

se centran, en el segundo tipo<br />

de leyes, las leyes de la propia<br />

naturaleza.<br />

La postura que Escohotado<br />

atribuye a lo que él denomina<br />

científico clásico –que parece incluir<br />

a la gran mayoría de la comunidad<br />

científica que no está<br />

inmersa en la ciencia del caos y<br />

disciplinas anejas– es la de un<br />

cientificismo extremo y trasnochado:<br />

las leyes de la ciencia son<br />

las leyes de la naturaleza, cuando<br />

no, impuestas a la naturaleza y<br />

de obligado cumplimiento (no<br />

queda clara en Caos y orden ni en<br />

Espontaneidad y complejidad la<br />

relación entre ambos tipos de leyes;<br />

es más, parece que la naturaleza<br />

no tiene leyes, o son muy<br />

laxas). Esto no tiene mucho sentido,<br />

ni siquiera en el figurado,<br />

pues me cuesta trabajo creer que<br />

alguien piense que cuando en<br />

una publicación científica, técnica<br />

o de divulgación, nos topamos<br />

con una aseveración como<br />

“tal o cual proceso o reacción está<br />

prohibida por la ley de la conservación<br />

de la energía…” se debe<br />

entender esta prohibición de<br />

la misma manera que cuando se<br />

lee un decreto-ley en el BOE o<br />

una ordenanza militar 16 . La forma<br />

en que se tratan las leyes de<br />

la naturaleza en Caos y orden es<br />

16 Valga esta frase como ejemplo:<br />

“Cuando el cambio se encomienda a algún<br />

orden restringido o cerrado –desde la<br />

instrucción militar o monacal a supuestas<br />

‘leyes de la naturaleza’– el caos sigue allí,<br />

informando cada elemento y cada práctica,<br />

mientras el verdadero cambio –el<br />

que afecta a nuestra perspectiva– queda<br />

siempre postergado a un mañana remoto”<br />

un ejemplo de ambigüedad que<br />

mezcla cuestiones ontológicas (la<br />

existencia de esas leyes y sus características<br />

fundamentales) con<br />

epistemológicas (cómo se llegan<br />

a formular las leyes de la ciencia a<br />

partir de las informaciones que<br />

obtenemos sobre las leyes de la<br />

naturaleza y qué representan en<br />

relación con ellas) sin que se<br />

pueda entender claramente de<br />

qué se está hablando en cada<br />

momento. Así, por ejemplo,<br />

cuando se nos dice que “[…]<br />

hay algo más, expresable en el<br />

hecho de que ningún objeto real<br />

acaba de obedecer: cuanto más<br />

atendemos a sus pormenores<br />

menos inerte se muestra” 17 , o<br />

que “tras milenios (sic) de ser<br />

usadas para descubrir leyes que<br />

gobiernan sobre una naturaleza<br />

fundamentalmente pasiva, las<br />

matemáticas descubren los atractores<br />

o focos activos internos de<br />

cada sistema físico” 18 , no sabemos<br />

si es que, en realidad, no<br />

hay tales leyes de la naturaleza, o<br />

ahora resulta que se han convertido<br />

en atractores, o que las leyes<br />

de la ciencia son tan inútiles que<br />

la naturaleza prescinde olímpicamente<br />

de ellas.<br />

La cuestión de si existen y en<br />

qué consisten las leyes de la na-<br />

(Espontaneidad y complejidad, págs. 35 y<br />

36). También me ha llamado la atención<br />

lo del “constructo mandobediente newtoniano”,<br />

que figura en varios lugares,<br />

tanto del libro como de la réplica de Escohotado.<br />

17 Escohotado, Antonio: Caos y orden,<br />

pág. 28. A renglón seguido nos pone<br />

el ejemplo de un balón de verdad. Esta<br />

frase, tomada como metáfora de lo difícil<br />

que es calcular la trayectoria de un balón<br />

real, puede resultar acertada; pero Escohotado<br />

dedica las 100 páginas siguientes<br />

a explicarnos por qué él está convencido<br />

de que es verdad que el balón no obedece.<br />

Me parece que muchos entrenadores de<br />

fútbol, hartos de cosechar derrotas, se sentirán<br />

tentados de estar de acuerdo con<br />

nuestro autor cada vez que alguno de sus<br />

jugadores dispare a puerta y el balón se<br />

pierda por las gradas.<br />

18 Difícilmente puede ser el atractor<br />

–caso de existir, ya que no ocurre en cada<br />

sistema físico– un foco activo interno, ya<br />

que se trata de un concepto matemático<br />

definido en el espacio de fases, que además<br />

es geométricamente cerrado, acotado e invariante<br />

y que constituye una especie de límite<br />

estático de las trayectorias en dicho<br />

espacio de fases cuando el tiempo crece indefinidamente.<br />

Lo de milenios, supongo<br />

que es un lapsus de fin de milenio.<br />

turaleza o si, por el contrario, el<br />

orden y las regularidades que<br />

observamos a nuestro alrededor<br />

son fruto de una coincidencia<br />

cósmica accidental, es uno de los<br />

problemas fundamentales de la<br />

filosofía de la ciencia. Y la relación<br />

entre estas leyes de la naturaleza<br />

y las de la ciencia es uno<br />

de los fundamentos principales<br />

en que se apoyan las distintas<br />

opciones epistemológicas. Sin<br />

embargo, y pese a que para Escohotado<br />

Caos y orden “más que<br />

un ensayo es un panfleto epistemológico”<br />

19 , poco o nada se dice<br />

en dicho libro sobre epistemología.<br />

Prácticamente el único<br />

aspecto epistémico es una continua<br />

y obsesiva devaluación de<br />

la predecibilidad (la capacidad<br />

de cuantificar magnitudes para<br />

compararlas con los datos experimentales),<br />

como uno de los<br />

criterios más poderosos y sólidos<br />

de demarcación de ciertas<br />

ciencias, y para valorar la probabilidad<br />

de verdad (su concordancia<br />

con las leyes de la naturaleza)<br />

de una teoría científica.<br />

Al hilo de esto, y ante la crítica<br />

que le hicimos Fernández-Rañada<br />

y yo, Escohotado responde<br />

con este críptico comentario:<br />

“Respeto tanto como mis dos<br />

inquisidores ‘los aspectos cuantitativos<br />

y experimentales de la<br />

ciencia’. Pero distingo el respeto<br />

de la sumisión, y más aún de<br />

maniobras tendentes a producir<br />

ese ánimo abyecto en algún incauto”<br />

20 . No me consta que sea<br />

frecuente que los profesionales<br />

de la ciencia actual realicen maniobras<br />

para producir en los incautos<br />

la sumisión abyecta a los<br />

datos y experimentos que constituyen<br />

el pan suyo de cada<br />

día 21 . Y, aún siendo ése el caso<br />

de algunos científicos corruptos<br />

19 Escohotado, Antonio: Espontaneidad<br />

y complejidad, pág. 35.<br />

20 Ibíd., pág. 31.<br />

21 En la ciencia, como en toda actividad<br />

humana, hay buenos y malos, tontos<br />

y listos, honrados y sinvergüenzas… Pero<br />

no conozco ninguna otra tarea humana<br />

donde haya tanta crítica, tantos controles,<br />

tanta transparencia y tanta duda sistemática<br />

e inquisitiva. No es, desde luego, un<br />

buen caldo de cultivo para los caraduras<br />

ni los fraudulentos.<br />

70 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA n Nº 110

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