JOSÉ VARELA ORTEGA - Prisa Revistas
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Raúl Guerra Garrido<br />
Lectura insólita de ‘El capital’<br />
Ediciones Destino, Barcelona, 1976<br />
La carta<br />
Espasa Calpe, Madrid, 1990<br />
einticinco años después<br />
de haber obtenido en<br />
1976 el Premio Nadal,<br />
esta séptima edición de la novela<br />
de Raúl Guerra Garrido (R.<br />
G. G.) conmemora en las librerías<br />
españolas ese aniversario bibliográfico.<br />
Abstracción hecha<br />
de sus dimensiones estrictamente<br />
literarias, merecidamente valoradas<br />
por críticos e historiadores<br />
de la narrativa española<br />
contemporánea, Lectura insólita<br />
de ‘El capital’ (LIC) fue la primera<br />
obra de ficción en la que<br />
figuran de manera a la vez significativa<br />
y verídica militantes<br />
de ETA, tratados como elementos<br />
centrales de la trama y reconocibles<br />
como transposiciones<br />
fabuladas de la crónica histórica.<br />
Casi tres lustros después de recibir<br />
el premio, R. G. G. regresaría<br />
al mundo del terrorismo con<br />
otra novela, La carta (LC) 1 V<br />
.<br />
Esta recesión no es un artículo<br />
de crítica literaria ni de sociología<br />
de la novela, ni menos<br />
aún un intento de reducir la escritura<br />
de un relato a sus contenidos<br />
anecdóticos o ejemplarizantes.<br />
Trata sólo de comparar<br />
los elementos de continuidad y<br />
discontinuidad –reflejados en<br />
ambas novelas– entre la ETA de<br />
la dictadura y la ETA que continuó<br />
secuestrando y asesinando<br />
después de la muerte de Franco<br />
y de la aprobación de la Constitución<br />
de 1978 y del Estatuto<br />
de Guernika de 1979. Aunque<br />
la datación no sea explícita, la<br />
acción en tiempo presente de<br />
LIC se desarrolla durante los<br />
años finales del franquismo; y<br />
LC, en plena normalidad democrática,<br />
con Felipe González como<br />
presidente del Gobierno.<br />
Las semejanzas entre ambas etapas<br />
son obvias: antes y después<br />
del fallecimiento de Franco,<br />
ETA se ha definido como una<br />
organización a la vez nacionalista<br />
y socialista, dice defender<br />
al tiempo al País Vasco y a la libertad<br />
(Euskadi ta Askatasuna),<br />
y se arroga el derecho a matar o<br />
a secuestrar a los adversarios sin<br />
otro límite que su omnímoda<br />
voluntad como vanguardia revolucionaria.<br />
La perspectiva<br />
ofrecida por el paso del tiempo<br />
(los 33 años transcurridos desde<br />
los primeros asesinatos de ETA<br />
perpetrados en 1968) carga de<br />
razón los juicios morales que<br />
consideran igualmente reprobables<br />
los crímenes cometidos antes<br />
y después de 1975. Sin embargo,<br />
tampoco faltan las diferencias<br />
ético-políticas a uno y<br />
otro lado de esa frontera temporal,<br />
rastreables indirectamente<br />
mediante el cotejo de los dos<br />
libros de R. G. G.<br />
LIC y LC son una lectura altamente<br />
recomendable para<br />
quienes no conozcan de primera<br />
mano la situación actual del<br />
País Vasco y tiendan a creer que<br />
el deterioro de la convivencia civilizada<br />
en su seno no es tan grave<br />
como denuncian las víctimas.<br />
Ambas novelas tienen como<br />
trasfondo una rica, documentada<br />
y veraz información sobre el<br />
pesado clima de crímenes, atentados,<br />
amenazas y chantajes que<br />
NARRATIVA<br />
DE ‘NOVECENTO’ A ‘EL PADRINO’<br />
El mundo de ETA a través de dos novelas<br />
1 Las ediciones utilizadas para las referencias<br />
a las páginas de las novelas dentro<br />
de los paréntesis son la edición de bolsillo<br />
de 1981 de LIC y la edición de bolsillo<br />
de LC de 1999.<br />
JAVIER PRADERA<br />
envuelve todavía hoy a los ciudadanos<br />
de una parte de la<br />
Unión Europea, titulares teóricos<br />
de los derechos y libertades<br />
propios de un Estado de derecho<br />
y dotados de las instituciones<br />
de autogobierno más amplias<br />
y eficaces de todo el continente.<br />
No es imprescindible<br />
recibir una carta de ETA exigiendo<br />
el chantaje mafioso burlonamente<br />
llamado impuesto revolucionario<br />
(como les ha ocurrido<br />
a tantos empresarios y<br />
profesionales apolíticos desde los<br />
años setenta), ni sufrir en propia<br />
carne los efectos de la kale borroka<br />
(como le sucedió a la madre<br />
del diputado del PNV Anasagasti<br />
mientras viajaba en un<br />
autobús donostiarra, en el verano<br />
del año 2000), para llegar a<br />
la conclusión de que –contra lo<br />
que ha venido afirmando el Gobierno<br />
de Vitoria– el País Vasco<br />
no es precisamente el lugar más<br />
seguro con que se pueda soñar<br />
para vivir en España.<br />
1. La historia de un ferrón<br />
Lejos de servir de telón de fondo<br />
dramático o costumbrista al relato,<br />
la presencia de ETA se inserta<br />
en el corazón mismo de la<br />
trama de LIC: el secuestro de<br />
José María Lizarraga (un industrial<br />
siderúrgico sesentón con los<br />
primeros ocho apellidos euskaldunes),<br />
por cuya libertad los raptores<br />
(disfrazados bajo una segunda<br />
marca de la organización<br />
terrorista) exigen 50 millones de<br />
pesetas y la aceptación de la plataforma<br />
reivindicativa de los trabajadores<br />
de la factoría número<br />
dos de Eibain, en huelga general<br />
a raíz de un trágico accidente laboral.<br />
La narración se articula según<br />
dos ejes diferentes: de un<br />
lado, el arranque, el desarrollo y<br />
el final del secuestro es narrado<br />
en tercera persona desde la perspectiva<br />
omnipresente del novelista,<br />
dueño también del flujo<br />
de conciencia del secuestrado; de<br />
otro, un amplio coro de testigos<br />
cuenta en primera persona a un<br />
forastero, en funciones de investigador,<br />
sus recuerdos. opiniones<br />
y juicios sobre el secuestrado.<br />
La esposa y los dos hermanos<br />
de Lizarraga, el erudito<br />
local (autor de una Breve historia<br />
de Eibain), el alcalde franquista,<br />
el comisario de policía, el director<br />
del banco, el maestro, un dirigente<br />
en el exilio del PNV, trabajadores<br />
en huelga, un activista<br />
de ETA, la viuda y el hijo de<br />
su mejor amigo ya fallecido, curas<br />
y monjas, amigos de la sociedad<br />
gastronómica, empleados<br />
reticentes o de confianza, comerciantes<br />
y vecinos contribuyen<br />
a reconstruir la biografía de<br />
un personaje típico (utilizando<br />
libremente la terminología de<br />
Max Weber y Lukacs) de la sociedad<br />
guipuzcoana. Si la vida<br />
de Lizarraga sólo se entiende en<br />
su contexto social, la historia<br />
empresarial y la historia del movimiento<br />
obrero en el País Vasco<br />
son las dos caras de una misma<br />
moneda, pese a que los cultivadores<br />
de la primera especialidad<br />
disciplinaria –actualmente de<br />
moda– tiendan a devolver la tarjeta<br />
de visita de la unilateralidad<br />
metodológica a la historiografía<br />
social de inspiración marxista<br />
–dominante durante mucho<br />
años– con el propósito de poner<br />
exclusivamente el acento en la<br />
figura de los emprendedores.<br />
La rememoración colectiva<br />
saca a la luz diferentes etapas de<br />
la existencia de Lizarraga, desde<br />
su primera niñez en Argentina<br />
54 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA n Nº 110