Narración, descripción e instructivos - Educ.ar
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Pero en una n<strong>ar</strong>ración no todos los hechos tienen la misma importancia. ¿Recuerda<br />
la última película que vio? ¿Cuánto duró? Tal vez hora y media o dos,<br />
pero si alguien le pide que le cuente la película usted seguramente podrá hacerlo<br />
en unos minutos. ¿Por qué? Porque usted elige de todos los hechos sólo<br />
aquellos que le p<strong>ar</strong>ecieron importantes, toma los hechos centrales y desc<strong>ar</strong>ta<br />
otros que no son esenciales.<br />
Esto es porque en todo relato hay hechos que son decisivos porque hacen<br />
avanz<strong>ar</strong> la acción, son hechos centrales que no podemos elimin<strong>ar</strong> ya que si lo<br />
hiciéramos el relato dej<strong>ar</strong>ía de ser el que es.<br />
Estos hechos centrales se denominan núcleos o secuencias n<strong>ar</strong>rativas y pueden<br />
nombr<strong>ar</strong>se con un sustantivo o con una frase que tenga como núcleo un sustantivo.<br />
La secuencias o núcleos n<strong>ar</strong>rativos del texto anterior serían éstas:<br />
• intento de asalto a un taxista-policía<br />
• lucha con los asaltantes<br />
• detención de uno de ellos<br />
• internación del policía herido.<br />
El cuento que presentamos a continuación es de un escritor <strong>ar</strong>gentino que seguramente<br />
usted conoce: Jorge Luis Borges. Le sugerimos que indague acerca del<br />
autor y su obra y en ocasión de un encuentro tutorial comente lo leído con sus<br />
compañeros y su docente, quien, seguramente, podrá recomend<strong>ar</strong>le algún otro<br />
texto del mismo autor p<strong>ar</strong>a disfrut<strong>ar</strong> de la lectura, como ahora con este cuento:<br />
El cautivo<br />
En Junín o Tapalqué refieren la historia. Un chico desap<strong>ar</strong>eció después<br />
de un malón; se dijo que lo habían robado los indios. Los padres<br />
lo busc<strong>ar</strong>on inútilmente; al cabo de los años, un soldado que venía de<br />
tierra adentro les habló de un indio de ojos celestes que bien podía ser<br />
su hijo. Dieron al fin con él (la crónica ha perdido las circunstancias y<br />
no quiero invent<strong>ar</strong> lo que no sé) y creyeron reconocerlo. El hombre,<br />
trabajado por el desierto y por la vida bárb<strong>ar</strong>a, ya no sabía oír las palabras<br />
de su lengua natal, pero se dejó conducir, indiferente y dócil,<br />
hasta la casa. Allí se detuvo, tal vez porque los otros se detuvieron. Miró la<br />
puerta como sin entenderla. De pronto, bajó la cabeza, gritó, atravesó corriendo<br />
el zaguán y los dos l<strong>ar</strong>gos patios y se metió en la cocina. Sin vacil<strong>ar</strong>, hundió<br />
el brazo en la ennegrecida campana y sacó el cuchillito de mango de asta que<br />
había escondido ahí cuando chico. Los ojos le brill<strong>ar</strong>on de alegría y los padres<br />
llor<strong>ar</strong>on porque habían encontrado a su hijo.<br />
UNIDAD 3 | La trama de los textos | 71<br />
[...]<br />
© Borges, Jorge Luis,<br />
El hacedor<br />
Buenos Aires,<br />
Editorial Emecé, 1974.<br />
Jorge Luis Borges