Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal
Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal
Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
anduvo muy corrido, y <strong>de</strong> manera enfermo, que fue menester <strong>de</strong> veras valerse <strong>de</strong> las pasas y<br />
almendras para no morirse, y ellos anduvieron escondidos y ausentes. Yo me sangré en<br />
salud, refiriéndole el cuento al Con<strong>de</strong>, que le solemnizó mucho con su buen gusto, y tomó a<br />
su cargo las amista<strong>de</strong>s, contando lo pasado a cuantos entraban en su casa. Sosegose el<br />
negocio con la autoridad <strong>de</strong> un tan gran príncipe, aunque ellos anduvieron hartos días<br />
inquietos: porque el hombrecito se quejó a todo el mundo, y a quien podía castigar la burla.<br />
Yo los cogí cuando hubo oportunidad, y les dí a enten<strong>de</strong>r con la verdad, cuánto importa no<br />
hacer mal, tanto en burlas como en veras, que <strong>de</strong> haberle dado la vaya sobre su ruin talle y<br />
cuerpo, vino a buscar tan pesado remedio, que nadie quiere oír faltas, y por más que se<br />
hagan sufridores y finjan risa, no hay a quien no le pese en el alma oír mal <strong>de</strong> sí propio: y<br />
tanto más, cuanto más parece verdad lo que se dice: que aun cuando no lo es ni lo parece,<br />
se le abrasa el corazón a quien se dice, ora sea por dar pesadumbre, o sea por chisme, <strong>de</strong><br />
que era tan enemigo este príncipe, que en trayéndole alguna novedad <strong>de</strong> palacio, llamaba a<br />
aquel <strong>de</strong> quien se <strong>de</strong>cía, y <strong><strong>de</strong>l</strong>ante <strong><strong>de</strong>l</strong> parlero se lo reprehendía: si se encogía <strong>de</strong> hombros el<br />
otro negándole, <strong>de</strong>cía el Con<strong>de</strong>: Pues veis aquí a fulano que me lo dijo: y así andaban todos<br />
ajustados con la lengua y con el Con<strong>de</strong>.<br />
Descanso XXIV<br />
Y porque no habrá otra ocasión en que contarlo, digo que era Príncipe tan enemigo <strong>de</strong><br />
chismes y parlerías, que en presencia mía vino cierto congraciador a <strong>de</strong>cirle, que estaba<br />
tratando mal <strong>de</strong> su persona un hidalgo <strong>de</strong> Valladolid: y encareciendo mucho esta insolencia,<br />
le preguntó el Con<strong>de</strong>: ¿Y vos qué hicisteis? Yo, dijo el buen hombre, vine luego a avisar a<br />
V. Excelencia, porque al pie <strong>de</strong> la obra le enviase el castigo que merecen ofensas hechas a<br />
tan gran<strong>de</strong> señor. Vos tenéis razón, dijo el Con<strong>de</strong>; ola, dadle a este gentilhombre una<br />
libranza <strong>de</strong> media docena <strong>de</strong> palos muy bien dados. Pues a mí, ¿por qué? dijo el buen<br />
hombre. No son para vos, respondió el Con<strong>de</strong>, sino para que los llevéis al que dijo mal <strong>de</strong><br />
mí: porque como me trujisteis lo que yo no sabia, le llevéis a él lo que no sabe. Y dijo a un<br />
paje: Bermú<strong>de</strong>z, corre y dí a fulano, que cuando hubiere <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir mal <strong>de</strong> mí, no sea <strong><strong>de</strong>l</strong>ante<br />
<strong>de</strong> tan ruin gente que me lo venga a <strong>de</strong>cir luego, y que para castigo suyo basta que sepa él<br />
que yo lo sé. Ambos quedaron muy bien pagados, como merecían, que aunque no se dió la<br />
libranza, quedó el pobre espantado <strong>de</strong> la merced. El ermitaño a todo comenzó a dar<br />
cabezadas y bostezar muy a menudo, como hombre que está <strong>de</strong> mala gana en locutorio <strong>de</strong><br />
monjas, porque <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la comida todo había sido hablar al son <strong>de</strong> las canales, que<br />
aunque pocas, con el ruido y fuerza <strong><strong>de</strong>l</strong> aire, hacían su figura <strong>de</strong> manera, que se echó <strong>de</strong> ver<br />
que había música para toda la noche. Cenamos lo que tenía el buen hombre, que por poco<br />
que fue, ayudó para reposar y darle al sueño bastante lugar, no solamente para hacer la<br />
digestión, pero para soñar disparates, conforme a lo que se había cenado, y al tiempo<br />
borrascoso que hacia, que realmente, aunque más an<strong>de</strong>n <strong>de</strong>svaneciéndose y buscando<br />
interpretaciones <strong>de</strong> los sueños algunos amigos <strong>de</strong> adivinación, ellos andan conforme a los<br />
tiempos y a los mantenimientos, y obe<strong>de</strong>ciendo al humor predominante, que es lo más<br />
ordinario; es gran<strong>de</strong> ignorancia ponerse a interpretar lo que proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> humores calientes o<br />
fríos, húmedos o secos. Y si alguna cosa sucediere, que sea verdad en los sueños, o sera<br />
acaso o representación <strong>de</strong> Angeles buenos o malos; y no hay para que divertirnos en probar<br />
la verdad <strong>de</strong> esto, que tan manifiesta y clara la conocemos.