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Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal

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<strong>de</strong>ben con suma frecuencia a los robos que practican sobre las literaturas extranjeras. La<br />

primera <strong>de</strong> estas <strong>de</strong>nuncias se hizo en la misma Francia, por uno <strong>de</strong> los hombres <strong>de</strong> más<br />

verda<strong>de</strong>ro mérito propio que aquel país ha producido: por el mismo Mr. Voltaire, el cual<br />

<strong>de</strong>scribiendo el siglo <strong>de</strong> Luis XIV, al llegar a la figura, poco noble por sus escritos <strong>de</strong> Mr.<br />

Le Sage, y al referirse a su novela <strong><strong>de</strong>l</strong> Gil Blas, que por aquel tiempo alborotaba a la<br />

opinión <strong>de</strong>ntro y fuera <strong>de</strong> su país, <strong>de</strong>cía textualmente:-«il est entiérement pris du roman<br />

espagnol intitulé LA VIDAD DEL ESCUDIERO DOM MARCOS D' OBREGO.»<br />

Cuidaron los franceses, solícitos guardadores <strong><strong>de</strong>l</strong> honor patrio, <strong>de</strong> tener velada esta<br />

acusación <strong>de</strong> Voltaire la cual no <strong>de</strong>muestra ciertamente la ligereza que le han atribuido<br />

<strong>de</strong>spués en su juicio los escritores que por <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>r el prestigio <strong>de</strong> la literatura nacional se<br />

han puesto <strong><strong>de</strong>l</strong> lado <strong><strong>de</strong>l</strong> plagiario, sino por el contrario, que aunque Voltaire no se había<br />

<strong>de</strong>tenido en hacer un prolijo cotejo capítulo por capítulo entre la obra <strong>de</strong> ESPINEL, y la <strong>de</strong><br />

LE SAGE, ni una ni otra le eran <strong>de</strong>sconocidas, aun que guardaba bien frescas y puntuales<br />

reminiscencias <strong>de</strong> las dos.<br />

En 1787 apareció en Madrid bajo el pseudónimo <strong>de</strong> D. Joaquín Fe<strong>de</strong>rico Is~salps<br />

anagrama <strong><strong>de</strong>l</strong> nombre <strong><strong>de</strong>l</strong> P. Jesuita José Francisco <strong>de</strong> Isla, una traducción española <strong>de</strong> la<br />

obra <strong>de</strong> Le Sage, que ya había recorrido el mundo, hallando por todas partes aplausos e<br />

imitadores, con el título <strong>de</strong> Aventuras <strong>de</strong> Gil Blas <strong>de</strong> Santillana, robadas a España, y<br />

adoptadas en Francia por Mr. Le Sige: restituidas a su Patria y a su lengua nativa por un<br />

español celoso que no sufre se burlen <strong>de</strong> su nación. En su Conversación preliminar el P. Isla<br />

no atribuía a ESPINEL la paternidad <strong>de</strong> la obra; pero sostenía que había sido sacada <strong>de</strong><br />

original español. Por último, sin tener conocimiento <strong>de</strong> las obras, ni mucho menos <strong>de</strong> los<br />

juicios <strong>de</strong> Voltaire, el diligente vicario <strong>de</strong> Ronda, secretario que había sido <strong><strong>de</strong>l</strong> obispo <strong>de</strong><br />

Málaga, D. Jacinto José <strong>de</strong> Cabrera y Rivas, hombre frenéticamente entusiasta <strong><strong>de</strong>l</strong> autor <strong>de</strong><br />

<strong>Marcos</strong> <strong>de</strong> <strong>Obregón</strong>, mantuvo <strong>de</strong> 1793 hasta 1819 frecuente trato literario con Don José<br />

Lopez <strong>de</strong> la Torre Ayllon y Gallo, con el que sostenía que el autor verda<strong>de</strong>ro <strong><strong>de</strong>l</strong> Gil Blas<br />

era VICENTE ESPINEL, en corroboración <strong>de</strong> lo cual le trasladaba repetidos pasajes <strong>de</strong><br />

aquella obra y su correspon<strong>de</strong>ncia idéntica con otros <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>Marcos</strong> <strong>de</strong> <strong>Obregón</strong>, para que se<br />

viera la verdad <strong>de</strong> lo que aseveraba. No había <strong>de</strong>jado <strong>de</strong> causar impresión por Europa las<br />

indicaciones <strong><strong>de</strong>l</strong> P. Isla a las que se unieron otros trabajos publicados en París por el<br />

escritor español don Juan Antonio Llorente. Entonces a titulo <strong>de</strong> abogado <strong>de</strong>fensor <strong>de</strong> la<br />

nación francesa, como él mismo se <strong>de</strong>cía, salió a la palestra el con<strong>de</strong> Francisco <strong>de</strong><br />

Neufchateau, miembro <strong><strong>de</strong>l</strong> instituto <strong>de</strong> Francia y, Ministro <strong><strong>de</strong>l</strong> Interior que había sido, ante<br />

cuyo adversario elevando Llorente nuevas Observaciones críticas al seno <strong>de</strong> la misma<br />

Aca<strong>de</strong>mia francesa, generalizó la erudita discusión, logrando tomaran parte en ella los<br />

literatos <strong>de</strong> todas las naciones. En esta cuestión, aunque literaria, <strong><strong>de</strong>l</strong> mismo modo que en<br />

todas cuantas afectan a España, harto visiblemente se han dibujado en el campo <strong>de</strong> la<br />

contienda las simpatías históricas y tradicionales. Quiso hacer la crítica británica alianza<br />

con la <strong>de</strong> Francia, y Walter Scott, hallándose en la cima d e su crédito, <strong>de</strong>claró sin examen,<br />

que Le Sage era un escritor completamente original; M. Everet norte-americano aspiró a<br />

poner la cuestión en la balanza <strong>de</strong> la justicia; el alemán Ludwig Tieck aplicó a su censura<br />

todos los recursos <strong>de</strong> un análisis concienzudo y <strong>de</strong>mostró que en el Gil Blas todo eran<br />

raptos <strong>de</strong> la literatura española, a excepción <strong><strong>de</strong>l</strong> estilo ligero, irónico y gracioso <strong><strong>de</strong>l</strong> escritor<br />

francés. Después <strong>de</strong> la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> Llorente, España no ha vuelto a <strong>de</strong>cir una palabra, y en<br />

tal estado se hallaría el asunto si los escritores franceses viéndose horriblemente cogidos en<br />

el doble lazo <strong><strong>de</strong>l</strong> análisis y <strong>de</strong> la crítica, no se hubieran resuelto espontáneamente a

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