10.05.2013 Views

Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal

Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal

Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

jumento soltó su contralto. Andaba <strong>de</strong> la otra parte un hombre también haciendo hora, y<br />

como oyó al gato y los perros, estando yo muy atento a la ventana a ver si se asomaba,<br />

cogió una piedra, y dijo en vascuence: Valga el diablo los gatos, que han venido a alborotar<br />

los perros, y jugando <strong><strong>de</strong>l</strong> brazo y piedra, tiró a bulto don<strong>de</strong> había oído el gato, y diome en<br />

estas costillas una pedrada, pensando espantar el gato. Callé, y llevé lo mejor que pu<strong>de</strong> mi<br />

dolor, con que me quitó la atención <strong>de</strong> la ventana, y aun el amor <strong>de</strong> la moza, porque me<br />

acordé que Dios lo había permitido por el poco respeto que había tenido en la Iglesia,<br />

concertando en ella lo que había <strong>de</strong> ser ofensa suya; que en los lugares sagrados el temor y<br />

la vergüenza han <strong>de</strong> ser freno para no hacer semejantes atrevimientos; que si los templos<br />

son para ofrecer a Dios sacrificios y pedirle merce<strong>de</strong>s, ¿cómo las conce<strong>de</strong>rá, teniéndole<br />

poco respeto en su casa? Y quien no tiene temor y respeto en semejantes lugares, arguye<br />

ánimo <strong>de</strong>svergonzado; porque el temor <strong><strong>de</strong>l</strong> hombre viene a redundar en honra <strong>de</strong> Dios, y<br />

quien no lo tuviere, tampoco vendrá a tener fortaleza. Nadie siga mujeres en la Iglesia; pues<br />

hay harto espacio para verlas fuera, que se han visto muy gran<strong>de</strong>s castigos en hombres que<br />

no han tenido respeto a los templos, y muy gran<strong>de</strong>s merce<strong>de</strong>s en quien ha temblado <strong>de</strong><br />

hacer <strong>de</strong>scortesías en ellos; y no solamente en la verda<strong>de</strong>ra religión, pero aun en el culto <strong>de</strong><br />

los falsos dioses ha permitido el verda<strong>de</strong>ro muy gran<strong>de</strong>s males en los tales; porque ya que<br />

engañados <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>monio piensan que van acertados, son sacrílegos <strong>de</strong> lo que tienen por<br />

bueno. Retiréme por el mal suceso, y porque las cosas que se han comunicado poco no dan<br />

mucha pesadumbre en <strong>de</strong>jarlas; pero como ella tenía gana <strong>de</strong> venir a Castilla, tuvo modo<br />

para enviarme a <strong>de</strong>cir con una amiga suya, tan cerrada en la lengua castellana, como yo en<br />

la vizcaína, que ya que no quería pasar por su casa para hablarla, me fuese a la salida <strong>de</strong><br />

Bilbao para Vitoria, que allí me hablaría. Y los hombres que en pueblos no conocidos, y <strong>de</strong><br />

cuyas costumbres no tienen noticia, se atreven a hacer su voluntad, merecen verse en el<br />

peligro en que yo me vi. No hay confianza que no esté sujeta a algún peligro: y es gran<strong>de</strong><br />

ignorancia tenerla en lo que no se tiene experiencia. Quien dice en Castilla vizcaíno, dice<br />

hombre sencillo, intencionado; pero yo creo que Bilbao, como cabeza <strong>de</strong> reino, y frontera o<br />

costa, tiene y cría algunos sujetos vagamundos, que tienen algo <strong>de</strong> bellaquería <strong>de</strong><br />

Valladolid y aun <strong>de</strong> Sevilla.<br />

Yo fuí al puesto un poco tar<strong>de</strong>, y hallé a la señora vizcaína con una amiga o compañera<br />

suya: fuimonos hablando, y a ratos ella cantando en vascuence, porque la otra no sabía una<br />

palabra en castellano, y con la materia que ella iba tratando <strong>de</strong> su ida a Castilla,<br />

divertimonos <strong>de</strong> manera que anocheció algo lejos <strong>de</strong> la ciudad. Volvimonos, y llegando a<br />

un molino, encontramos cuatro hombres perdidos que salían <strong>de</strong> una taberna, no <strong>de</strong> sidra,<br />

sino <strong>de</strong> muy gentil vino, que las hay por aquellos molinos arriba. Y viendo con un<br />

castellano dos vizcaínas, gobernáronse por sus cabezas, como estaban entonces, pusieronse<br />

dos <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong> un lado, y dos <strong>de</strong> otro, y puesta mano a sus espadas, me comenzaron a<br />

acuchillar: yo no fuí señor <strong>de</strong> mí, porque <strong>de</strong> la una parte estaba un cerro bien alto, y <strong>de</strong> la<br />

otra una pared bien alta, que bajaba a un caz <strong>de</strong> un molino.<br />

Las vizcaínas huyeron, y yo hice todo cuanto fue posible por cogerlos <strong><strong>de</strong>l</strong>ante, por<br />

verme con ellos mejor: pero los bellacos eran matantes, y sabían cómo se había <strong>de</strong> hacer<br />

una bellaquería. Yo, visto que por fuerza había <strong>de</strong> peligrar. no pudiendo tomar la <strong><strong>de</strong>l</strong>antera,<br />

ni subir por el cerro, ni por los lados, arremetí con los dos para cogerles la <strong><strong>de</strong>l</strong>antera, y al<br />

mismo tiempo todos juntos cerraron conmigo, y me arrojaron en el caz <strong>de</strong> aquel molino, y<br />

fue tan cerca <strong><strong>de</strong>l</strong> ro<strong>de</strong>zno; que la corriente furiosa <strong><strong>de</strong>l</strong> agua me llevaba a hacer pedazos, si

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!