10.05.2013 Views

Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal

Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal

Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

semblante que pu<strong>de</strong>: fuimos al campo, y en todo el día no hallé cosa <strong>de</strong> volatería para las<br />

aves, ni caza para los perros. Túvelo por mal agüero, y allá a la tar<strong>de</strong> el traidor <strong>de</strong> Cornelio<br />

fingiose malo, por tornarse a la casería; enviele, y mandéle que dijese a mi esposa que tenía<br />

una garza echada tres leguas <strong>de</strong> allí, y no podía aquella noche iría a acompañar; pero que en<br />

amaneciendo había <strong>de</strong> dar sobre la garza. Él fue muy contento con este recado, y yo quedé<br />

con una gran<strong>de</strong> máquina <strong>de</strong> pensamientos sobre la <strong>de</strong>terminación que había <strong>de</strong> tomar.<br />

Descanso VII<br />

SIENDO ya bien tar<strong>de</strong>, que quería anochecer, envié los criados a parar la garza, y siendo<br />

<strong>de</strong> noche, víneme con todo el silencio que pu<strong>de</strong> a la casería, y entrando por una puerta falsa<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> jardín con la llave maestra, fuime <strong>de</strong>recho al aposento <strong>de</strong> Cornelio, y abriéndolo, no lo<br />

hallé <strong>de</strong>ntro, sino el aposento con luz encendida. Tomé la luz, y fui por una sala que estaba<br />

pegada a su aposento, buscándole si parecía por allí: anduve toda la sala, y fui al remate <strong>de</strong><br />

ella, que iba a dar a otra sala baja en cuyo alto estaba la estancia mía y <strong>de</strong> mi esposa: vi una<br />

escalera arrimada a la pared que llegaba hasta mi estancia, y en el remate <strong>de</strong> la escalera<br />

abierto un boquerón por don<strong>de</strong> cabía un hombre muy bien, que estaba tapado con un lienzo<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> Ticiano, <strong><strong>de</strong>l</strong> adulterio <strong>de</strong> Venus y Marte. Hasta entonces no había creído mi daño.<br />

Aparté la escalera <strong>de</strong> allí con intención que no tuviese por don<strong>de</strong> bajar, y como un trueno<br />

acudí a mi estancia, y llamando para cogerlos <strong>de</strong>scuidados, mi esposa me vino a abrir la<br />

puerta, y él fue muy <strong>de</strong> priesa a poner los pies en la escalera, y poniéndolos en el aire, dio<br />

con su persona abajo, quebrándose ambas piernas por las rodillas. Torné a cerrar la puerta<br />

<strong>de</strong> mi estancia, y fui a recibir al caído, que iba arrastrando con las manos como toro español<br />

<strong>de</strong>sjarretadas las piernas, y díjele: Ah traidor, ingrato a los bienes recibidos, este es el pago<br />

que llevan los falsos <strong>de</strong>sconocidos; y arrimándolo a un ma<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la escalera, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

haberle dado muchas puñaladas, le di garrote, y con la misma furia subiendo a dar <strong>de</strong><br />

puñaladas a mi esposa, se me cayó la daga <strong>de</strong> las manos, y todas cuantas veces intenté<br />

hacerlo me hallé incapaz <strong>de</strong> mover el brazo para herir aquel cuerpo que tan superior había<br />

sido a mis fuerzas. Al fin bajéla abajo, y poniéndola junto a su amante, ya que no pu<strong>de</strong><br />

hacerla otro daño, maniatéla <strong>de</strong> pies y manos, y a él saquéle el corazón, y púselo entre los<br />

dos para que ella viese todos los días el corazón don<strong>de</strong> tan a su gusto había vivido. Y al otro<br />

criado muerto lo traje arrastrando, y le dije: Veis aquí el testigo <strong>de</strong> vuestro <strong><strong>de</strong>l</strong>ito. Torné a<br />

quererla matar, y se me tornaron a <strong>de</strong>sjarretar los brazos, y al fin <strong>de</strong>terminé <strong>de</strong> matarla con<br />

hambre y sed, dándole cada día media libra <strong>de</strong> pan, y muy poca agua. Hoy hace quince días<br />

que no ha visto luz, ni oído palabra <strong>de</strong> mi boca, ni ella me la ha hablado, con darle yo esa<br />

miseria con mis propias manos. Y a mí no me parecen quince días, sino quince mil años, y<br />

en cada día he pasado quince mil muertes. Este es el miserable estado en que me hallo,<br />

<strong>de</strong>samparado <strong>de</strong> todo aquello que me pue<strong>de</strong> dar consuelo, y tan rematado, que quisiera que<br />

Dios me hubiera hecho un hombre <strong>de</strong>sechado <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo, <strong>de</strong>snudo <strong>de</strong> obligaciones, para<br />

irme don<strong>de</strong> jamás hubiesen habitado gentes. Y pues os he hecho y dado parte <strong>de</strong> lo que<br />

nadie sabrá <strong>de</strong> mi boca, también quiero que veáis por vuestros ojos lo que tiene tan sin luz a<br />

los míos, y tan sin esperanza <strong>de</strong> volverla a ver. Y tomando una vela con un can<strong><strong>de</strong>l</strong>ero me<br />

dijo que le siguiese, y pasando por un pedazo <strong>de</strong> jardín, abrió la puerta don<strong>de</strong> estaban<br />

encerradas todas sus <strong>de</strong>sdichas. Representóseme luego uno <strong>de</strong> los más horrendos<br />

espectáculos que los ojos humanos han visto. Un hombre arrastrado con muchas puñaladas

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!