Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal
Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal
Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
que consi<strong>de</strong>rar la <strong>de</strong>streza <strong><strong>de</strong>l</strong> gato, viendo cuán cierta tiene la herida más que los <strong>de</strong>más<br />
animales, por don<strong>de</strong> yo fuí aficionado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí a los gatos, habiendo sido siempre<br />
enemigo que <strong>de</strong> ellos, porque aunque no tienen tanto conocimiento ni amor como los<br />
perros, son <strong>de</strong> gran seguridad contra las sabandijas que se aparecen en las casas. Yo me fuí<br />
a reposar aquella noche, admirado y corrido <strong><strong>de</strong>l</strong> doblez que tan pesadamente uso conmigo<br />
aquella mi enamorada, que lo sea <strong><strong>de</strong>l</strong> diablo: y no <strong><strong>de</strong>l</strong> que salió <strong><strong>de</strong>l</strong> pozo; que la<br />
apacibilidad que promete el rostro <strong>de</strong> una mujer hermosa sea capaz <strong>de</strong> tan pesado engaño, y<br />
que con tanta facilidad se rin<strong>de</strong> a un mal consejo, es cosa que aun no acabo <strong>de</strong> creerla. Que<br />
se apia<strong>de</strong> un hombre a unas lágrimas <strong>de</strong> una mujer, es mucha nobleza; pero que ella las<br />
finja por mal fin, parece abominación. Rendirse a la hermosura es cosa natural; pero<br />
rendirse la hermosura al engaño es contra razón, y aun contra naturaleza. Y un ánimo como<br />
el <strong><strong>de</strong>l</strong> hombre, que hace cara a un ejército entero, se rinda a una mujer, que huye <strong>de</strong> un<br />
ratón, es cosa que espanta. Dios me libre <strong>de</strong> sus revueltas, y me guar<strong>de</strong> <strong>de</strong> sus dobleces, que<br />
aun sin gusto suelen tenerlos, por dar a enten<strong>de</strong>r que son queridas y <strong>de</strong>s<strong>de</strong>ñosas; que las<br />
aman y que no las estiman; que las regalan, y que ellas hacen burla <strong>de</strong> quien las sirve.<br />
Descanso V<br />
YO no quedé tan seguro <strong>de</strong> lo pasado que no me fuera necesario vivir con mucho cuidado<br />
<strong>de</strong> las tretas <strong>de</strong> aquel valiente, porque si antes estaba sentido <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>spojo <strong>de</strong> la tajante hoja,<br />
<strong>de</strong>spués lo estuvo <strong>de</strong> haber salido tan a su costa la burla que pensó hacerme. Yo, para más<br />
seguridad mía, acudí a favorecerme <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> un gran caballero que está junto a<br />
Omnium Sanctorum, en la feria, que en todas mis travesuras y sucesos me fue amparo y<br />
refugio. Enviome a <strong>de</strong>safiar el valiente con un valiente amigo suyo. Estando yo en la dicha<br />
casa <strong><strong>de</strong>l</strong> señor Marques <strong>de</strong> Algaba, don Luis <strong>de</strong> Guzmán y sus criados, que tenía muchos y<br />
muy honrados, me quitaron <strong>de</strong> la obligación, por ser mis amigos, que por la <strong>de</strong>scortesía <strong>de</strong><br />
haber perdido el respeto a la casa le enviaron a la suya sin narices, <strong>de</strong>jando la espada,<br />
broquel y daga para merienda <strong>de</strong> los mozos <strong>de</strong> cocina. Hizo <strong>de</strong> manera el malsín, mal fin le<br />
dé su suerte, que vino a saber un alcal<strong>de</strong> <strong>de</strong> la justicia, gran<strong>de</strong> enemigo mío, si estaba<br />
engañado Dios lo sabe, que yo había pegado fuego a la casa <strong>de</strong> su daifa, que por andar<br />
celoso injustamente <strong>de</strong> mí, por momentos me llevaba preso, y aunque yo procuro siempre<br />
vencerle en cortesía, y quitarle la ocasión que lo traía con pecho vengativo, como <strong>de</strong>bía <strong>de</strong><br />
tener el animo poco noble, no hacía caso <strong><strong>de</strong>l</strong> buen término y humildad <strong>de</strong> que yo usaba con<br />
él, que los ánimos poco levantados en viéndose superiores a su enemigo procuran vengarse<br />
como pue<strong>de</strong>n, sin mirar si les esta bien o mal. Mas los valerosos ánimos, con ser señores <strong>de</strong><br />
la venganza, tienen por gran<strong>de</strong>za no hacer caso <strong>de</strong> ella. Este que digo, en viendo que pudo<br />
satisfacer a su bárbaro apetito, con la relación que le dió mi enemigo, luego puso por obra<br />
la ejecución <strong>de</strong> sus malas entrañas, haciendo corchete y explorador a la misma parte, que<br />
tuvo harto cuidado <strong>de</strong> seguirme los pasos, <strong>de</strong> modo que yo lo vine a saber por medio <strong>de</strong><br />
amigos suyos y míos. Sabido esto, que el alcal<strong>de</strong> <strong>de</strong> la justicia habiendo incriminado el<br />
<strong><strong>de</strong>l</strong>ito, diciendo que era incendiario, como hombre que no tenía más <strong>de</strong> una oreja, y esa<br />
inficionada, no admitió advertencia ni consejo que se le daba. Dijo que me había <strong>de</strong> sacar<br />
<strong>de</strong> la iglesia en cualquiera que me hallase, porque el <strong><strong>de</strong>l</strong>ito <strong>de</strong> incendiario era muy grave.<br />
No lo hiciera el que ahora está en el mismo oficio, que es justísimo juez, cristiano y<br />
discreto, y <strong>de</strong> gran consi<strong>de</strong>ración en cuanto dice y hace, no precipitado, ni arrojadizo, sino<br />
muy templado y consi<strong>de</strong>rado en todas sus acciones, Justino <strong>de</strong> Chayes, que hay algunos