10.05.2013 Views

Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal

Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal

Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

metal tan intratable y recio como el hierro, que puesto en aquel principio suyo, y en aquella<br />

simiente <strong>de</strong> que fue hecho, aplicándole las mismas cosas y los mismos simples que la<br />

naturaleza aplica al oro, cuando se forma o se va formando, viene a transformarse en la<br />

misma substancia <strong>de</strong> él. Que <strong>de</strong> la propia manera que todas las criaturas van imitando, en<br />

cuanto les es posible, a la más perfecta <strong>de</strong> su género, así el hierro y los <strong>de</strong>más metales van<br />

imitando a la más perfecta <strong>de</strong> ellas que es el oro, y dándole tales cualida<strong>de</strong>s que la<br />

naturaleza con la generación <strong><strong>de</strong>l</strong> padre universal, que es el sol, viene a mudar su naturaleza<br />

en la <strong><strong>de</strong>l</strong> oro, y esto se hace mediante ciertas sales fortísimas y corrosivas, mirando los<br />

aspectos <strong>de</strong> los planetas, en que yo estoy muy diestro y enterado. Y para que veáis alguna<br />

semejanza que os persuada <strong>de</strong> esta verdad, <strong>de</strong>jad esta noche un callo <strong>de</strong> herradura que haya<br />

sido muy pisado y lleno <strong><strong>de</strong>l</strong> orín que recibe en los muladares, y hecho pedacicos muy<br />

menudos, o limándolo, ponedlo en una redoma con fuego lento, en muy fuerte vinagre, y<br />

veréis lo que resulte. Hízolo puntualmente, y diome en que reposase aquella noche muy a<br />

mi gusto, don<strong>de</strong> pensé muy bien la traza que llevaba or<strong>de</strong>nada para librarme <strong>de</strong> la prisión.<br />

Descanso II<br />

A la mañana vino el carcelero muy contento, diciendo que <strong>de</strong>scubría que se iba el hierro<br />

convirtiendo en un color rubio, como <strong>de</strong> oro, que la codicia lo iba llevando a la perdición.<br />

Ahí conoceréis, dije yo, que os voy tratando verdad; dile dineros para que me trajese ciertas<br />

cosas, o ciertos simples corrosivos y venenosos, que no los digo porque mi intento no es<br />

enseñar a hacer mal, y con otras cosas que les junté hice unos polvos que muchas veces<br />

rociaba con agua fuerte, y enjugándose, tornaba a rociarlos, quedando con un color rubio<br />

muy apacible. Hechos los polvos, y confeccionados como yo los había menester, a dos<br />

bellacones que estaban sentenciados a galeras les dije: Las galeras están en Génova, que es<br />

acercarse vuestro martirio; si os atrevéis a ponerme en una noche en tierra <strong><strong>de</strong>l</strong> Rey, yo os<br />

sacaré <strong>de</strong> aquí con mucho silencio, y sin ruido <strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro ni <strong>de</strong> fuera. Ellos respondieron con<br />

gran<strong>de</strong> <strong>de</strong>terminación: Y aun a los hombros sacaremos a V. S. y antes que amanezca estará<br />

entre soldados españoles. Pues estad, les dije, mañana en la noche atentos, y en viéndome<br />

con las llaves en la mano acudid a vuestro remedio y el mío. Alegráronse los pobres, y con<br />

gran<strong>de</strong>s ansias <strong>de</strong>seaban ya que llegase la hora. Por la mañana dije al carcelero que trajese<br />

unos crisoles, y cuantos callos <strong>de</strong> herradura pudiese hallar, que todos los había <strong>de</strong> convertir<br />

en oro, y que a la noche cuando toda la cárcel estuviese en silencio encendiese lumbre <strong>de</strong><br />

carbón, sin que hubiese ningún testigo que nos pudiese <strong>de</strong>nunciar. Él lo tuvo tan en cuidado<br />

que no <strong>de</strong>jó herrador, ni muladar que no anduviese, y en llegando la noche me mostró<br />

tantos callos <strong>de</strong> herradura, que vendidos a libras podían aprovecharle mucho; encerró su<br />

gente, y los <strong>de</strong>más presos, y los dos que me habían <strong>de</strong> ayudar se hicieron dormidos:<br />

encendió su brasero, y puesto en silencio todo, saqué mis polvos y mostréselos, y<br />

parecieronle <strong><strong>de</strong>l</strong> mismo oro. Pues mirad, le dije, qué cordial olor tienen, y echéselos en la<br />

mano, él los llegó a oler, y yo con mucha presteza le di una palmada en la parte baja <strong>de</strong> la<br />

mano, y saltaron en los ojos, cayendo él <strong>de</strong> la otra parte sin sentido, ni sin po<strong>de</strong>r hablar;<br />

cogile las llaves, y los bellacones que vieron el caso acudieron luego: abriles las puertas<br />

quedándose el pobre hombre sin sentido, y sin que nadie nos viese salimos <strong>de</strong> la cárcel y<br />

<strong><strong>de</strong>l</strong> pueblo, y a la mañana habiendo pasado arboledas, sierras y barrancos dificultosos, me<br />

hallé en Alejandría <strong>de</strong> la Palla entre soldados españoles, que metían la guarda a don

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!