Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal
Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal
Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
Relación tercera <strong>de</strong> la vida <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>escu<strong>de</strong>ro</strong> <strong>Marcos</strong> <strong>de</strong> <strong>Obregón</strong><br />
YO, que <strong>de</strong> cautivo, esclavo y maltratado, an presto me vi con dineros y bien puesto <strong>de</strong><br />
vestidos, <strong>de</strong>seaba ya ar<strong>de</strong>ntísimamente llegar a don<strong>de</strong> mis amigos me viesen libre, y<br />
supiesen los trabajos y favores <strong>de</strong> que la fortuna había usado conmigo. Y así en habiendo<br />
visto la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> aquella república, y tomado el <strong>de</strong>scanso que tan gran<strong>de</strong> cansancio<br />
pedia, cogí mi cabalgadura y Victorino, o mozo <strong>de</strong> mulas, y aviándome para Milán, subí<br />
por aquellas montañas <strong>de</strong> Génova, tan ásperas y encumbradas como las <strong>de</strong> Ronda. Y en<br />
habiendo pasado por San Pedro <strong>de</strong> Arenas, ya que anochecía, fue tan gran<strong>de</strong> la piedra y<br />
agua que nos cogió, que perdimos el camino en parte don<strong>de</strong> fuera fácil el <strong>de</strong>speñarnos hasta<br />
los profundos ríos, crecidos con la gran<strong>de</strong> avenida, yendo a dar a la furia <strong><strong>de</strong>l</strong> mar; porque<br />
los arroyos que se juntaron <strong>de</strong> la tormenta <strong><strong>de</strong>l</strong> granizo y agua eran bastantes para mucho<br />
más que esto. No veíamos luz sino por los ojos <strong><strong>de</strong>l</strong> caballo que nos guiaban, que es la peor<br />
bestia para caminar, <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo, que en Italia se camina con ellos. Y con la poca gana que<br />
llevaba se arrimaba a cualquier árbol que topábamos, o se arrojaba por don<strong>de</strong> se le<br />
antojaba. De suerte que yo me apeé, y en unos árboles que tenían gran<strong>de</strong>s troncos y muchas<br />
ramas, trabadas unas con otras, nos arrimamos hasta esperar que, o la tempestad cesase o<br />
viésemos alguna claridad o luz que nos guiase a salvamento. El Victorino, aunque práctico<br />
en la tierra, estaba tan turbado, que había perdido los memoriales, y yo las esperanzas <strong>de</strong><br />
po<strong>de</strong>r movernos <strong>de</strong> allí hasta la mañana. Corría el agua <strong>de</strong> nosotros por la carne como <strong>de</strong><br />
cueros <strong>de</strong> curtidura grandísimo rato con este trabajo; pero no pudimos gozar <strong>de</strong> la sombra<br />
<strong>de</strong> los acopados árboles, porque corría más agua <strong>de</strong> ellos que <strong>de</strong> nosotros, que todo lo<br />
rendía el tiempo insufrible y borrascoso. Estando en esta suspensión <strong>de</strong> ánimo congojoso,<br />
oímos <strong>de</strong>cir cerca <strong>de</strong> nosotros: Guarda la vita. Como tan cerca sonó, miré por entre las<br />
ramas, y vi que a las espaldas <strong>de</strong> los árboles parecía una luz que salía <strong>de</strong> tres casas, don<strong>de</strong> el<br />
caballo <strong>de</strong>bía <strong>de</strong> haber posado otras veces, y aunque por malos pasos, nos había guiado allí.<br />
El espacio era poco, y en un instante corriendo nos pusimos en las casas, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> salieron<br />
con gran<strong>de</strong> cuidado a ofrecernos alojamiento: y don<strong>de</strong> no pensamos hallar agua, hallamos<br />
muy gentiles capones, que todas las naciones extranjeras hacen esta ventaja a España en las<br />
posadas y regalo <strong>de</strong> los caminantes. Cenamos muy bien: yo pedí un jarro <strong>de</strong> agua, y<br />
trujéronmela <strong>de</strong> una fuente que nacía junto a las mismas casas, caliente baheando, hícela<br />
poner a una ventana, que aunque el tiempo no estaba tan frío, la borrasca y granizo lo había<br />
trocado, y en un instante se enfrió, y aun heló el jarro <strong>de</strong> agua. Bebilo, y el huésped trajo<br />
allí <strong>de</strong> las otras casas dos testigos, y viéndome beber otro jarro <strong>de</strong> agua fría, les dijo:<br />
Señores, para esto os he traído, porque si este señor español muriere <strong>de</strong> estos jarros <strong>de</strong> agua<br />
fría, no digan que yo le he muerto. Reíme, juzgando que lo <strong>de</strong>cía por aborrecer el agua, o<br />
por amar el vino, y no fue sino por la razón que el hostalero dijo <strong>de</strong>spués. Pregunté como<br />
nuevo en Italia, por qué razón quería que no bebiese agua quien casi siempre la había<br />
bebido y bebía. Respondió que las aguas <strong>de</strong> España eran más <strong><strong>de</strong>l</strong>gadas y <strong>de</strong> más fácil<br />
digestión que las <strong>de</strong> Italia, que tienen más humedad. Y es <strong>de</strong> creer que, pues gente <strong>de</strong> tan<br />
gentil discurso como la italiana no osa beberla sola, halla en ella algún daño. Yo conocí un<br />
caballero italiano, que cuando vino a España no había bebido gota <strong>de</strong> agua, y estando en<br />
España no bebió gota <strong>de</strong> vino, que las aguas, ora sean <strong>de</strong> río, ora <strong>de</strong> fuente, toman la calidad<br />
buena o mala <strong>de</strong> la tierra o minerales por don<strong>de</strong> pasan. Las <strong>de</strong> España, por ser esta<br />
provincia tan favorecida <strong><strong>de</strong>l</strong> sol, y consumir las humeda<strong>de</strong>s con tanta violencia, son<br />
bonísimas, fuera <strong>de</strong> que ordinariamente pasan por minerales <strong>de</strong> oro, como se parece en las d<br />
e Sierra-Bermeja, que la misma sierra está <strong><strong>de</strong>l</strong> mismo color, y son excelentísimas; o pasan<br />
por minerales <strong>de</strong> plata, que son bonísimas, como las <strong>de</strong> Sierra-Morena, que se verifica en