10.05.2013 Views

Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal

Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal

Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

movimiento <strong>de</strong> las manos, que parecía alguna vez que tocaba tecla. Al principio atribuílo a<br />

la mucha honestidad suya; pero con su perseverancia, y con la experiencia que yo tenía <strong>de</strong><br />

semejantes acci<strong>de</strong>ntes, que no era poca, le conocí la enfermedad. Mandábame un millón <strong>de</strong><br />

cosas cada día, que ni a ella tocaba el mandarlas, ni a mí el hacerlas; pero yo confieso que<br />

me holgaba en el alma <strong>de</strong> servirla y <strong>de</strong> que me mandase muchas más: todas cuantas niñerías<br />

venían a mis manos, o yo hacia, venían a parar en las suyas, diciendo que eran <strong>de</strong> España;<br />

tanto que una vez, parándosele el rostro como una amapola, me dijo, que cuando no hubiera<br />

venido <strong>de</strong> España otra cosa sino quien se las daba, bastaba para ella; y luego echó a correr,<br />

y se escondió. Yo con estos favores enternecíame <strong>de</strong>masiadamente; pero miré el estado en<br />

que me vía, y que habiendo <strong>de</strong> buscar la libertad <strong><strong>de</strong>l</strong> cuerpo iba perdiendo la <strong><strong>de</strong>l</strong> alma, y que<br />

el menor daño que me podía suce<strong>de</strong>r era quedarme por yerno en casa, volvía sobre mi, y me<br />

reprehendía conmigo a solas; pero cuanto más me contra<strong>de</strong>cía hallaba en mí menos<br />

resistencia. Y el remedio <strong>de</strong> estas pasiones mas consiste en <strong>de</strong>jarlas estar que en<br />

escarbarlas, buscando el olvido o camino para él. Echaba <strong>de</strong> ver que al tiempo que estas<br />

pasiones entran en un hombre le arrebatan <strong>de</strong> modo que le <strong>de</strong>jan incapaz para otra cosa. Y<br />

aunque me persuadía a que por entretenerme podía llevar aquella dulce carga, la<br />

experiencia me había enseñado que el amor es rey, que en dándole posesión se alza con la<br />

fortaleza; pero hacíame contradicción en mi propio pensar cómo podía ser <strong>de</strong>sagra<strong>de</strong>cido<br />

quien siempre se preció <strong>de</strong> lo contrario. Aunque para esto se me ponía por <strong><strong>de</strong>l</strong>ante la<br />

sospecha que podían tener los padres si vían alguna <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong> buena<br />

correspon<strong>de</strong>ncia; apartabame <strong>de</strong> esto estar entre enemigos <strong>de</strong> la nación y <strong>de</strong> la fe; el acudir<br />

mal al amor que el padre me mostraba, que me había entregado su hija para que la<br />

enseñase, y sobre todo, y más que todo, no ser ella bautizada. Resolvíme al fin <strong>de</strong> que<br />

aunque me abrasase no había <strong>de</strong> mirarla con cuidado. La pobre doncella que sintió novedad<br />

en mí, llevólo con mucha melancolía <strong>de</strong> corazón, abatimiento <strong>de</strong> ojos, arcaduces y<br />

lumbreras <strong><strong>de</strong>l</strong> alma, color mudado <strong>de</strong> rostro, suspensión en las palabras y encogimiento en<br />

el trato. Preguntabanle qué tenia. Y respondía que era enfermedad que ni la había tenido, ni<br />

conocido, ni sabía <strong>de</strong>cir qué fuese. Preguntabanle si quería alguna cosa. Respondía que era<br />

imposible lo que <strong>de</strong>seaba, que era solamente ver a España, y esto entre risa y tristeza, vino a<br />

ser melancolía <strong>de</strong> manera que hizo cama contra su voluntad, porque no podía ser visitada <strong>de</strong><br />

quien ella quería, ni entraban allá sino es las mujeres solamente, y aquellos eunucos, gente<br />

vigilantísima, que como sea para quitar el gusto, sirven con gran cuidado, que estas<br />

doncellitas no tienen experiencia <strong><strong>de</strong>l</strong> mundo, ni saben gobernar sus pasiones y apetitos. En<br />

faltándoles aquello que miran con buenos ojos y mejor voluntad, les parece que les ha<br />

faltado el cielo y tierra, y se rin<strong>de</strong>n a cualquier borrón por satisfacer a las ansias que<br />

pa<strong>de</strong>cen. Y así las que usan <strong>de</strong> ser miradas, es lo más sano o casarlas, o quitarles la ocasión<br />

<strong>de</strong> ver y ser vistas: más impresión hace la pasión en la sangre nueva que en los pechos que<br />

se han <strong>de</strong> guardar. a los sembrados, si cuando están granados les falta el agua, no les hace<br />

mucha falta; pero si les falta cuando están tiernos, luego se marchitan y paran amarillos; y<br />

todas las cosas naturales van por este camino. Las doncellas ignorantes <strong>de</strong> querer y olvidar,<br />

con cualquiera disfavor se marchitan, como hizo esta doncellita a quien yo quería más <strong>de</strong> lo<br />

que ella pensaba.<br />

Descanso X

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!