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Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal

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dijesen lo que sentían. Echaron su juicio, y vino también con el <strong><strong>de</strong>l</strong> tordo, que prendió a su<br />

privado, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber confesado en la tortura, y hallado todo el dinero, privó al<br />

privado <strong>de</strong> su privanza, <strong>de</strong>spareciéndolo con mucha aceptación y gusto en toda la ciudad,<br />

que estaba mal con él, no porque supiese mal que a nadie hubiese hecho, que hasta esta<br />

maldad no se supo su malicia, sino por parecerles que todos los rigores que con ellos usaba<br />

el Virrey eran por consejo <strong><strong>de</strong>l</strong> privado, que esta miseria pa<strong>de</strong>cen los que están en lugares<br />

supremos, que la envidia, o los <strong>de</strong>rriba, o los <strong>de</strong>sacredita, siendo así que los verda<strong>de</strong>ros<br />

privados en llegando a la gran<strong>de</strong>za que <strong>de</strong>sean, con el amor y favor <strong>de</strong> sus reyes, luego<br />

acu<strong>de</strong>n a la conservación <strong>de</strong> lo que han alcanzado con acreditarse haciendo bien a la<br />

república. Si bien en las gran<strong>de</strong>s monarquías no pue<strong>de</strong> dilatarse fácilmente esta verdad<br />

hasta que llegue a los que pue<strong>de</strong>n ser jueces <strong>de</strong> ello, para que la manifiesten sin que<br />

cualquiera se atreva a buscar autor a los daños o inconvenientes que o por pecados <strong>de</strong> los<br />

hombres, o por juicios <strong>de</strong> Dios secretos a nuestra capacidad suce<strong>de</strong>n en la república. Un<br />

mo<strong>de</strong>rno estadista, alegando otros antiguos, dice que el príncipe no se ha <strong>de</strong> dar en presa a<br />

su privado, que es no hacer tanto caso <strong>de</strong> él que le fíe su conciencia y sus acciones.<br />

Doctrina contra la misma naturaleza, porque si cualquiera hombre particular naturalmente<br />

<strong>de</strong>sea, y tiene un amigo con quien, amándole, <strong>de</strong>scanse y le <strong>de</strong>scargue <strong>de</strong> algunos cuidados<br />

por la comunicación, ¿por qué ha <strong>de</strong> estar el príncipe privado <strong>de</strong> este bien que los <strong>de</strong>más<br />

tienen? El príncipe valeroso, pru<strong>de</strong>nte y justo necesariamente ha <strong>de</strong> tener junto a sí privados<br />

<strong>de</strong> irreprensible vida; porque si no lo fueren, o los apartará <strong>de</strong> sí, o le mancharán su buena<br />

reputación; pero que sea conocidamente, y con general aplauso recibida la opinión <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

príncipe por santa y justa, y que busquen en el privado qué reprehen<strong>de</strong>r, tengolo por <strong>de</strong><br />

ánimos mal contentos, y aun mal intencionados, y que se reciba a mal que el privado crezca<br />

y medre en bienes y haciendas que los otros no pue<strong>de</strong>n alcanzar.<br />

Considérese que en tan opulenta monarquía como la <strong>de</strong> España, <strong>de</strong> las migajas que se<br />

<strong>de</strong>sperdician <strong>de</strong> la mesa <strong><strong>de</strong>l</strong> príncipe sobra no solamente para aumentar casas ya<br />

comenzadas y gran<strong>de</strong>s, pero para levantarlas <strong>de</strong> muy profundas miserias a lugares altísimos.<br />

Los gran<strong>de</strong>s monarcas, reyes y príncipes nacen subordinados al común or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> la<br />

naturaleza, y sujetos a las pasiones <strong>de</strong> amar y aborrecer, y han <strong>de</strong> tener amigos a quien<br />

naturalmente se inclinen, que las estrellas son po<strong>de</strong>rosas para inclinar a un amigo más que a<br />

otro, que cuando estas amista<strong>de</strong>s van por la sola elección, no tienen aquella sazón y gusto<br />

que las otras: y siendo superiores los príncipes, como lo son, no han <strong>de</strong> elegir el privado a<br />

gusto ajeno, sino al suyo, y siéndolo, también lo será al gusto <strong>de</strong> los vasallos, cuyo bien<br />

pen<strong>de</strong> <strong><strong>de</strong>l</strong> gusto bien or<strong>de</strong>nado <strong><strong>de</strong>l</strong> príncipe: y este se ha <strong>de</strong> seguir sin quebrarse la cabeza<br />

en con<strong>de</strong>nar al uno ni al otro, ni juzgar si es malo o bueno, siendo la norma por don<strong>de</strong> se<br />

han <strong>de</strong> regular los actos <strong>de</strong> la justicia, el gobierno <strong>de</strong> la república y la merced <strong>de</strong> los<br />

vasallos, el premio <strong>de</strong> los buenos y el castigo <strong>de</strong> los malos. Cuanto más que, pues tienen<br />

dos ángeles <strong>de</strong> guarda, y el corazón <strong><strong>de</strong>l</strong> rey está en la mano <strong><strong>de</strong>l</strong> Señor, es <strong>de</strong> creer que los<br />

inclinarán al bien público y paz general. Que las cosas que la ocasión ofrece <strong>de</strong> sucesos <strong>de</strong><br />

fortuna no vienen ni tienen <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la voluntad y administración <strong><strong>de</strong>l</strong> privado, sino<br />

<strong>de</strong> los movedores <strong><strong>de</strong>l</strong> cielo, que son las causas segundas a quien la primera tiene dado su<br />

po<strong>de</strong>r general, si no es cuando en su tribunal se or<strong>de</strong>na otra cosa. Bueno es que me confiese<br />

un hombre mal asentado peor sentido <strong><strong>de</strong>l</strong> buen modo <strong>de</strong> juzgar que comunicó treinta o<br />

cuarenta años y al que, lo por sus méritos, o por sus diligencias, o por su ventura, llegó a ser<br />

privado, y que habiéndolo alabado <strong>de</strong> virtuoso, apacible y discreto amigo <strong>de</strong> hacer bien, en<br />

viéndole privado, cuando más bien pue<strong>de</strong> ejecutar su inclinación, vuelve la hoja a <strong>de</strong>sdorar

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