Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal
Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal
Vida del escudero Marcos de Obregón - Biblioteca Virtual Universal
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
poner una hija suya en estado. Hubo en esto dares y tomares entre el Marqués y la sombra,<br />
según dijeron los testigos. Y confiesa el Marqués, que siendo tan hermoso <strong>de</strong> rostro, blanco<br />
y rojo, como sus hermanos, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> esta noche quedó como está ahora, sin ningún color y<br />
quebrantado el mismo rostro. Dice que le vino a hablar otras veces, y que antes que le viese<br />
le daba un frío y temblor, que no podía sustentarse. Al fin cumplió lo que le pidió, y nunca<br />
más le apareció. Si fue el mismo espíritu suyo, o <strong><strong>de</strong>l</strong> ángel <strong>de</strong> su guarda, o ángel bueno o<br />
malo, dispútenlo los señores teólogos, que para mi bástame el haberlo oído <strong>de</strong> la boca <strong>de</strong> un<br />
tan gran caballero como el Marqués y D. Enrique su hermano, para tener el caso por más<br />
cierto; y que por cosas tan particulares, que importan la salvación <strong>de</strong> un alma, suele el<br />
Señor <strong><strong>de</strong>l</strong> cielo y tierra dar licencia para semejantes negocios, que no son estas <strong>de</strong> las cosas<br />
que algunos autores gentiles dicen, <strong>de</strong> llamar las almas para hacerles preguntas, como hacía<br />
Empedocles y Apion Gramático, que llamó la sombra <strong>de</strong> Homero, y no osó <strong>de</strong>cir lo que<br />
había respondido, que estas eran artes <strong>de</strong> la necromancia, <strong>de</strong> que dice Cicerón, que fingían<br />
cuerpos <strong>de</strong> aquellos que ya estaban quemados, y les daban alguna forma o figura; porque el<br />
espíritu por sí era incapaz <strong>de</strong> ser visto, que todas eran artes <strong><strong>de</strong>l</strong> <strong>de</strong>monio, y acudía a lo que<br />
le pedían como po<strong>de</strong>roso, permitiéndoselo Dios, que sin esta permisión no podía hacerlo. Y<br />
que el venir <strong>de</strong> las almas <strong>de</strong> los muertos con dispensación <strong>de</strong> Dios, no se pue<strong>de</strong> negar haber<br />
sucedido algunas veces; no porque an<strong>de</strong>n vagando por el mundo, que sus lugares tienen<br />
señalados, o en el cielo o en el infierno, o en el purgatorio. Y si he sido prolijo en este<br />
cuento contra mi condición y estilo, es porque cosas tan graves se han <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir con la<br />
sencillez y llaneza con que pasaron, sin dorarlo ni <strong>de</strong>sdorarlo. Admiración me ha puesto el<br />
caso, dijo el ermitaño, y estoy <strong>de</strong>terminado <strong>de</strong> apartarme <strong>de</strong> soledad, que aunque he pasado<br />
algún tiempo en ella, no he visto cosa que me perturbe, y aun con todo eso me he retirado<br />
<strong>de</strong> la soledad hacia el poblado, por los temores que pasaba entre los altos riscos <strong>de</strong> Sierra-<br />
Morena: pero <strong>de</strong>jemos ya esta materia, y volvamos a proseguir lo comenzado; que con la<br />
dulzura <strong><strong>de</strong>l</strong> estilo y gracia <strong><strong>de</strong>l</strong> contarlo, se olvidará la melancolía <strong><strong>de</strong>l</strong> sueño y <strong>de</strong> la verdad<br />
referida. Luego se fue a Sevilla, don<strong>de</strong> ahora vive muy recogido.<br />
Descanso I<br />
TORNANDO <strong>de</strong> nuevo a coser o a anudar la conversación pasada, sentamonos al brasero,<br />
prosiguiendo mi comenzada relación, porque el ermitaño, hombre <strong>de</strong> muy buen discurso,<br />
me importunó <strong>de</strong> manera, que se echo <strong>de</strong> ver que gustaba mucho <strong>de</strong> oír los trances <strong>de</strong> mi<br />
vida, y mostrando mucha atención, que es lo que da nuevo ánimo a las conversaciones,<br />
proseguí lo que la noche antes había <strong>de</strong>jado por el sueño <strong><strong>de</strong>l</strong> ermitaño, y comencelo <strong>de</strong> muy<br />
buena gana, porque <strong>de</strong> la misma manera que quita el gusto <strong>de</strong> hablar la <strong>de</strong>scortesía <strong>de</strong> que<br />
algunos ignorantes usan, en atajar lo que un hombre va diciendo, por encajar un disparate<br />
que se les ofrece fuera <strong>de</strong> propósito, así la atención da fuerzas y espíritu al que habla para<br />
no cesar en su materia; yerro en que he visto caer a muchas personas, muy reprehensible en<br />
quien le tiene, porque arguye poco gusto o mal entendimiento. El que no quiere oír lo que<br />
otro habla, bien pue<strong>de</strong> apartarse y dar lugar a que oiga quien tiene gusto; que hay algunos<br />
<strong>de</strong> tan extraordinaria condición y natural, que, o por <strong>de</strong>slucir lo que otro habla, o por no<br />
enten<strong>de</strong>rlo, que es lo más cierto, procuran atajarlo con poca razón y menos cortesía. El<br />
premio <strong><strong>de</strong>l</strong> que dice bien, es la atención que se le presta, y aunque no sea muy limado, es<br />
gran <strong>de</strong>scortesía no dar aplauso a lo que dice, que al fin procura que parezca bien, y dice lo