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La crónica 117<br />
Las cartas, que constituyen el llamado género epistolar,<br />
han tenido en la historia <strong>de</strong> la humanidad una importancia<br />
enorme. La carta fue, durante muchísimos siglos, el<br />
medio <strong>de</strong> comunicación por excelencia. Con la aparición<br />
<strong>de</strong>l teléfono su importancia disminuyó, y casi cayó en <strong>de</strong>suso.<br />
Afortunadamente, está resucitando gracias al correo<br />
electrónico. Hay ciertos tipos <strong>de</strong> cartas que son famosas,<br />
por su uso en las películas o en las novelas, que las ha<br />
vuelto, digamos, arquetípicas: la carta echada al mar <strong>de</strong>ntro<br />
<strong>de</strong> una botella; la carta <strong>de</strong> un suicida; las cartas <strong>de</strong> amor<br />
que se mandaban a escondidas los enamorados por medio<br />
<strong>de</strong> una criada cómplice; la carta importantísima que es llevada<br />
a su <strong>de</strong>stino por una paloma mensajera...<br />
El diario es otro <strong>de</strong> los géneros <strong>de</strong> la crónica. En él, el<br />
autor va anotando día con día lo que le suce<strong>de</strong>: a veces<br />
escribe mucho, a veces poco. En ocasiones ganan los sucesos<br />
externos, pero en otros casos la <strong>escritura</strong> es una exploración<br />
psicológica muy profunda, y cuando leemos un<br />
diario encontramos una mezcla <strong>de</strong> ambas cosas: aunque<br />
no quiera, el autor <strong>de</strong> un diario nos está dando tanto partes<br />
<strong>de</strong>l mundo que lo ro<strong>de</strong>a como partes <strong>de</strong> él mismo.<br />
Notemos que en la <strong>escritura</strong> <strong>de</strong> un diario, también, hay<br />
un suspenso siempre: el autor no sabe lo que va a pasar<br />
<strong>de</strong>spués. No conoce el <strong>de</strong>senlace. Está inmerso en los acontecimientos,<br />
no tiene aún la suficiente perspectiva <strong>de</strong>l autor<br />
<strong>de</strong> unas memorias o <strong>de</strong> una autobiografía (o <strong>de</strong> una<br />
crónica o <strong>de</strong> una carta), que narra las cosas <strong>de</strong>l pasado ya<br />
asimiladas.<br />
Se llaman crónicas todos esos textos que, simplemente,<br />
narran cosas que han sucedido. Hay <strong>de</strong> muchas clases, <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
las llamadas crónicas sociales <strong>de</strong> los períódícos, que narran<br />
-muy mal, por cierto- una boda o la presentación<br />
<strong>de</strong> un libro, hasta las crónicas <strong>de</strong> guerra o <strong>de</strong> viaje, como<br />
las larguísimas Cartas <strong>de</strong> relación <strong>de</strong> Hernán Cortés a Carlos<br />
V, don<strong>de</strong> le fue contada al rey la conquista <strong>de</strong> México. Po<strong>de</strong>mos<br />
hacer una crónica sobre cualquier acontecimiento.<br />
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