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El Crotalón - Biblioteca Virtual Universal

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arçobispos, obispos, perlados, curas y rectores eclesiásticos que habían passado en el<br />

mundo las vidas en error y deleite. En otros miserables y apartados lugares había gemidos y<br />

lloros de reyes, prínçipes y señores [injustos y tiranos]: unos asados en parrillas, otros en<br />

asadores y otros cruelmente despedaçados. Aquí vimos [a] aquel desasosegado Francisco<br />

françés, enemigo de la paz en contina guerra y contienda, y lleguéme a él y díxele (por que<br />

allá en el infierno no se tiene respecto a ninguno), «O cristianíssimo, ¿acá estás?». Él me<br />

respondió [con un gran sospiro]: «Como lo ves, Menipo». «Yo me maravillo, porque<br />

cristiano quiere dezir el que sigue a Cristo, y cristianíssimo el que más le sigue de todos,<br />

pues si el que más sigue a Cristo está acá, ¿cuánto más el que no le siguiere?» Y < > él me<br />

respondió: «O Menipo, que allá en el mundo cómpranse los títulos, buenos nombres por<br />

dinero, y después poséense con gran falsedad; plugiera a Dios que yo fuera el más pobre<br />

hombre del mundo, y que por algún infortunio yo perdiera todo mi reino, y forçado viniera<br />

a mendigar, antes que venir aquí.» Luego adelante vi aquel mi grande amigo Calidemes<br />

griego, al cual como llegué le dixe: «¿Acá está tú también, Calidemes?», y él me respondió:<br />

«Sí, Menipo, como ves.» Yo le dixe: «Dime, por mi amor, cuál fue la causa de tu muerte»;<br />

y él luego me començó a dezir: «Ya sabes, Menipo, que yo tenía gran amistad y<br />

conversación con aquel gran rico Theodoro natural de Corintho, al cual serví y obedeçí<br />

porque como él era viejo y rico, y sin heredero, había prometido dexarme por suçesor, y<br />

como en una enfermedad hizo testamento deseaba que se muriesse; pero vino a convaleçer,<br />

de lo que me pessó, y así conçertéme con el paje que nos daba a beber que le echasse en el<br />

vaso de su bebida un veneno que le di, y [mandéle] que se le diesse a beber cuando lo<br />

demandasse, prometiéndole hazerle heredero juntamente comigo; y un día que comimos de<br />

banquete y festividad como demandó a beber Theodoro y dixo que me diessen luego a mí,<br />

suçedió que tomó el paje por yerro el vaso mío con que yo había de beber y diósele al viejo,<br />

y a mí diome que bebiesse el que estaba aparejado con veneno para el viejo; y luego como<br />

yo le bebí, porque con la sed bebí las hezes del suelo no pensando que el moço se podía<br />

engañar, y yo luego caí en el suelo muerto, y el viejo vive agora muy alegre.» Y como yo le<br />

oía este aconteçimiento reíme del suçeso como hazes agora tú, de lo cual Calidemes se<br />

afrontó y me dixo: «¿Ansí ríes y burlas del amigo, Menipo?»; yo le respondí: «O<br />

Calidemes, ¿y ese aconteçimiento es para no reír?, ¿púdose nunca a hombre dar pago tan<br />

justo como se dio a ti? Pero dime, el viejo Theodoro, ¿qué dixo cuanto te vio caer?» Él me<br />

respondió: «Maravillóse cuando ansí súbito me vio morir, pero cuando del paje supo el<br />

caso del yerro del vaso, también él se rió.» Yo le dixe: «Por çierto bien hizo, porque si<br />

aguardaras un poco, ello se viniera a hazer conforme a tu deseo, y ansí pensando<br />

aventajarte atajaste el vivir y heredar.» Y estando en esto luego llegó a hablarme Chyron,<br />

mi grande amigo, aquel que fue tenido por medio dios por su gran saber, al cual en llegando<br />

le abraçé maravillándome, porque pensé que le dexaba vivo acá, y él me dixo: «¿De qué te<br />

maravillas, Menipo?»; yo le dixe: «De verte tan presto acá, que no pensé que eras muerto.<br />

Dime Chiron, cómo fue tan súbita tu muerte»; y él me respondió: «Yo me maté porque<br />

tenía aborreçida la vida.» Díxele: «Mucho deseo tengo de saber qué mal hallaste en la vida,<br />

pues sólo tú aborreçes lo que todos aman y grangean»; y él me respondió: «Pues esto has de<br />

saber, Menipo, que aunque todo el popular vulgo tenga la vida del mundo por muy buena<br />

yo no la tengo simplemente por tal, mas antes la tengo por variable y de mucha miseria,<br />

porque como yo tanto viviesse en el mundo usando tanto tiempo de las mesmas cosas, del<br />

sol, de la noche, del comer, del beber, del dormir, del desnudar, del vestir, oír cada día las<br />

mesmas horas del relox por orden reçíproco, importunaban mis orejas en tanta manera que<br />

ya la aborreçía, y enhastiado de tanta frecuençia, por hallarme cansado me quise acabar

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