El Crotalón - Biblioteca Virtual Universal
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Pero a lo menos gloriarme he haber emprendido cosa que me haga entre caballeros de valor<br />
afamar.» Y ansí con esta intinçión muchas vezes estando solo con su hermana Julieta la<br />
importunaba le contasse muy por estenso y particular todo lo que había passado con Melisa,<br />
y por le complazer le contó cómo dormiendo ella en el bergantín aquella mañana que a<br />
Londres llegó la salteó la infanta Melisa, y cómo teniéndola por varón por llevar el vestido<br />
y espada ceñida se enamoró della, y tanto que junto a la fuente la abraçó y bessó<br />
dulçemente demandándola sus amores, y cómo le fue forçado descubrirle ser muger, por lo<br />
cual no podía satisfazer a su deseo, y cómo no se satisfizo hasta que la tuvo consigo en su<br />
cama muchas noches; y la pena y lágrimas con que della se despidió prometiéndole con<br />
muchas juras de la volver a visitar. Y luego como su hermana Julieta contó a Julio su<br />
historia resuçitó en su coraçón una viva y çierta esperança de gozar los amores de Melisa<br />
por esta vía, teniendo por imposible haberla por otra manera; y ansí industriado por Amor<br />
tomó aviso, que con el vestido y joyas de su hermana sería por el rostro tomado por ella. En<br />
fin, sin más pensar aventurándose a cualquier suçeso se determinó tentar donde alcançaba<br />
su ventura, y ansí un día demandó a Julieta le diesse el tapete que le dio Melisa para el<br />
bergantín [con la devisa], porque se quería salir a solazar; y vestido de un rico brial que<br />
Melisa dio a Julieta, y cogidos los cabellos con un graçioso garbín, adornado su rostro y<br />
cuello de muy ricas y hermosas joyas y perlas [de gran valor], se lançó a manera de solazar<br />
por el mar; y cuando se vio dentro en él, mandó a los que gobernaban guiassen para<br />
Londres, y en breve y con próspero tiempo llegó al puerto, y por las señas conoçió el lugar<br />
donde su señora Melisa cada día venía por esperar a su hermana Julieta; y como la<br />
compañía de la infanta reconoçió la devisa y orla del tapete que llevaba el bergantín corrían<br />
a Melisa por demandar las albriçias; y como Melisa le vio, engañada por el rostro, le juzgó<br />
por Julieta reçibiéndole con la posible alegría, porque çierto se le representó Julio lo que<br />
más amaba su corazón; y ansí luego le aprieta entre sus braços, y mil vezes le bessa en la<br />
boca con mucha dulçura, nunca pensando de se satisfazer. Agora pues, podéis vosotros<br />
señores, pensar si fue Julio passado con la misma saeta con que amor hirió a Melisa, y<br />
pensad en cuánta beatitud estaba su ánima cuando en este estado se vio. Metióle en una<br />
cámara secreta donde estando solos con bessos y abraços muy dulçes se tornó de nuevo a<br />
satisfazer, y luego le haze traer un vestido suyo muy rico a maravilla [que le había labrado<br />
para se le dar si viniesse a visitarla, o enviársele], y vistióle de nuevo cogiéndole los<br />
cabellos con una redeçilla de oro; y ansí todo lo demás del vestido, y atavío le dispuso en<br />
toda gentileza y hermosura como más agraçiado la pareçiesse; y la voz que en alguna<br />
manera le podía differençiar trabajó Julio por excusarla todo lo que pudo. Y luego le llevó a<br />
la gran sala, donde estaban sus padre y muchas damas y caballería, los cuales todos la<br />
reçibieron con gran alegría, y todos le miraban a Julio contentos de su belleza, pensando<br />
que fuesse muger, y ansí con semblante amoroso le hazían señas mostrándole desear servir<br />
y agradar. Pues siendo ya passada alguna parte de la noche en grandes fiestas, y después de<br />
ser acabada la sunptuosa çena y graçioso serao, llevó la infanta Melisa consigo a Julio a<br />
dormir; y ansí < > [siendo] despojados de todos sus paños, [despidiendo su compañía],<br />
quedaron [solos] en una cama ambos dos < > y sin luz. Y como Julio se vio solo y en aquel<br />
estado con su señora, y que de su habla no tenía testigo le començó ansí a dezir: «No os<br />
maravilléis, señora mía, si tan presto vuelvo a os visitar, aunque bien creo que pensastes<br />
nunca más me ver. Si este día que por mi buenaventura os vi yo pensara poder de vos gozar<br />
con plazer de ambos a dos, yo me tuviera por el más bienandante caballero del mundo<br />
[residir para siempre en vuestra presençia]. Pero por sentir en vos pena y no os poder<br />
satisfazer ni bastar a os consolar determiné de me partir de vos, porque gran pena da al muy