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El Crotalón - Biblioteca Virtual Universal

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Dios suçedió que vino la buena dueña a se empreñar y de un parto parió dos hijos, el uno<br />

varón y el otro hembra, los cuales ambos en hermosura no tenían en el mundo par; y ansí<br />

fueron los niños criados de sus padres con tanto regalo como era el amor que los tenían; y<br />

como fueron de un parto fueron los más semejantes que nunca criaturas nacieron, en tanta<br />

manera que no había hombre en el mundo que pudiesse poner differençia entre ellos, ni los<br />

mesmos padres lo sabían diçernir, mas en todo el tiempo se engañaron mientra los criaban,<br />

que por solas las amas los venían a conoçer; y ansí acordaron de los llamar de un nombre<br />

por ser tan semejantes en el aspecto, rostro, cuerpo, aire y dispusiçión: llamaron al varón<br />

Julio y a la hija Julieta. Fueron estremadamente amados de los padres por ser tan lindos y<br />

tan deseados y no tener más; y ansí yendo ya creçiendo en edad razonable, conoçiendo ya<br />

ellos mesmos su similitud usaban para su pasatiempo de donaires y graçiosos exerçicios por<br />

dar plazer a sus padres; y ansí muchas vezes se mudaban los vestidos, tomando Julio el<br />

hábito de Julieta, y Julieta el de Julio, y representándose ante sus padres con un donaire<br />

gracioso reçibían plazer como con tanta gracia se sentían burlados por sus amados hijos; y<br />

ansí Julieta en el hábito que más le plazía se iba muchas vezes a solazar, agora por la<br />

çiudad, agora por el mar, tomando la compañía que más le plazía. Y un día entre otros salió<br />

de su aposento ataviada de los vestidos de su hermano Julio a toda gallardía y con su<br />

espada ceñida, y passando por la sala tomó dos escuderos que allí halló y lançóse por el mar<br />

en un bergantín que para su solaz estaba a la contina aparejado; y suçedió que, esforçándose<br />

el viento, a su pesar fueron llevados por el mar adelante sin poder resistir; y como a los que<br />

Dios quiere guardar ningún peligro les daña, aunque con gran temor y tristeza fueron<br />

llegados una pieza de la noche a la costa de Ingalaterra y lançados por un seguro puerto sin<br />

saber dónde estaban; y como sintieron la bonança y el seguro del puerto, aunque no<br />

conocían la tierra, llegándose lo más que pudieron a la ribera determinaron esperar allí el<br />

día; y ansí, como Julieta venía triste y desgraçiada y desvelada por causa de la desusada<br />

tempestad se echó luego debajo del tapete a dormir, y lo mesmo hizieron por la plaza del<br />

bergantín los escuderos, y fue tan grande y de tanta gravedad su sueño que siendo venida<br />

gran pieza del día aún [no] despertaron. Y suçedió aquella mañana salir la infanta Melisa,<br />

hija del rey de Ingalaterra, a caza con sus monteros por la ribera del mar, y como mirando<br />

acaso vio dentro del agua el bergantín ricamente entoldado y que no pareçía persona que<br />

viniesse en él, mandó que saltassen de su gente y viessen quién venía allí, y luego fue<br />

avisada por los que dentro saltaron que en la plaza del bergantín estaban dos escuderos<br />

dormiendo, y que dentro en el tapete estaba el más lindo y agraçiado mançebo de edad de<br />

catorce años que en el mundo se podía hallar. Y cobdiçiosa la infanta de lo ver mandó echar<br />

la puerta en tierra y apeándose de su palafrén saltó dentro del bergantín, y como vio a<br />

Julieta dormiendo con su espada çeñida juzgóla por varón, y ansí como la vio tan linda y<br />

tan hermosa en tan conveniente edad, fue luego presa de sus amores; y aguardando a que<br />

despertasse, por no la enojar, [estuvo por gran pieza contemplando su belleza y hermosura,<br />

y como despertó] la saludó con gran dulçura preguntándola por su estado y viaje. Julieta le<br />

dixo ser un caballero andante que la fortuna del mar le había echado allí, y que se tenía por<br />

[bien açertado y] venturoso si la podiesse en algo servir. Melisa ofreçiéndosele mucho para<br />

su consuelo la rogó saliesse a tierra convidándola a la caça, diziendo que por aquellas partes<br />

la había mucha y muy buena de diversos animales; y ansí como reconoçió Julieta el valor<br />

de la dama, y por verse en su tierra, holgó de la complazer; y ansí le fue dado un muy<br />

hermoso palafrén, en el cual cabalgando Julieta, y Melisa en el suyo, se metieron con su<br />

compañía por la gran espesura de la montaña a buscar alguna caça; y como no se podía<br />

sufrir la infanta Melisa por la herida de su llaga [que la atormentaba sin poderla sufrir],

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