15.05.2013 Views

La lealtad de los delincuentes - tonisoler

La lealtad de los delincuentes - tonisoler

La lealtad de los delincuentes - tonisoler

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Nos quedamos <strong>los</strong> tres en ropa interior. Más risas, y más rayas. Preparé<br />

unos gin-tonics y <strong>los</strong> bebimos <strong>de</strong>prisa. Momento perfecto. Cambié la música<br />

sin preguntar y coloqué un clásico <strong>de</strong> Nina Simone en la disquetera. Infalible.<br />

El alcohol hizo pronto su efecto. Sonia me abrazó por <strong>de</strong>trás y yo agarré a<br />

Andrea <strong>de</strong>l mismo modo, bailando <strong>los</strong> tres en una especie <strong>de</strong> trenecito. Y sí,<br />

acabé mordiendo aquel maravil<strong>los</strong>o cuello.<br />

Estaba excitadísimo. Noté a Sonia <strong>de</strong>slizar sus <strong>de</strong>dos poco a poco hasta<br />

llegar a la goma <strong>de</strong> mis calzoncil<strong>los</strong>. Al mismo tiempo, yo seguía besando<br />

impaciente el cuello y la nuca <strong>de</strong> Andrea. No había nada que pudiera estropear<br />

aquel momento.<br />

O quizá sí.<br />

Justo en ese instante se abrió la puerta <strong>de</strong> la cocina, alguien entraba en la<br />

casa sin llamar. Hacía unos meses Angelito estuvo viviendo conmigo mientras<br />

terminaban la construcción <strong>de</strong> su casa en Masías y el muy cabrón todavía<br />

conservaba un juego <strong>de</strong> llaves.<br />

—¡Jo<strong>de</strong>r, Tonelo! Vaya juerguecita tienes aquí montada —soltó nada más<br />

ver el panorama.<br />

—¿Qué pasa, tío? —le contesté, con la cara más chunga que pu<strong>de</strong> articular<br />

y apuntándole directamente a <strong>los</strong> ojos con mi erección.<br />

—Guárdate eso, Tonelo, haz el favor. ¿Qué tal, chicas? Yo soy Ángel —se<br />

presentó, arrimándose todo lo que pudo primero a Sonia y luego a Andrea<br />

para darles dos besos a cada una lo más cerca posible <strong>de</strong> las comisuras.<br />

Desapareció la magia. Se esfumó. Voló.<br />

Para colmo, justo en ese momento bajaba Car<strong>los</strong> con su princesa <strong>de</strong> la<br />

buhardilla. Al parecer, estaba haciendo tiempo, pero al oír a Angelito, bajó<br />

corriendo. Había cumplido y quería pirarse. Princesa Bella les preguntó a las<br />

chicas si se iban ya. Fue una pregunta tan imperativa que no <strong>de</strong>jaba opción<br />

a la réplica. Se vistieron, me dieron un beso cada una en una mejilla y se<br />

largaron por don<strong>de</strong> habían venido.<br />

Y allí estaba yo, en calzoncil<strong>los</strong>, con un calentón <strong>de</strong>scomunal, borracho y<br />

mirando cómo se marchaban por la puerta <strong>de</strong> mi casa dos chatis divertidísimas<br />

a las que probablemente nunca volvería a ver.<br />

—¿Cómo ha quedado Alonso? —preguntó Angelito en cuanto nos<br />

quedamos a solas.<br />

—¡Vete a la mierda! —contesté, mirándole como si le estuviese perdonando<br />

la vida.<br />

27

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!