La lealtad de los delincuentes - tonisoler
La lealtad de los delincuentes - tonisoler
La lealtad de los delincuentes - tonisoler
Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
9. <strong>La</strong> falsa cura<br />
Car<strong>los</strong> tenía la oficina a tan sólo un par <strong>de</strong> manzanas <strong>de</strong>l <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> Marta.<br />
Fue casi sin pensar, pero cuando quise darme cuenta me encontré a mí mismo<br />
estacionado en doble fila justo <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> su bufete. No tenía ni puñetera<br />
i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> qué estaba haciendo allí; en realidad, no quería hablar con ella y, sin<br />
embargo, allí estaba <strong>de</strong> nuevo, <strong>de</strong>seando verla. Recordé cómo me marché <strong>de</strong><br />
su lado hacía tan sólo dos días y me lamenté una vez más por ello.<br />
Tratando <strong>de</strong> quitarme ese peso <strong>de</strong> la cabeza me fijé en el portal por el que<br />
había salido Eric. Había varios letreros fijados a la fachada: una empresa <strong>de</strong><br />
telefonía, un <strong>de</strong>spacho <strong>de</strong> arquitectos, una notaría y dos bufetes <strong>de</strong> abogados.<br />
¿Qué estaba haciendo Eric en aquel edificio? Estuve esperando durante más<br />
<strong>de</strong> media hora a que saliera Marta <strong>de</strong> su <strong>de</strong>spacho, dándole vueltas y más<br />
vueltas a aquella pregunta, hasta que finalmente me di por vencido, arranqué<br />
el motor <strong>de</strong> mi coche y me fui a recoger Car<strong>los</strong>.<br />
En la calle, bajo la compañía <strong>de</strong> seguros, me esperaba mi amigo, con una<br />
sonrisa <strong>de</strong> oreja a oreja y acompañado por Sonia y Andrea. Se subieron <strong>los</strong><br />
tres en mi coche.<br />
—¿Dón<strong>de</strong> nos llevas? ¡Bombón! —preguntó Sonia.<br />
—¿Qué tal si tomamos algo en la playa y luego nos vamos <strong>de</strong> cenita? —<br />
sugirió Car<strong>los</strong>.<br />
—¿Po<strong>de</strong>mos pasar primero por mi casa? —añadió Andrea—. Será sólo un<br />
momento.<br />
Lo cierto es que no estaba muy contento con la compañía. Habría preferido<br />
estar a solas con Car<strong>los</strong> para po<strong>de</strong>r contarle mis penas. Car<strong>los</strong> era bueno<br />
63