La lealtad de los delincuentes - tonisoler
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Llamé a Fran sorprendido por su tardanza.<br />
—¿Dón<strong>de</strong> estás? —le pregunté.<br />
—En casa <strong>de</strong> mi madre. Quedé ayer con Dani en que pasaría a recogerme,<br />
pero no ha venido todavía. Le estoy llamando y tiene el móvil apagado.<br />
—Vale. Ahora voy yo —me ofrecí.<br />
De Valterna a Campolivar no había más <strong>de</strong> dos minutos en coche. En el<br />
trayecto pronostiqué que Dani no vendría. Era un cobar<strong>de</strong> y, aun así, no se lo<br />
podía reprochar. Es más, entendía su <strong>de</strong>cisión; e incluso la prefería.<br />
Recogí a Fran y regresé a casa <strong>de</strong> Alex. Hicimos un último intento <strong>de</strong><br />
localizarle y finalmente nos sentamos a comer sin él. Angelito, Car<strong>los</strong>, Fran<br />
y yo a un lado <strong>de</strong> la mesa; en el otro <strong>los</strong> <strong>de</strong>más. Dos conversaciones distintas.<br />
Dos mundos separados. <strong>La</strong> pandilla estaba rota. Ya no había unión ni<br />
conexión entre nosotros. El<strong>los</strong> tenían a sus bebés y nosotros teníamos nuestra<br />
fiesta. Miré a Fran y vi en sus ojos una expresión conocida. Al igual que yo, él<br />
también preferiría estar en el otro lado <strong>de</strong> la mesa.<br />
Llegó el momento <strong>de</strong> la tarta. Álex salió <strong>de</strong> la cocina con un enorme pastel<br />
entre las manos y se dirigió hacia Rubén. El niño lucía una sonrisa <strong>de</strong> oreja<br />
a oreja. Empezamos a cantar el Cumpleaños Feliz y, justo en ese momento,<br />
comenzó a sonar el móvil <strong>de</strong> Ángel.<br />
Sin pensárselo dos veces atendió la llamada y escuchó lo que le <strong>de</strong>cían. Al<br />
minuto estaba pálido, completamente aturdido.<br />
—¿Algún problema, Ángel? —le pregunté intrigado en cuanto colgó.<br />
Todos se giraron hacia él e intentaron hacerle reaccionar, pero era como si<br />
hubiese entrado en estado <strong>de</strong> shock.<br />
—¿Ángel, se pue<strong>de</strong> saber qué te pasa?<br />
Hubo un silencio y finalmente contestó tartamu<strong>de</strong>ando.<br />
—Era la policía. Quieren que mañana pase por la comisaría para hacer una<br />
<strong>de</strong>claración.<br />
—¡¿Cómo?! —preguntamos todos a la vez.<br />
—Han encontrado a Dani en su casa… Muerto.<br />
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