La lealtad de los delincuentes - tonisoler

—Aún no. Si me prestas el dinero le contaré la verdad. Si no lo haces, ya
inventaré alguna historia —contestó.
—Se va a enterar de todos modos. Sólo tiene que pasar por el restaurante
esta semana y ver allí trabajando a François para darse cuenta de que le has
engañado. Si le cuentas una historia falsa serán dos engaños —le advertí.
—¿Quieres decir que no me dejarás el dinero?
—No. Quiero decir que deberías contarle la verdad. Y cuanto antes mejor.
Lo pensó durante unos segundos y acabó asintiendo con la cabeza.
—Tienes razón. Se lo contaré todo, pero al resto les diremos que me he
caído por las escaleras, ¿de acuerdo?
—Bien. Te dejaré la mitad del dinero. De todos modos, tal y como estás
no puedes hacerte cargo del restaurante, así que tendrás que mantener a tu
encargado hasta que te encuentres mejor. Con la mitad tendrás suficiente para
cubrir las pérdidas de varios meses, mientras intentas vender tu casa. Con
suerte, antes de que se te acabe ya tendrás alguna oferta por ella. Si no es así,
volveremos a hablar. Una última pregunta.
—Dispara —me dijo más animado.
—¿Cuánto debes de hipoteca en tu casa?
—Trescientos mil euros.
—Vale.
Me quedé tranquilo. Su casa valía por lo menos quinientos mil.
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