Historia de la literatura gallega - Innova

defienden los derechos de la mujer en todos los campos y que ,
simbólicamente, rechazan el nombre de poetisa, ligado connotativamente a una
poesía dulzona y hasta cursi, porque consideran que la poesía debe
desenmascarar también los tópicos machistas que se transmiten a través del
lenguaje, que ha sido forjado por y para los hombres. Hay que señalar que este
deseo de comunicación e inmediatez, de incardinarse en la realidad cotidiana,
de los nuevos poetas de los noventa, no hace que descuiden la técnica poética
ni la riqueza del lenguaje.
Luísa Castro (1966) en Baleas e baleas (1998) presenta la
adolescencia femenina como deseo de libertad e independencia y desecha el
tema de la infancia como paraíso perdido; también señala como nadie la doble
alienación de la mujer, explotada en el trabajo y en su vida afectiva y en este
sentido su poema A miña nai traballaba nunha fábrica de conservas es
antológico.
Ana Romaní (1962) en Arden (1998) realiza una reivindicación de la
mujer y exige el derecho de esta a ser protagonista en todo, incluso utilizando
símbolos e imágenes como la leona o la yegua para simbolizar la pasión
femenina, sustituyendo a los masculinos y tópicos león y caballo.
María Xesús Pato
(1955), aunque nacida en la década de los
cincuenta, debe incluirse en esta generación por los años de difusión de su
obra, así como por las características de esta. En Nínive (1995) desenmascara
el patriarcalismo del lenguaje convencional y manifiesta su compromiso con el
galleguismo, la condición femenina y la protesta política.
Antón Lopo (1961, seudónimo de Antón Rodríguez López, cultiva en
obras como Sucios e desexados, Libro dos amados o Pronomes una lírica en la
que se mezcla vanguardismo y clasicismo, amor y obsesión por la muerte o
incluso el tratamiento de la violencia.
Miro Villar (1965) es un buen ejemplo de poeta de los noventa. Miembro
fundador y presidente del Batallón Literario Costa da Morte se convierte, como
hemos visto, en cierta medida en portavoz de los poetas de esta generación
frente a los de los ochenta. Fue cofundador de una editorial para difundir la
obra poética de los más jóvenes, Edicións do Dragón. En Ausencias pretéritas
(1992) echa mano del soneto para cantar el amor y expresa también la pasión
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