Historia de la literatura gallega - Innova

de preguerra, pero que ahora publicará su obra maestra: Luís Pimentel
((1895-1958). Ya fallecido, se publica su Sombra do aire na herba (1959), que
deja ver una fina sensibilidad herida por la dureza de la vida en los difíciles
años de la inmediata posguerra.
De gran importancia es el grupo de ensayistas unido a Galaxia. Con su
labor desde finales de los cuarenta y en los cincuenta van a recuperar el
gallego para el ensayo y la ciencia. En este sentido son los herederos y
continuadores de la prosa ensayística e incluso científica y técnica de los
escritores de Nós y del Seminario de Estudos Galegos. La labor de estos
ensayistas es fundamental para demostrar por aquellos años que el gallego no
sólo es una lengua literaria, sino una lengua capaz de expresar por medio del
ensayo o del artículo científico y técnico toda la complejidad del mundo
moderno. Dentro de este grupo de ensayistas Ramón Piñeiro (1915-1990, el
gran animador de Galaxia y del galleguismo de posguerra, analiza distintos
aspectos filosóficos, lingüísticos, históricos y culturales relacionados con
Galicia en obras que ya son cl ásicos del pensamiento gallego, como
Significado metafísico da saudade, A saudade en Rosalía, A lingoaxe e as
linguas ou Olladas no futuro. Hasta su muerte, en 1990, Piñeiro se convertirá
en la gran figura del galleguismo.
Dentro de este grupo destacan también
Fernández del Riego, Fernández de la Vega y García-Sabell.
La variedad de la lírica en los años cincuenta y en los primeros sesenta
Dentro de esta recuperación de la lengua y literatura gallegas en los
cincuenta, que algunos consideran un nuevo rexurdimento de la lengua y
literatura gallegas tras la guerra civil, en la década de los cincuenta y primeros
sesenta conviven varias generaciones poéticas.
Poetas de la llamada generación de 1936 –nacidos entre 1910 y 1920-
publican ahora obras fundamentales de la lírica gallega contemporánea.
Destacan en esta generación Xosé María Díaz Castro (1914-1991), que en su
poemario Nimbos (1961) medita de forma angustiada sobre el sentido de la
vida o la presencia de la muerte. En la misma línea meditativa ofrece el ya
citado Aquilino Iglesia Alvariño Lanza de soledá (1961). Pero sin duda
ninguna la figura más popular de esta generación poética será Celso Emilio
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