Historia de la literatura gallega - Innova

la tristeza, la soledad y la melancolía en Da muda primavera (1988) pues, al
contrario de la poesía pura, la palabra es incapaz de salvar del paso del tiempo
y de la muerte; Xesús Manuel López Valcárcel explora la intimidad y el
recuerdo de la infancia en A porta do lume (1992) y Areas de fondo (1992),
mientras que Aurum (1996) recoge toda la poesía que escribió hasta ese
momento, que considera como un recorrido poético en la búsqueda del
conocimiento; Cesáreo Sánchez Iglesias cultiva la poesía simbólica de aliento
mítico en A árbore das sete palabras (1990); Manuel Forcadela en Nausicaa
(1992) o Profecía (1992) conjuga el culturalismo con la meditación íntima; Fiz
Vergara Vilariño se muestra en Os eidos da Bremanza (1990) como el gran
poeta de la soledad y del silencio; Paulino Vázquez en A experiencia inglesa
cultiva una poesía elegíaca en la que la existencia aparece marcada por el
paso del tiempo, gran destructor de la felicidad; Vítor Vaqueiro en A fraga
plateada (1983) intenta meditar sobre el origen del universo y la vida; X.
Rodríguez Baixeras en A gándara da noite, en diez cantos, propone un viaje
poético para encontrar la autenticidad como ser individual y social; Pilar
Pallarés en Sétima soidade (1986) o en Livro das devoracións combina el tema
del carpe diem con la angustia por el paso del tiempo en una aceptación
estoica de la transitoriedad de lo humano; por otra parte se apropia de la
simbología amorosa masculina, en una línea que será muy valorada por la
nueva poesía de la generación de los noventa; Lois Pereiro en Poesía última
de amor e morte (1995) expresa la angustia por la enfermedad y la amenaza
de la muerte; Rodríguez Fer reúne toda su poesía amorosa y erótica en Vulva
(1991). Posiblemente el poeta que mejor representa a esta generación es
Miguel Anxo Fernán-Vello (1958). Miguel Anxo conjuga su labor de creador
con la editor. Como editor ha sido fundamental su labor de difusor de las
nuevas voces poéticas de los ochenta y noventa. Como creador nos ha
ofrecido grandes poemarios como Memorial de brancura (1985), Entre auga e
fogo (1987) o Poemas da lenta nudez (1994). Con una gran riqueza de
lenguaje y técnica, Fernán-Vello trata temas como el amor, la contemplación
gozosa del paisaje y de la mujer amada o la integración plena y gozosa con la
amada y con el paisaje.
También podemos incluir en esta generación a poetas que cultivan una
lírica más unida a la realidad cotidiana y que testimonian la oposición rural-
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