Historia de la literatura gallega - Innova

fin, su novela Bretaña, Esmeraldina (1987) presenta el mundo angustiante y
absurdo de la cárcel unido a la represión política.
Carlos Casares, integrante también de la Nova Narrativa, realiza un
canto a la tolerancia en su novela Ilustrísima (1980), representada por el
protagonista, un obispo que, a comienzos del siglo XX, no se opone a la
instalación de un cine y recibe con espíritu abierto todo tipo de novedades. En
Os mortos daquel verán (1987), nos ofrece el ambiente de la Guerra Civil al
reconstruir la muerte de un boticario asesinado a comienzos de la guerra a
través de los diez informes judiciales que presentan visiones diferentes de la
muerte de este boticario, desde la oficial de muerte por accidente a la del
asesinato por motivos de persecución política.
Camilo González Suárez-Llanos ofrece en esta década la que, según
algunos críticos, es una de las mejores novelas gallegas contemporáneas:
Cara a Times Square (1980). Ambientada en Nueva York, presenta unos
personajes perdidos en el absurdo y la soledad de la gran ciudad, en la mejor
línea de la literatura del absurdo. En A desfeita (1983) trata también el tema de
la guerra civil en una villa gallega.
María Xosé Queizán en Amantia (1984) recrea, desde una perspectiva
feminista, la Galicia del Imperio Romano y del priscilianismo. X. Fernández
Ferreiro, el miembro de la Nova Narrativa preocupado por crear una narrativa
popular y hasta de quiosco, continúa en esta línea. A ceo aberto (1981)
presenta la vida de un guardia municipal gallego del ayuntamiento de Madrid
que, desde la contaminación de la gran ciudad, recuerda su vida infantil en el
campo gallego. En Corrupción e morte de Brigitte Bardot (1981) muestra la vida
de una muchacha que viene desde Galicia a Madrid para triunfar como modelo
y actriz y termina asesinada tras pasar por el mundo de la droga.
Nuevos narradores
En la segunda mitad de los setenta y fundamentalmente a lo largo de la
década de los ochenta aparece un grupo de nuevos narradores que conforman
una nueva generación en la narrativa gallega. Los caracteriza el haber nacido
entre 1945 y 1960 y haber tenido, por lo general, una formación universitaria.
Algunos de ellos, los más viejos, se dieron a conocer ya a finales de la década
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