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intervenciones<br />
cador, ladrón y estafador. En otra sala<br />
de la casa, conversa la joven pareja.<br />
Ella le abandona y poco después<br />
aparece en escena Burunda quien,<br />
ante el barullo de los invitados,<br />
propone a Boy abandonar la fiesta e<br />
irse a su casa hasta la hora de su<br />
regreso a Cádiz. En unos planos<br />
tintados de color verde azulado,<br />
ambos protagonistas aparecen junto a<br />
una estatua del supuestamente tatarabuelo<br />
de Boy, (también llamado<br />
conde de Baza). Boy se sube al<br />
pedestal de la estatua y le pone un<br />
abrigo para protegerle del frío. Poco<br />
después regresa su amigo y le limpia<br />
la sangre de una pequeña herida en<br />
uno de sus dedos. Ambos continúan<br />
su camino de vuelta a casa de<br />
Burunda y una vez allí, Burunda<br />
entrega su abrigo y sombrero a<br />
Celestín, su mayordomo, y le encarga<br />
que vaya al Hotel Moderno a recoger<br />
la maleta de Boy, la traiga a casa<br />
además de avisar al chófer para que<br />
tenga preparado el coche para la hora<br />
en la que ‘el Señor Baza’ entrará de<br />
guardia. Ambos entran en un<br />
dormitorio y mientras Burunda vierte<br />
una jarra de agua sobre una<br />
palangana, Boy le va contando su<br />
historia a al vez que se va desvistiendo.<br />
Al quitarse su último zapato,<br />
se dispara contra Burunda que<br />
continúa lavándose las manos, salpicándole<br />
de agua. Plano de Boy<br />
soltando una carcajada. A continuación<br />
llega el mayordomo, Boy le<br />
abre la puerta y recoge una carta a la<br />
vez que aquel coloca su maleta junto<br />
a la cama. De nuevo, Boy se sienta<br />
sobre la cama y tras abrir la carta, se<br />
enciende un cigarrillo y termina de<br />
tumbarse sobre la cama. Burunda se<br />
sienta en un gran sillón situado junto<br />
a la cama y le toca la pierna con el<br />
ánimo de consolarle. Boy se tumba<br />
del otro lado y le da la espalda con la<br />
intención de terminar la conversación<br />
iniciada. Burunda con cara de<br />
desconsuelo se pone de pie y se corta<br />
la película cuando parece dirigirse<br />
hacia la derecha del cuadro.”<br />
EL CONTEXTO<br />
De forma ineludible, la visión del<br />
fragmento nos hace pensar en la<br />
triste pérdida irremediable de esta<br />
producción y por extensión, la de<br />
gran parte del patrimonio cinematográfico<br />
español de la época.<br />
A mediados de la década de los<br />
veinte, el cine español trataba de<br />
captar a un público que mostraba<br />
sus preferencias hacia el cine<br />
extranjero, especialmente el norteamericano.<br />
Para ello, recurrirá hasta el<br />
exceso a los temas populares y<br />
costumbristas extraídos principalmente<br />
de la zarzuela, para más<br />
tarde, y una vez agotado este filón,<br />
centrarse en adaptaciones literarias<br />
de autores como los Alvarez<br />
Quintero, Arniches, Galdós, Baroja o<br />
Arniches, entre otros. De alguna<br />
forma parece conseguirse, según<br />
manifiesta en 1926 Luis Fernández<br />
Ardavín en la revista Arte y<br />
Cinematografía (nº 300):<br />
“La Cinematografía española, hasta<br />
hace poco balbuciente y dudosa, está<br />
de enhorabuena. En poco más de<br />
dos años ha logrado acaparar el<br />
mercado nacional e imponerse a la<br />
concurrencia extranjera. Esto, que<br />
más que un síntoma es una realidad,<br />
demuestra hasta qué punto estamos<br />
capacitados los españoles para<br />
competir, a poco que contemos con<br />
medios adecuados y normales, con<br />
las casas de reconocida fama<br />
mundial. Si careciendo de instalaciones<br />
elementales, arcos, grupos<br />
electrógenos, galerías, etc.,<br />
BOY (ESP, 1925) de Benito Perojo.<br />
producimos en España cintas que<br />
han desterrado en un cincuenta por<br />
ciento a los programas norteamericanos<br />
y franceses, cuando contemos<br />
con capitales de importancia,<br />
dispuestos a dotarnos de cuanto<br />
necesitemos, podemos asegurar que<br />
nuestra producción se extenderá por<br />
todo el mundo.(...)”.<br />
Sea como fuere, 1925, año de<br />
producción de Boy, da títulos de<br />
grandes éxitos populares como La<br />
casa de la Troya y Currito de la Cruz<br />
de Alejandro Pérez Lugín, La<br />
revoltosa de Florián Rey o La medalla<br />
del torero de José Buchs. Todos ellos,<br />
junto a Benito Perojo, constituían los<br />
pilares de la creación cinematográfica<br />
del momento.<br />
El madrileño Benito Perojo, quizá el<br />
más refinado e internacional de todos<br />
ellos, desarrolla su carrera a lo largo de<br />
más de sesenta años, como actor,<br />
director y productor, en países como<br />
Francia, Alemania, Argentina o Estados<br />
Unidos. Creador del popular personaje<br />
Peladilla, viajará a París ante el subdesarrollo<br />
de la actividad cinematográfica<br />
española, para formarse en los<br />
aspectos técnicos y narrativos, y tratar<br />
de aplicarlos a su cine, forjándose<br />
como un cineasta avanzado frente a<br />
sus colegas españoles.<br />
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