PORTAL_musa_n5
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dossier<br />
Este último es una invención muy<br />
tardía, surgida hace dos siglos junto<br />
al primer reconocimiento oficial de la<br />
propiedad pública del patrimonio<br />
cultural, en 1794, bajo la<br />
Revolución Francesa. De esa forma,<br />
lejos de ser fruto de las nuevas<br />
tecnologías, el museo virtual se<br />
convierte en el marco general en el<br />
que debe inscribirse toda reflexión<br />
sobre museología.<br />
LA VERDADERA COMPETENCIA<br />
EJERCIDA POR EL MULTIMEDIA<br />
Una vez aceptado que el cibermuseo<br />
no es más que un caso particular de<br />
la virtualidad del museo, nos queda<br />
por saber qué tipo de competencia<br />
pueden ejercer, sobre el museo<br />
institucional, las nuevas tecnologías<br />
que lo sustentan.<br />
Podríamos suponer que la<br />
competencia procede de la imagen<br />
digital, ya que una simple imagen<br />
cumple las tres grandes funciones del<br />
museo, al permitir el almacenamiento<br />
(fijar y conservar en un espacio<br />
reducido), la exhibición (mostrar, ésta<br />
es la función teatral del museo) y el<br />
estudio (analizar, descomponer,<br />
explicar). Además, mientras la<br />
tradicional fotografía de plata sólo<br />
ofrecía un reducido poder de<br />
manipulación (encuadre, iluminación,<br />
sombras, contraste, escalado, etc.), la<br />
imagen digital presenta las mismas<br />
ventajas pero enriquecidas con la<br />
posibilidad de trabajar directamente<br />
sobre el píxel: podemos cambiar el<br />
color de los ojos de una persona y<br />
manipular sin límite una imagen,<br />
hasta el punto de hundirnos en lo<br />
fantástico (por ejemplo, la Gioconda<br />
reinterpretada por Salvador Dalí). Sin<br />
embargo, la imagen digital no hace<br />
sino ampliar una categoría de objetos<br />
habituales en el museo, como la<br />
anamorfosis (procedimiento óptico de<br />
descomposición y recomposición de<br />
una imagen, conocido al menos<br />
desde el siglo XVI) y los desollados<br />
(presentación de cuerpos vivos o<br />
mecánicos en los cuales se puede ver<br />
su interior), ambos clásicos en los<br />
museos científicos. La imagen digital<br />
puede también servir de soporte para<br />
la imagen de síntesis y para la<br />
creación de obras ficticias (ejemplo,<br />
Parque Jurásico), es por esencia<br />
museable, pero no rivaliza realmente<br />
Explorar las formas del<br />
museo virtual no es hacer<br />
ciencia ficción, sino más<br />
bien todo lo contrario, ya<br />
que se trata, en cierta<br />
manera, de arqueología<br />
museal, puesto que el<br />
museo virtual ha precedido<br />
al museo institucional<br />
con el museo; el cual, por cierto, la<br />
suele acoger a través de los medios<br />
interactivos. Por tanto, esta forma de<br />
competencia no es la que puede<br />
resultar inquietante.<br />
La verdadera competencia se ejerce a<br />
través de los contenidos, ya que los<br />
medios de comunicación surgidos de<br />
técnicas industriales (no solamente<br />
los medios digitales como Internet, el<br />
CD-Rom o el DVD, sino también las<br />
revistas ilustradas, la radio y la<br />
televisión) producen y difunden una<br />
nueva cultura. Utilizo conscientemente<br />
la palabra producen, ya que no se<br />
trata simplemente de un proceso de<br />
aceleración de la difusión: lo que<br />
cambia es el contenido, es decir, la<br />
cultura misma. No la cultura<br />
entendida como un conjunto de<br />
cualidades individuales (los<br />
conocimientos, la educación del<br />
espíritu y de la sensibilidad, etc.),<br />
sino como el proceso colectivo que<br />
incluye los modos de vida, las formas<br />
de pensar y el sistema de valores de<br />
un grupo social. Desde la Edad<br />
Media la Iglesia era quien detentaba<br />
el monopolio de la enseñanza (por<br />
ejemplo, los colegios jesuitas) y el de<br />
la distribución de las imágenes (tenía<br />
el dominio sobre las artes); la<br />
Revolución Francesa provocó un<br />
vasto proceso de laicización, así<br />
como el retroceso de la Iglesia, lo<br />
cual se tradujo en la aparición oficial<br />
de la escuela pública (encargada de<br />
difundir los conocimientos) y del<br />
museo (encargado de gestionar la<br />
distribución de las imágenes). Sin<br />
embargo, aunque las instancias de<br />
difusión habían cambiado, el<br />
contenido seguía siendo el mismo,<br />
sólo se había laicizado. Los cambios<br />
actuales se están produciendo de un<br />
modo más violento: sin que<br />
acabemos de ser conscientes de ello,<br />
los medios contemporáneos (la<br />
televisión, la web, etc.) están<br />
tendiendo a remplazar al museo.<br />
El fenómeno es muy claro en el caso<br />
de los museos de antropología. Su<br />
novedad espectacular radicaba en<br />
que no nos proponían admirar algo<br />
que nos era extraño (los dioses, los<br />
santos o los príncipes; pintados o<br />
esculpidos) sino contemplarnos a<br />
nosotros mismos en una vitrina, con<br />
los rasgos de otro. De esa forma el<br />
individuo era el protagonista y ya no<br />
necesitaba soñar con ser otro, sino<br />
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