Nichiren Daishonin - SGI-USA
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de castigarlo. Arístides, que estaba presenciando<br />
el acto, sin dar a conocer su identidad<br />
preguntó al hombre si el acusado alguna<br />
vez le había hecho algún daño. «En absoluto»,<br />
respondió el ciudadano. «Ni siquiera<br />
lo conozco, pero ya estoy harto de que todos<br />
lo llamen “el Justo”». 46 Cuando la sociedad<br />
es proclive a la envidia, las personas justas<br />
no pueden vivir a salvo.<br />
En Atenas, hasta había gente cuya ocupación<br />
era difundir rumores maliciosos con el<br />
propósito de hacer caer del poder a ciertas<br />
personas. A este grupo se lo conocía como<br />
demagogos. Podría decirse que su profesión<br />
era la violencia verbal.<br />
Sócrates fue falsamente presentado<br />
como un criminal, y sentenciado a muerte.<br />
Sin embargo, hay un punto clave que debemos<br />
recordar: el motivo real por el cual<br />
recibió la sentencia no fue la falsa imagen de<br />
él que otros habían pergeñado; las acusaciones<br />
falsas fueron sólo un pretexto. En realidad,<br />
Sócrates tuvo que morir porque era<br />
el filósofo más eminente de toda Grecia, y<br />
porque muchos no podían soportar que una<br />
persona tan noble y admirable continuase<br />
desplegando sus actividades.<br />
De la misma forma, el <strong>Daishonin</strong> fue<br />
perseguido a raíz de una imagen falsa de<br />
perversidad y de inmoralidad que otros<br />
difundieron sobre él; pero esto también fue<br />
un pretexto. En verdad, fue blanco de tantos<br />
ataques justamente porque era el hombre<br />
más sabio de todo el Japón. Como lo expresa<br />
el <strong>Daishonin</strong> cuando dice: «La gente abre<br />
canteras en la roca para extraer las gemas<br />
preciosas que hay en su interior; desuella<br />
ciervos para quitarles la piel y la carne;<br />
[…] y envidia a las mujeres hermosas por<br />
su belleza» 47 : lo que estaba en juego era la<br />
envidia que despiertan las cosas excelentes.<br />
La envidia es un sentimiento inútil. Cuando<br />
uno admira la grandeza, su propia vida<br />
se enriquece y se eleva; pero cuando uno<br />
envidia, nada de esto es posible. Para decirlo<br />
con palabras del filósofo griego Antístenes<br />
(445–365 a. C.): «El hierro es devorado por<br />
el óxido; el envidioso es consumido por su<br />
propio sentimiento». 48 La gente envidiosa<br />
es corrupta en su interior. Los que actúan<br />
motivados por la envidia tratan de arrastrar<br />
a los demás a su mismo nivel de bajeza.<br />
El Sutra del loto predice que los falsos sabios<br />
arrogantes criticarán a los practicantes<br />
del sutra con argumentos como estos:<br />
«Estos monjes, ávidos de obtener<br />
beneficio y protección,<br />
predican doctrinas no budistas<br />
e inventan sus propias escrituras<br />
para engañar a la población del<br />
mundo.<br />
Como anhelan ser famosos y<br />
reconocidos,<br />
buscan destacarse<br />
predicando este sutra» .49<br />
Sus calumnias —por ejemplo, decir que<br />
los practicantes del sutra estaban «ávidos<br />
de obtener beneficio y protección», o que<br />
anhelaban «ser famosos y reconocidos»—<br />
en realidad sólo reflejaban las ambiciones<br />
oscuras de quienes lanzaban este tipo de<br />
acusaciones infames.<br />
76 Esperanza – Guía de Estudio – Conceptos Esenciales 2011 ❖ marzo– abril