La sociedad del espectáculo
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<strong>La</strong> <strong>sociedad</strong> <strong>del</strong> <strong>espectáculo</strong><br />
Guy Debord<br />
116<br />
“<strong>La</strong> forma política por fin descubierta bajo la cual la emancipación<br />
económica <strong>del</strong> trabajo podría realizarse” ha tomado en<br />
este siglo una nítida figura en los Consejos obreros revolucionarios,<br />
concentrando en ellos todas las funciones de decisión y ejecución,<br />
y federándose por medio de <strong>del</strong>egados responsables ante la<br />
base y revocables en todo momento. Su existencia efectiva no ha<br />
sido hasta ahora más que un breve esbozo, enseguida combatido<br />
y vencido por las diferentes fuerzas de defensa de la <strong>sociedad</strong> de<br />
clases, entre las cuales a menudo hay que contar su propia falsa<br />
conciencia. Pannekoek insistía justamente sobre el hecho de que la<br />
elección de un poder de los Consejos obreros “plantea problemas”<br />
más que aporta una solución. Pero es precisamente en este poder<br />
donde los problemas de la revolución <strong>del</strong> proletariado pueden<br />
tener su verdadera solución. Es el lugar donde las condiciones objetivas<br />
de la conciencia histórica se reúnen; donde se da la realización<br />
de la comunicación directa activa, donde terminan la especialización,<br />
la jerarquía y la separación, donde las condiciones existentes<br />
han sido transformadas “en condiciones de unidad”. Aquí el sujeto<br />
proletario puede emerger de su lucha contra la contemplación: su<br />
conciencia equivale a la organización práctica que ella se ha dado,<br />
porque esta misma conciencia es inseparable de la intervención<br />
coherente en la historia.<br />
117<br />
En el poder de los Consejos, que debe suplantar internacionalmente<br />
a cualquier otro poder, el movimiento proletario es su propio<br />
producto, y este producto es el productor mismo. Él mismo es su propio<br />
fin. Solo ahí la negación espectacular de la vida es negada a su vez.<br />
118<br />
<strong>La</strong> aparición de los Consejos fue la más alta realidad <strong>del</strong> movimiento<br />
proletario en el primer cuarto de siglo, realidad que pasó<br />
inadvertida o disfrazada porque desaparecía con el resto <strong>del</strong> movimiento<br />
que el conjunto de la experiencia histórica de entonces<br />
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