Excodra XXVII: La sociedad

diálogo —ventajoso para el autor, puesto que es quien lanza la hipótesis— no
ya entre escritor y lector, sino entre lectores.
En definitiva, el ejercicio teatral de la violencia está superado por otras formas
de expresión inmediatas —la visualidad nos convierte en testigos pasivos—, el
exceso banaliza y desvirtúa. Recrear dichas fórmulas en lo literario no irá más
allá del castillo de fuegos artificiales. El poder de la palabra escrita, sin
embargo, no está en la narración de un grito. Está en el eco de ese grito que se
repite hasta extinguirse.
Esa es la potencia de la literatura.
VdÁ