14.03.2020 Views

La Hija de Homero - Robert Graves

Esta original e inspirada novela de Robert Graves —uno de los máximos conocedores de la antigüedad griega— narra la historia de una notable princesa siciliana, Nausícaa que vivió setecientos cincuenta años antes de Cristo, salvó el trono de su padre de las ambiciones de los usurpadores y a sus dos hermanos de una muerte violenta, librándose ella misma de un desagradable matrimonio gracias a la inesperada ayuda de un noble cretense que había naufragado en las costas do Sicilia. Esta historia, en la que el lector reconocerá una variante de un episodio de la Odisea, fue escrita por Robert Graves en 1955, cuando estudiando los mitos griegos creyó reconocer la validez de una curiosa hipótesis enunciada en 1896 por Samuel Butlor, y que atribuía el poema a la inspiración de una joven princesa siciliana (la que se habría retratado a sí misma en el personaje de Nausícaa). La Odisea que hoy conocemos no sería en verdad sino la versión femenina de un poema homérico anterior, protagonizado por una Penélope adúltera que cedio a los reclamos de todos sus pretendientes. Graves cree que esta hipótesis es irrefutable (ya Apolodoro había citado una tradición según la cual el verdadero escenario del poema sería la isla de Sicilia) y ha recreado en estas páginas fascinantes las circunstancias que impulsaron a Nausícaa a escribir la Odisea, sugiriendo además de qué modo, como hija honoraria de Homero, logró que el poema fuese incluido en el canon oficial.

Esta original e inspirada novela de Robert Graves —uno de los máximos
conocedores de la antigüedad griega— narra la historia de una notable
princesa siciliana, Nausícaa que vivió setecientos cincuenta años antes de
Cristo, salvó el trono de su padre de las ambiciones de los usurpadores y a
sus dos hermanos de una muerte violenta, librándose ella misma de un
desagradable matrimonio gracias a la inesperada ayuda de un noble
cretense que había naufragado en las costas do Sicilia. Esta historia, en la
que el lector reconocerá una variante de un episodio de la Odisea, fue
escrita por Robert Graves en 1955, cuando estudiando los mitos griegos
creyó reconocer la validez de una curiosa hipótesis enunciada en 1896 por
Samuel Butlor, y que atribuía el poema a la inspiración de una joven
princesa siciliana (la que se habría retratado a sí misma en el personaje de
Nausícaa). La Odisea que hoy conocemos no sería en verdad sino la versión
femenina de un poema homérico anterior, protagonizado por una Penélope
adúltera que cedio a los reclamos de todos sus pretendientes. Graves cree
que esta hipótesis es irrefutable (ya Apolodoro había citado una tradición
según la cual el verdadero escenario del poema sería la isla de Sicilia) y ha
recreado en estas páginas fascinantes las circunstancias que impulsaron a
Nausícaa a escribir la Odisea, sugiriendo además de qué modo, como hija
honoraria de Homero, logró que el poema fuese incluido en el canon oficial.

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

internarme otra vez en el mar, alejándome de las rocas dentadas, buscando, cada

vez que me encontraba en la cresta de una ola, una brecha en el largo y

mortífero frente de batalla de la resaca. Al cabo vi lo que necesitaba y me dirigí

hacia ese punto nadando. El agua parecía más fría, como si fuese la

desembocadura de un arroy o. Con brazadas desesperadas, llegué a la brecha y

me encontré en un puerto sereno y profundo. No habría podido nadar un metro

más, aunque mi vida dependiera de ello; pero al hundirme encontré arena bajo

los pies y avancé tambaleándome, aturdido, tosiendo y vomitando agua de mar.

Llegué a la orilla y trepé, centímetro a centímetro, hasta que alcancé los

arbustos, y allí había un rincón protegido, entre un olivo y un oleastro que crecían

del mismo vástago. Aparté las hojas caídas, me acosté y volví a apilarlas sobre

mí. Casi en el acto me quedé dormido, y acabo de despertar.

Era descortés preguntar el nombre del suplicante, su clan o su país de origen,

hasta que hubiese recibido la acogida que exigen las leyes de la hospitalidad.

—Estás a salvo entre nosotros —le aseguré—, y recibirás alimentos y bebida

sin tardanza.

Me abrazó las rodillas, extático, emitiendo incoherentes palabras de gratitud,

y al cabo me rogó:

—Si he dicho algo inconveniente, diosa, que el nordestal se lleve hacia la

perdición las palabras ofensivas.

Las mujeres se acercaron, y ahora que y a había decidido apiadarme del

desconocido, se atrevieron a lanzar exclamaciones de piedad y estímulo.

Me soltó las rodillas y volviendo la cabeza, dijo, con una valiente tentativa de

lanzar una carcajada:

—Señoras, aunque aprecio vuestra bondad, y si bien me siento atormentado

por el hambre y la sed, no me atrevo a ofender vuestra modestia. Me avergüenza

exponer, mis nalgas desnudas tan en público; si me pusiera de pie, sería peor.

Quizá ese saco viejo que veo allí y que parece haber contenido la ropa del

lavado, pudiera servir para cubrir mi desnudez.

Alguien le entregó el saco, y él se lo envolvió discretamente en torno de la

cintura antes de ponerse de pie.

—Muchachas —dije con vivacidad—, llevad a este suplicante a las fuentes

para que se lave, y elegid un manto y una túnica, de entre los mejores. Están

todos secos. Y buscad también el frasco de aceite y un raspador; y traedlo de

vuelta cuando esté decentemente vestido.

Él insistió en que se retirasen mientras se bañaba —cosa que demostraba la

delicadeza de sus sentimientos—, y cuando reapareció, usando una de las túnicas

bordadas de mi padre y un manto escarlata que pertenecía a Laodamante, me

pareció que en mi vida había visto a nadie tan marcial, aunque sus piernas eran

un poco cortas en proporción a su musculoso cuerpo. Pero, por supuesto, un

hombre puede ser bello como un dios y, a la vez, embustero o tonto.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!