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Almacigo

Compilado de poemas inéditos de Gabriela Mistral editado por la Corporación Patrimonio Cultural de Chile

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96 Almácigo Po e m a s In é d i t o s d e Ga b r i e l a Mi s t ra l La Guerra 97

El ce n t i n e l a

Gri t o po r In g l a t e r r a

Madre, yo me he vuelto un árbol,

el álamo o el abedul

lleno de miradas, con nombre de miradas

y no el belfroy cargado de bronce.

Para que duermas tú, madre,

reme el pescador, el trigo crezca,

los mineros suban y bajen

y carguen los barcos de Amberes.

El viento golpea en su árbol.

La noche me toca y no entiende.

Ya no tengo cara ni nombre.

Solo mi sangre vertical

y el soplo alerta en la boca.

Dejé de correr, de jugar,

de comer y de dormir.

Copa dura, ramas alertas,

de la raya de la frontera

tengo rayados los ojos,

y rayadas las entrañas.

Venga el viento, caiga la nieve

y las lechuzas pasen rasando.

No me dejen más dormir,

tres años holgarán los párpados

y la harina de mi sueño.

Me plantaron como un árbol

lleno de frutos de hierro.

Detrás de mí duermen

los enfermos y las mujeres.

Yo veo solo una línea

que me devora los ojos

y mi madre sembrando y durmiendo

ve la vertical de su hijo.

En mí se acaban los linos

de Bélgica, los canales

de Brujas y las beguinas.

Estoy guardando las campanas,

las hilanderías y los Memlings,

planta-encina, planta-chopo,

moño de parvas de cáñamo,

y debajo, árbol de sangre.

Está dado aunque esté íntegro,

esperando está, batiendo

y sin saltar, está callado

y tumba el árbol de mi sangre.

Dios que salvas y Dios que pierdes,

salva en su hora a Inglaterra.

Resista hoy, mañana y siempre

y sean verdad las fábulas.

Con llamas o con relámpagos

la busquen y no la encuentren.

Dóblale, Señor, las brumas.

Los que la buscan, naveguen,

naveguen y nunca lleguen.

Salva a Inglaterra boca salada,

cuerpo duro de caracoles,

fajada de algas oscuras,

que comió más sal que trigos,

que duerme en cuenco de barcas

y reza en cada península

y en cada cabo, ruega de pie

o montada, como San Jorge.

Dios de los fuertes que salvas y puedes,

Tú que puedes, salva a Inglaterra,

hazle el mar recio como la tierra

y la tierra dura dásela eterna.

Endurécele el mar y no se lo quiebren;

suéltale las nieblas y que no la vean.

Con relámpagos y con llamas

no la encuentren los que navegan.

Resista hoy, resista mañana.

Parezca fábula que nos cuentan.

Recen tan fuerte los niños,

tan recóndito recen las viejas,

nómbrenla tanto los desvelados

que Holofernes y Jerjes nada puedan.

Dale al mar entendimientos

y por hijo te obedezca,

y el mar que hiciste pelee

la pelea de Inglaterra,

con las Ménades de sus mareas

que entienden y que castigan

con furias desenrolladas.

Salva a Inglaterra que quemó el miedo

de la vieja Europa demente,

libérala en la hora

en que iba a ser perdida.

Navegue como el caballo marino,

vuele recta como el Espíritu Santo

y ardan sus peñas de milagro

Apriétala, Señor, como la madrépora,

endurécele el mar y adensa el aire.

En este trance no tenga fiebre,

no tenga suelo y solo tenga

costa, basalto y cabos.

Lleva los barcos de arroz y frutas

por entre aviones y submarinos.

Naveguen vistos del cielo y tierra

y no topen rutas del enemigo

y todos lleguen a sus puertos

donde esperan las mujeres

el bocado de las tropas

y la merienda de los niños

y descarguen oliendo a la Australia

y a Sargassos del Caribe.

A los que luchan la libertad

más buena que el oro y el vino,

actívales, Señor, la sed,

aparta el hambre de sus entrañas;

a los que quieren vivir

como el albatros en los vientos

y los ángeles que en las alturas

cantan: Santo, Santo, Santo.

Antes había tantos barcos,

que no había mar tenebroso.

Ahora solo tú vigilas,

guardián de faro diez veces solo,

Inglaterra sin sueño, lagrimales rojos

de salmuera, en tu isla del destino.

Sálvate y salva las gentes libres,

azoradas y esparcidas

que rezan con las dos sílabas

o las tres sílabas o las cinco

de tu nombre duro y magnífico.*

Dios te guarde el viejo reino

blanquecino de sal y conchas marinas,

te salve Dios la boca con fábulas,

te salve el pecho renegrido de algas

y el corazón bruñido de Antiguo Testamento.

Inglaterra, echadora de fieras,

listada de mástiles, recta de timones,

cargadora de especias

más rigurosa que feliz.

No sueltes más el mar que tu propia alma

y guárdanos el aire al igual que las olas

desde tus penínsulas y tus cabos.

Queremos el mundo libre

y sin libertad les dejamos el mundo

a las carpas, los comejenes y los lobos.

Por esto es que velamos contigo,

vueltas a ti y nada más que a ti

mientras rehúsas y combates

con el cuerpo y el ánimo de sal, de yodo y

brea,

terca, fiel a Dios y a ti misma.

* England, Great Britain, United Kingdom.

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