literatura hilena - Memoria Chilena
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que su diálogo o aveniencia. Quiero decir que, estadkticamente,<br />
es posible que cri’ticos y teatristas tengan un<br />
entendimiento en la misma proporción en que son<br />
adversarios. Sucede que el conflicto impacta más que la<br />
amistad. Igualmente, los desaciertos o errores son más<br />
atractivos o escandalosos que las modestas e infatigables<br />
cri’ticas atinadas, que los reales aportes de interpretación.<br />
Estos trece años de relación con el teatro chileno me han<br />
permitido conocer bastante bien las objeciones más<br />
profundas y los supuestos más arraigados en la gente de<br />
teatro, con relación a la critica. Aparte de la objeción válida<br />
de que la cri’tica puede ser técnicamente pobre, el resto de la<br />
mitologi‘a es perfectamente rebatible, aun cuando continúa<br />
repetida con majadera insistencia.<br />
El primer mito, al menos en el teatro chileno, se refiere a que<br />
“el esfuerzo desplegado por el teatrista debe ser lo primero y<br />
más importante en reconocerse”. Para bien o para mal,el<br />
cri’tico se enfrenta a un espectáculo terminado, asfcomo el<br />
lector se enfrenta a una novela definitiva Un cri‘tico no<br />
puede calificar esfuerzos, porque se convertiri’a en un<br />
moralista y destacariá valores anexos que nada tienen que ver<br />
con la creación. Seaún este criterio. el cri’tico deberi’a incluir<br />
o destacar la puntualidad en el pago de servicios de tal actor.<br />
Lógicamente que en situaciones históricas determinadas,<br />
como la c<strong>hilena</strong> de la Última década, deberi’a darse preferencia<br />
a aquellos creadores que trabajan en la marginalidad, sin<br />
apoyo o en condiciones adversas. Pero aún optando por este<br />
tipo de montajes, el rigor de la evaluación no deberi’a ser<br />
menos: al auténtico creador no le sirve una cri’tica “a lo<br />
amigo”.<br />
El segundo mito, muy difundido, por lo demás, dice que<br />
“todo cri’tico debe participar en el proceso de creación,”<br />
imbuirse en la gestación del montaje, estar, en fin, al di‘a de<br />
las pretensiones y premisas sobre las que trabaja el grupo<br />
Lamentablemente, el cri’tico juzga los resultados, no las<br />
intenciones; juzga lo que está delante de sus ojos, no los<br />
propósitos. Todo cri’tico medianamente respetable deberya<br />
reconocer lo que hay detrás de una puesta en escena y si no<br />
lo hace es porque no sabe mucho de teatro o simplemente<br />
porque aquella intencionalidad no aparece sobre el escenario.<br />
El cri’tico es activo militante del teatro no en la medida que<br />
asiste a ensayos -a excepción de que lo haga para aprender-<br />
y se traga todas las declaraciones y buenas intenciones del<br />
grupo, sino porque orienta, rastrea, escarba, distingue,<br />
relaciona, o, al decir de Arnold Hausser, “con cada nueva<br />
capa que descubre en la estructura de una obra, le da una<br />
nueva dimensión a su significado, le añade, pues, un nuevo<br />
sentido, desconocido tanto al autor como a los criticos<br />
anteriores.”<br />
Otra objeción frecuente es que “el cri‘tico es un creador<br />
frustrado.” Si se exceptúan aquellos cri’ticos dedicados al<br />
teatro por haber sido rechazados con cajas destempladas de<br />
un escenario, el resto es un creador, más modesto, quizás,<br />
que puede escribir certeros e iluminadores ensayos.<br />
La cuarta observación dice que “los cri’ticos no llevan gente<br />
al teatro”, no le sirven al actor para llenar la sala. Aparte de<br />
que esto es discutible, no es función de la cri’tica llenar<br />
teatros, hacer de publicista de un grupo. Si lo hace, es por<br />
añadido. Es más importante, me parece, que esa critica<br />
ayude al grupo en su proceso creativo, los coloque frente a si’<br />
mismos y establezca un diálogo con el lector y el creador.<br />
“Las cri’ticas no las lee nadie”, afirman otros. Me referiré a la<br />
situación c<strong>hilena</strong> de los Últimos años preguntando ¿qué lee<br />
la gente en este pai’s? Si la lectura ha disminuido en forma<br />
alarmante el último tiempo, con mucho mayor razón la<br />
lectura de cri’ticas, cuyo carácter, es más especializado.<br />
16<br />
Una última perla en este firmamento de mitologi’as: i ’.)<br />
(3) Sobre las cifras de ascensión en la calidad de vida durante la década del 60’<br />
véase ”La estructura social de Chile, de Hernán Godoy Urzúa, Editorial<br />
Universitaria, Santiago de Chile.