literatura hilena - Memoria Chilena
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CIERTAS (RE)FLEXIONES A CUARENTA ANOS<br />
DE TEATRO CHILENO EN MADRID:<br />
UN A AP ROXl M ACl ON D RAM ATICA.<br />
c A<br />
INTRODUCCION A MANERA DE INTRODUCCION.<br />
En la Última edición del diccionario de la Real Academia<br />
Española, léase R.A.E., encontramos la siguiente definición<br />
del verbo “extrapolar”: “Fi’s. Averiguar el valor de una<br />
magnitud para valores de la variable que se hallan fuera del<br />
intervalo en que dicha magnitud ha sido medida.”; además,<br />
por las causales sinoni’micas de nuestro idioma, podemos sin<br />
temor a pasar de incultos (que es un pasar, como muchos<br />
otros) utilizar el término “intrapoiar”, que en otros términos<br />
es lo mismo. ¿Por qué incursionar por breves momentos en<br />
0 EDUARDO GUERRERO<br />
el terreno de la fiiica? No es, en ningún caso, por<br />
imitación del poeta. Sólo se quiere explicar que estas (re)<br />
flexiones son, en cierta manera, una extrapolación, es decir,<br />
una parte del todo; incluso más, una mi’nima parte de la<br />
parte. LAS (RE)FLEXIONES PROPIAMENTE TAL,<br />
El todo, o sistema, lo viene a constituir la presencia del teatro COMO TAL (RE i) F LEX I0NES.latinoamericano<br />
en Madrid, desde la temporada 39-40 (suena El viejo Moock ( :estoy hablando/escribien, do en septie :mbre<br />
a postguerra) a la temporada 85-86 (suena a término de la<br />
estancia del susodicho en Madrid), presencia que, a nivel de<br />
de 1986), ignora do en su paij, fue a hace rse la< i Amé ricas a<br />
. .. . I . I<br />
Argentina, donde con justicia 10 consiaeran un fiel re tpresendramaturgia,<br />
se traduce en casi trescientas obras y, a otros tante de la “dramaturgia argentina” de su époc a; el v iejo<br />
niveles (relaciones sociales e históricas; presencia de actores,<br />
compañiás, directores. . .), se traduce en una investigación<br />
Moock que por su fecha de nacimiento (1894) pertei iece a<br />
la llamada “generación de 1927”, generación qi ue ron npe con<br />
titulada “El teatro hispanoamericano en Madrid desde 1939<br />
hasta nuestros di’as” (1 ).<br />
los cánones decimonónicos de generaciones ant eriore! j y que<br />
visualiza la existencia en la dramaturgia iatinoaiiici ILL~ nade<br />
De este total, sesenta y nueve obras c<strong>hilena</strong>s (algunas reestrenadas),<br />
algo asi‘como un veintiseis por ciento, han sido<br />
nuevas orientaciones dramáticas (tanto formales c ;omi 3 de<br />
contenido), el viejo Moock, repito, es el que tiró la I: irimera<br />
presentadas en los escenarios madrileños, desde el lunes 27 piedra con su “Del brazo y por la calle” (1939), comedia que<br />
de mayo de 1946 al viernes 21 de febrero de 1986, desde<br />
el teatro Lara a la casi ya mi’tica sala Cadarso, desde<br />
Armando Moock a Jorge Di‘az. La eterna circularidad de la<br />
tuvo un gran éxito en España, transformándose e n<br />
“uno de los sucesos teatrales de la temporada” y , en<br />
palabras del actor Luis Prendes, “en menos de dc )s años,<br />
existencia, el eterno retorno: hace algunos años, por eso de hemos llevado la comedia a más de cien pueblos, con un<br />
titularse, hicimos con la Sara (Rojo es el apellido) una éxito de clamor”. Ese es el aporte chileno, exck [sivamente<br />
investigación que llevó por nombre “Dos escritores claves<br />
en la dramaturgia c<strong>hilena</strong>a Armando Moock y Jorge Di‘az”<br />
(2). La ironiá de la historia. Esa es la parte.<br />
Desde una perspectiva generacional (3), tres generaciones<br />
ese, al panorama teatral español de la década de los cuarenta,<br />
década en que el teatro español muestra una desr iudez y<br />
pobreza alarmantes (por razones obvias, Garci’a L orca y Valle-<br />
Inclán habián perdido vigencia, la cual, por suert< ? para el,<br />
dramáticas c<strong>hilena</strong>s se visualizan en este panorama (la del 27,<br />
la del 42 y la del 57), aunque la Última de las nombradas es<br />
teatro español, la han recuperado ahora por 10s G bchen ta),<br />
década en que prima un teatro insubstancial, cÓn iodo, con<br />
la que lleva la voz cantante y sonante. Sonante, en forma<br />
particular, por esos cuarenta años de soledad histórica del<br />
régimen franquista (hay soledades que duelen, ¡ay Fabio! )<br />
intenciones de divertimiento y de evasión, unido esto a una<br />
censura (cuya rigidez se acentuari‘a a futuro) que i m pos¡ bi litaba<br />
otras alternativas válidas. De ahi’que los sai netes,<br />
y por esas trabas (ya la palabra es un trabalengua) inherentes<br />
que los regi’menes dictatoriales imponen a la cultura, a la<br />
“curtura” como diri’a el huaso/guaso que llevamos dentro.<br />
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melodramas, astracanes, espectáculos seudofolkló ricos,<br />
vodeviles, revistas, den la tónica a este periódo. En este<br />
contexto, en consecuencia, el teatro latinoameric ano reitera,<br />
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