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literatura hilena - Memoria Chilena

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D A GUSTIN LETELIER<br />

18 DE MAYO DE 1986<br />

Bajo la dirección de Fernando González, se presenta en el<br />

Teatro Moneda una nueva versión de “Los Matarifes”, obra<br />

de Luis Rivano que estrenó en 1977 el teatro de la Univer-<br />

sidad de Chile, sede Antofagasta. Aunque a nueve años de<br />

distancia el recuerdo se hace borroso, creo que esta versión<br />

es superior. La acción se ha alivianado de pasajes narrativos<br />

que la alargaban en exceso y le hacía perder unidad. La<br />

actuación está a cargo de un elenco más experimentado que<br />

acentúa el carácter básico de cada personaje, y el acto final<br />

o epilogo, al situarse inmediatamente después del clímax<br />

producido en el acto anterior, concentra el dramatismo y da<br />

un mejor clima emotivo. En ta versión anterior ese epilogo<br />

se situaba algunos meses después, por lo que la desgracia<br />

adquiri’a un carácter de hecho consumado en forma más<br />

inapelable.<br />

El rasgo más destacado de la dramaturgia de Luis Rivano es<br />

el acierto con que describe personajes y ambientes populares.<br />

En esta obra capta el lenguaje y las actitudes de una familia<br />

de matarifes en forma que parece muy real. Se podri’a pensar<br />

que abusa del “garabato” o que lo emplea sólo como un<br />

recurso fácil para producir risa, pero creo que no es asi’. El<br />

lenguaje de estos personajes parece natural. Quien más<br />

emplea “garabatos” es David, pero dado su carácter agresivo,<br />

con una fuerte carga de resentimiento hacia una sociedad<br />

que lo ha encerrado en una condición que detesta, su<br />

lenguaje y sus acciones son inevitablemente ásperos y<br />

violen tos.<br />

El principal conflicto de la obra se concreta en torno al hijo<br />

Roberto. El padre, Belisario, el hijo mayor, David y el<br />

“pololo” de Teresita, Carlitos, tienen ya marcado su camino:<br />

pero Koberto tiene la posibilidad de escapar. Logró entrar<br />

a la universidad y aunque alli‘ no alcanzó a terminar su<br />

primer año, seriá posible que continuará estudiando si logra<br />

superar su indecisión o si consigue afirmar su carácter.<br />

Frente a este personaje hay tres actitudes diferentes: la del<br />

padre, orgulloso de su barrio Matadero, satisfecho con su<br />

trabajo y que no ve para Roberto un destino mejor que con-<br />

tinuar la tradición familiar; la de David, el hijo mayor, que<br />

fue empujado desde niño a ser matarife y que, por resenti-<br />

miento, se ha convertido en un ser duro, dominador,<br />

orgulloso de no depender de nadie, pero que impulsa a su<br />

hermano a salir de ese medio. Un tercer personaje<br />

relacionado con Roberto es Elena, una mujer madura, de<br />

clase social superior, con un pasado de muchas relaciones<br />

amorosas insatisfactorias. Roberto se deslumbra ante su<br />

belleza y ante su modo de hablar, tan distinto al de su<br />

ambiente; ella le muestra cercano ese otro mundo que le<br />

parece inaccesible. Pero las diferencias son muchas y el<br />

fracaso de esa relación será un factor más para hacerle ver<br />

la inutilidad de sus intentos de escapar.<br />

74<br />

tn meaio ae mucnas situaciones humori’sticas, con persona-<br />

jes atractivos como la trabajadora y sencilla Teresita o el<br />

padre autoritario o el ingenuo y bondadoso Carlitos, ~~i~<br />

Rivano nos coloca en el centro de una tragedia de fatalismo<br />

inevitable: no se puede salir de ese ambiente. Las rJiferenciai<br />

sociales y culturales son insuperables. Roberto no continuó<br />

en la universidad porque un hijo de matarife no tenra nada<br />

que hacer aiii: Por otra parte, la violencia que los Circunda<br />

es su clima natural. Las fiestas familiares siempre terminan<br />

con todos borrachos, lloriqueando SUS pesares y peleándose<br />

entre ellos; y lo que es peor, en la Calle, cualquier palabra<br />

descomedida inicia una pelea a cuchillos que puede llevar a<br />

la muerte.<br />

La muerte, como una decantación de la fatalidad, cerrará el<br />

destino y los obligará a unirse sin pensar en evadirse O<br />

escapar. “Los Iturra, por cuatro generaciones hemos vivido<br />

hediondos a matadero”. Roberto, a pesar de su deseo de<br />

libertad y a pesar de haber recibido impulsos para salir de<br />

ese ambiente, se resignará a no hacerlo.<br />

Quisiera creer que Rivano no tiene razón. De hecho hay en<br />

la universidad muchos estudiantes que provienen de familias<br />

muy modestas o de lugares muy apartados en el campo, pero<br />

habri’a que reconocer que son proporcionalmente pocos y que<br />

aún los que logran tener éxito, deben soportar dificultades y<br />

tensiones muchas veces superiores a sus fuerzas.<br />

Luis Rivano describe muy bien la situación en que se encuentra<br />

esta familia de hombres que han trabajado por generaciones<br />

en el Matadero. Capta con exactitud su lenguaje, que<br />

tiene en si‘mismo mucho de desbordado y excesivo, pero no<br />

acierta cuando abandona la descripción y pasa a dar solucio-<br />

nes al conflicto. Al llegar a ese punto se apresura, da una<br />

solución melodramática que podrá tener razonable justifica-<br />

ción argumental, pero que precipita la obra hacia un campo<br />

de soluciones fáciles que disminuye su valor y su eficacia<br />

como diagnóstico de una realidad asfixiante.<br />

Los papeles de la obra son muy difíciles de representar con<br />

propiedad porque requieren la adopción de movimientos, de<br />

dicción y de un estilo que bajo una aparente simplicidad,<br />

implican muchas exigencias técnicas. La actuación más<br />

convincente es la de María Soledad Gutiérrez en SU Papel de<br />

son matarifes - . o fruteros del barrio Franklin Y de allíno saldrán, Teresita. John Knuckey, en cambio, aunque SU papel le<br />

uermite mostrar la rudeza aue forma Darte de su estilo de<br />

actuación, aparece excesivamente atildado, quizás más<br />

preocupado de convencer como hombre del que se puede<br />

enamorar una mujer elegante como Elena, que de ser el<br />

hijo desorientado de un matarife. Jorge Gajardo, como<br />

Belisario, el padre, y Oscar Hernández como el resentido<br />

David, están muy bien en sus papeles. La voz baja de Sonia<br />

Mena otorga el elemento más definidor de su personaje Elena<br />

Tanto su actitud como su caracterización establecen el necesario<br />

contraste con el resto de los personajes. Renato<br />

Münster, como Carlitos, hace un personaje muy simpático<br />

que gana al público con su sencillez, pero que pudo ser<br />

valorizado con una actuación menos monocorde en la que<br />

incluyera rasgos que dieran indicios de su carácter trágico:,<br />

Será fácil dejarse llevar por el juego de situaciones humoris-<br />

ticas y por el lenguaje descomedido de “Los Matarifes”.<br />

Ambas características atraen al público y lo envuelven en un<br />

clima de regocijo, pero eso, ojalá no impida captar SU sentido<br />

de dura tragedia popular que expresa su fatalismo profundamente<br />

arraigado en el ser hispanoamericano.

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