Descargar - Archivo General de la Nación
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22 j. Fo r n é Fa r r e r e s<br />
esto mismo lo hace con el medio, con <strong>la</strong> geografía biológica,<br />
para crear <strong>la</strong> comunidad estable, familiar, principio <strong>de</strong> <strong>la</strong>s socieda<strong>de</strong>s<br />
americanas. Leyendo <strong>la</strong> historia <strong>de</strong> Bernal Díaz <strong>de</strong>l<br />
Castillo, el célebre cronista <strong>de</strong> <strong>la</strong> Conquista <strong>de</strong> <strong>la</strong> Nueva España,<br />
vemos <strong>de</strong>sfi<strong>la</strong>r una multitud <strong>de</strong> casos que ilustran <strong>la</strong> verdad <strong>de</strong><br />
nuestras afirmaciones. Ved, si no, este re<strong>la</strong>to:<br />
«Al llegar a Cozumel, supo Cortés que en <strong>la</strong> Punta <strong>de</strong> Cotoche<br />
había dos españoles, Jerónimo <strong>de</strong> Agui<strong>la</strong>r y Gonzalo Guerrero,<br />
que habían vivido algunos años entre los mayas. Cuando el Conquistador<br />
los mandó l<strong>la</strong>mar, uno <strong>de</strong> ellos, en quien el medio había<br />
operado profunda transformación, no quiso ya volver con sus<br />
compatriotas…» Y caminó Agui<strong>la</strong>r –narra el historiador– adon<strong>de</strong><br />
estaba su compañero, que se <strong>de</strong>cía Gonzalo Guerrero, en otro<br />
pueblo, cinco leguas <strong>de</strong> ahí, y como leyó <strong>la</strong>s cartas Gonzalo Guerrero<br />
le respondió: «Hermano Agui<strong>la</strong>r: yo soy casado y tengo tres<br />
hijos, y tiénenme por cacique y capitán cuando hay guerra. Idos<br />
con Dios, que yo tengo <strong>la</strong>brada <strong>la</strong> cara y horadadas <strong>la</strong>s orejas.<br />
Y ya veis estos mis hijos cuan bonicos son. Por vida vuestra que<br />
me <strong>de</strong>is esas cuentas ver<strong>de</strong>s que traéis para ellos y diré que mis<br />
hermanos me <strong>la</strong>s envían <strong>de</strong> mi tierra…»<br />
Jamás el español ha sido racista en sentido antropológico.<br />
Cuando el hombre <strong>de</strong> España, <strong>de</strong>l valle, <strong>de</strong>l monte o <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad,<br />
se encuentra ante gente <strong>de</strong> piel distinta, sin preocupaciones<br />
<strong>de</strong> epi<strong>de</strong>rmis fun<strong>de</strong> su sangre con <strong>la</strong>s mujeres indias y engendra<br />
hijos, seguro como sentencia Montesquieu en El espíritu <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />
leyes que: «nada afirma una conquista como <strong>la</strong> fusión <strong>de</strong> dos<br />
pueblos por los matrimonios». Y no sólo fue el campesino y el<br />
funcionario pobre que ligan su <strong>de</strong>stino en estas tierras. Hasta<br />
los conquistadores más encumbrados –recuér<strong>de</strong>se el estupendo<br />
caso <strong>de</strong> Almagro– llegan a enorgullecerse <strong>de</strong> sus matrimonios<br />
con mujeres indígenas, creando <strong>la</strong> eficacia y <strong>la</strong> continuidad <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />
acción españo<strong>la</strong> en América. Y aquí tenemos <strong>la</strong> hermana familia<br />
americana, una colectividad nueva, personal, con características<br />
propias nacionales, nacida <strong>de</strong> <strong>la</strong> levadura física españo<strong>la</strong> e indígena,<br />
con una raíz espiritual y una solera moral inconfundibles,<br />
que nada ni nadie podrá <strong>de</strong>struir.