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comercializarla.
De igual forma, los indígenas fueron usados en labores de arreo de
ganado y en el pastoreo de ovejas, así como para levantar y reparar los
cercados. Los servicios domésticos como cocina, aseo, costura, lavado,
entre otros, fueron posible luego de las labores agrícolas, las que con mayor
frecuencia realizan los esclavos africano; no solo como ocupación fija sino
también durante las épocas muertas de cosecha, cuando los hombres eran
destinados a tareas de reparación de escaleras, paredes, techos, muebles.
Los esclavos también realizaban oficios artesanales, zapateros,
carpinteros, herreros, pulperos, y otros, mientras que las mujeres eran
empleadas como cocineras, costureras, sirvientas, niñeras y comadronas.
La vieja colonización violenta dio paso a un etnocidio racista, que
pretende imponer por todas partes su visión del mundo, para ellos lo
primordial no era tanto dominar físicamente sino más bien psíquica y
culturalmente a las poblaciones encontradas en América y los que
posteriormente emigrarían por la fuerza a zonas que sirvieron como
potenciales áreas de expansión.
El agente en juego de la conquista es el etnocidio, fenómeno que
podríamos definir, en una primera aproximación, como un genocidio cultural,
genocidio de “buena conciencia”, ejercido “por el bien del salvaje”. Sus
resultados son tanto o más atroces que los de la exterminación física, el
conquistador recurrió a la repudiación que consistía en que la relación de un
grupo con el otro se interpreta según el esquema dualista naturaleza/cultura,
la “sociedad civilizada” juzga a la “sociedad salvaje” como inferior, infrahumana.