Obras de SAN AGUSTÍN - 10

470 Sermón XXXII
piedad. El rey no lo rechazó; no se lo negó. Viendo al joven
osado comprendió que en él había algo de la divinidad, ni
podía presumir tales cosas aquella tierna edad sin una inspiración
del cielo. Accedió de buen grado. Y David salió contra
Goliat.
4. Todos los que formaban el grupo de donde había
salido David tenían su esperanza solamente en Dios. Los
otros, en cambio, se apoyaban en la fortaleza de un solo
hombre. Pero ¿qué es el hombre, sino lo que se canta en el
salmo: El hombre se asemeja a la vanidad, y sus días pasan
como una sombra? La esperanza de los segundos es vana,
porque se basa en una sombra que pasa. David fue armado
para buscar cierta igualdad por las armas, ya que era desigual
en edad y fuerza. Las armas viejas, sin embargo, no le servían
de ayuda; más bien eran una carga para sus pocos años. A esto
se refiere la lectura anterior al salmo, tomada del Apóstol, que
dice: Despojaos del hombre viejo y revestios del hombre nuevo.
No quiso David la vejez de las armas y las rechazó. Dijo que
le eran una carga y que le embarazaban. El quería ir al combate
libre de impedimenta, fuerte no en sí mismo, sino en el
Señor; armado no tanto con el hierro cuanto con la fe.
5. Sin embargo, habiéndose quitado la armadura, eligió
algo con que luchar. E hizo esto no sin un significado. Pues
veis como dos vidas luchando entre sí: una, la vieja, significada
en los extranjeros; otra, la nueva, en los israelitas. En
aquella parte, el cuerpo del diablo; en ésta, la prefiguración de
Intellexit, cum videret audentem puerum, aliquid divinitatis in eo esse,
nec illam teneram aetatem sine divino instinctu talia posse praesumere.
Libenter accepit: processit adversus Goliam.
CAPOT IV.—4. Davidis in Deo confidentia.—In ómnibus ergo, qui
erant in ea parte, unde procedebat David, non erat praesumptio nísi de
Deo: in illis autem tota spes in unius hominis viribus. Sed quid est
homo, nisi quod in isto psalmo cecinit, Homo vanitati assimilatus est;
dies eius velut umbra praetereunt? Ergo spes illorum inanis, quae
collocata est in umbra transeunt. Armatus est autem David, ut quoniam
aetate et viribus impar erat, quasi armis par esset: sed arma vetera non
adiuvabant, potius onerabant novam aetatem. Et ad hoc pertinet quod
etiam apostólica lectio ante psalmi canticum praesignavit, dicens: Exuite
vos veterem hominem, et indulte novum (Col 3,9.10). Noluit David
vetustatem armorum: abiecit; onerosa esse dixit, quia implica[198]bant
eum. Expeditissimus ille ad proelium procederé cupiebat; fortis non in
se, sed in Domino; armatus non tatn ferro, quam fide.
5. Quinqué lapides David quid mysterii habeant.—Tamen abiectis
armis, elegit aliquid unde pugnaret: et hoc non sine sacramento. Nam
videtis quasi duas quasdam vitas; unam in alienigenis veterem, alteram
in israelitis novam, adversus invicem dimicare. In illa parte corpus diaboli,
in ista praefiguratio Domini lesu Christi,
David y Goliat y el desprecio del mundo 471
Jesucristo. Cogió cinco piedras del torrente, del río, las metió
en su cuerna de pastor de que se servía para ordeñar. Con
esta armadura se presentó al combate. Las cinco piedras eran
símbolo de la ley. Esta se contiene en los cinco libros de
Moisés. En la ley hay diez mandamientos de salvación que
sirven de norma a los hombres. La ley está prefigurada tanto
en el número cinco como en el diez. Por eso David luchó
con el cinco y cantó con el diez, diciendo: Te cantaré con el
salterio de diez cuerdas. Con todo, no utilizó las cinco piedras,
sino solamente una. En el número de piedras quiso significar el
número de libros; en la única piedra, la unidad de los que
cumplen la ley. La unidad, es decir, la caridad, cumple la
ley. Por eso él recogió del torrente cinco piedras. ¿Qué significaba
en aquella ocasión el torrente?
6. En la Escritura no es uniforme el significado de las
cosas. Esto debe tenerlo en cuenta vuestra santidad para comprender
otras reglas, de manera que escuchéis, entendiéndole,
al lector. Lo que está escrito alegóricamente en las Escrituras
no significa siempre lo mismo. No siempre el monte significa
al Señor, ni tampoco la piedra o el león. Este no siempre
significa una cosa buena, ni siempre cosa mala; depende de
los pasajes escriturísticos, teniendo en consideración las restantes
circunstancias de la misma lectura. En muchos millares
de palabras o discursos las letras se repiten siempre las mismas;
no aumentan. Las palabras pueden ser infinitas, pero las letras
no lo son. Nadie puede enumerar las palabras; sí, en cambio,
CAPUT V.—Tulit quinqué lapides de torrente, de fluvio, et posuit in
vase pastoris, quo lac mulgeri solet, et ita processit armatus (1 Reg 17).
Quinqué lapides, Lex erat; continetur enim Lex quinqué libris Moysi.
Et in ipsa Lege decem praecepta sunt salutaria, quibus decem praeceptis
cetera serviant. Praefiguratur ergo Lex et quinario et denario numero.
Et ideo David pugnavit quinario, cecinit denario dicens: In psalterio
decem chordarum psallam tibi. Ñeque omnes quinqué lapides misit, sed
unum tulit. Namque in numero lapidum, numerum librorum ostendit;
in uno lapide, unitatem implentium Legem. Unitas enim ipsa implet
Legem, id est, caritas. Ideo sublati sunt quinqué illi lapides de fluvio.
Fluvius quid significabat illo tempore?
CAPUT VI.—6. Regula ad intellegendas Scripturae allegorias.—Non
enim semper in Scripturis eadem significantur rebus certis. Et hoc nosse
debet Sanctitas vestra, propter ceteras regulas, ut etiam dóciles Lectorem
audiatis. Ea quae ponuntur allegorice in Scripturis, non semper hoc
significant. Non semper mons Dominum significat, non semper lapis Dominum
significat, non semper leo Dominum significat, non semper bonum,
non semper malum; sed pro locis Scripturarum, quo pertinent cetera
circumstantia ipsius lectionis. Quemadmodum litterae in tot millibus verborum
atque sermonum ipsae repetuntur, non augentur: verba infinita