Obras de SAN AGUSTÍN - 10

530 Sermón XXXVi l
trará la mujer fuerte? ¿Quién no ve a esta mujer tan fuerte?
Pero esto ocurre ahora que ya fue encontrada, que es eminente,
célebre, gloriosa, ataviada, brillante; para decirlo brevemente,
extendida por toda la tierra.
3. Es más valiosa que las piedras preciosas, a cuyo género
pertenece. ¿Qué tiene de extraño que esta mujer sea más
valiosa que las piedras preciosas? Si ahora pensáis en lo que
es objeto de la avaricia humana, si tomáis las piedras preciosas
en su sentido propio, ¿qué tiene de extraño que la Iglesia
sea más preciosa que cualesquiera piedras? No existe punto
de comparación. Pero también en ella hay piedras preciosas.
Son tan valiosas que se denominan piedras vivas. Son piedras
preciosas que le sirven de adorno; pero ella es aún más valiosa.
Quiero exponeros algo acerca de estas piedras preciosas
en la medida de mi capacidad y de la vuestra, de mi temor
y del que vosotros debéis tener. Siempre hubo y hay en la
Iglesia piedras preciosas, hombres doctos, llenos de ciencia,
de don de comunicación y de instrucción en la ley. Sin duda
son piedras preciosas. Pero algunas de ellas se alejaron y dejaron
de ser adorno de esta mujer. Por lo que respecta a la
doctrina y al don de palabra en que brilla, era piedra preciosa;
en cuanto refulge por la doctrina del Señor, era piedra preciosa,
repito, Cipriano. Esta perla permaneció como adorno de la
Iglesia. Piedra preciosa era Donato 6 , pero se alejó del grupo
que hacía de adorno. El que permaneció quiso ser amado en la
mater: nam unius uxor est. Mulierem fortem quis inveniet? Mulierem
istam tam fortem quis non videt? Sed iam inventam, ¡am eminentem, iam
conspicuam, iam gloriosam, iam ornatam, iam lucidam; iarn, ut cito explicem,
toto terrarum orbe diffusam.
CAPUT III.—3. Pretiosior autem est lapidibus pretiosis, quae eiusmodi
est.—Quid magnum, quia pretiosior est mulier haec lapidibus pretiosis?
Si modo humanas avaritias cogitetis, si ad proprietatem acc¡piantur lapides
pretiosi, quid magnum est, quod quibuslibet lapidibus pretiosior invenitur
Ecclesia? Nulla talis comparatio est: sed sunt lapides pretiosi in illa. Tam
pretiosi sunt lapides isti, ut vivi dicantur (1 Petr 2,4.5). Sijnt ergo lapides
pretiosi ornantes ernn: sed est ipsa pretiosior. Voló aliqujd commendare
Caritati vestrae, quantum capio, quantum capitis, quantum timeo, quantum
timere debetis de his lapidibus pretiosis. Sunt in Ecclesia lapides
pretiosi, et semper fuerunt, docti, abundantes scientia et frloquio et omni
instructione Legis. Pretiosi plañe lapides isti sunt: sed ex eorum numero
quídam aberraverunt ab ornamento mulieris huius. Quantum enim pertinet
ad doctrinam et eloquium unde fulget, lapis pretiosus erat Cyprianus:
sed mansit in huius ornamento. Lapis pretiosus erat Donatus: sed resiluit
a compage ornamenti. lile qui mansit, in ea se amari voluit: ille qui
inde excussus est, praeter illam nomen sibi quaesivit. lile permanens cum
Véase la nota 15 al sermón 4.
La mujer fuerte 531
Iglesia, El que se separó buscó su fama prescindiendo de ella.
El que permaneció con ella, recogió para ella. El que se aleja,
no desea recoger, sino desparramar. Hijos perversos, ¿por qué
seguís a la piedra preciosa separada del adorno de esta mujer?
Me respondéis: «¿Qué dices? ¿Acaso tú eres tan inteligente
como él? ¿Acaso eres tan sabio como él? ¿Eres tan elocuente
como él?» Aunque sea inteligente —el buen entendimiento es
para quienes obran el bien—, aunque sea docto y esté instruido
en las disciplinas liberales y en los misterios de la ley, es una
piedra preciosa. Sepárate de él y vuelve a la Iglesia: Es más
valiosa que todas las piedras preciosas. Yace en tinieblas la
piedra preciosa si no forma parte de los adornos de esta
mujer. Dondequiera que se halle, se encuentra en tinieblas la
piedra preciosa que no engalana a aquella mujer. Le era
necesario permanecer entre sus adornos, estar en compañía
del restante ornamento. Lo digo con toda confianza. Se llaman
piedras preciosas porque son caras. Es vil, perdió su valor la
que no tiene caridad 7 . Aunque se jacte de su saber, aunque
presuma de su elocuencia^ escuche a guien sabe valorar las
verdaderas piedras de esta señora. Escuche, digo, a un cierto
inspector, el artífice de todos los adornos. ¿Por qué se jacta
de las lenguas quien no es ya una piedra preciosa, sino vil?
Si hablara, dijo, las lenguas de los hombres y de los ángeles,
y no tuviera caridad, soy como bronce que suena o címbalo
que retiñe. ¿Dónde está aquella piedra? Ya no brilla, sólo
illa, ad illam collegit: ille resiliens, non colligere, sed spargere concupivit.
Mali filii, quid sequimini lapidem pretiosum, de ornamento huius mulieris
excussum? Respondetis mihi, Quid enim? Tu sic intellegens quomodo ille?
aut sic loqueris quomodo ille? aut tam doctus et quam ille? Sit licet
intellegens: Intellectus bonus, ómnibus facientibus eum (Ps 110,10). Sit
licet doctus, licet überalibus disciplinis et mysteriis Legis instructus, lapis
est pretiosus: redi ab illo ad istam, Pretiosior est lapidibus pretiosis.
Lapis pretiosus si non sit in ornamento mulieris huius, iacet in tenebris.
Lapis pretiosus quolibet iacet, iacet in tenebris: opus illi erat ut in
ornamento huius feminae permaneret, et esset in compagine ornamenti
eius. Ego autem fidenter dixerim, pretiosi lapides ideo dicti sunt, quia
caro valent: iam ille vilis est, pretium perdidit, qui non habet caritatem.
Doctrinam suam iactet licet, linguam suam iactet licet: audiat aestimatorem
verorum lapidum matronae huius; audiat, inquam, quemdam artificem
ornamenti inspectorem. Quid iactat linguam suam, iam non pretiosus,
sed vilis lapis? Si linguis hominum loquar, inquit, et Angelorum, caritatem
autem non habeam, factus sum aeramentum [224] sonans, aut cymbalum
1 Aquí Agustín juega con los dos significados de la palabra caritas, el equivalente
a amor, caridad cristiana, y el equivalente a valor, el castellano caro.
Véase C. MORHMANN. La structure du latín paléochrétien, en Études sur le latín
des chrétiens IV p.17.