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Sentí algo caliente y húmedo en mi mano, la volteé y me encogí. Estaba<br />

cubierta con la sangre proveniente de la nariz del hombre. Su mano estaba<br />

cubriendo su cara, pero el rojo líquido corría por debajo, cayendo al piso.<br />

Travis corrió a levantarme, viéndose tan sorprendido como yo me<br />

encontraba. — ¡Oh, mierda! ¿Estás bien, Pidge?<br />

Cuando me levanté, jalé mi brazo de su agarre.<br />

— ¿Estás loco?<br />

América me tomó por la muñeca y me llevó a través de la multitud hacia<br />

el estacionamiento, Travis se volteó hacia mí.<br />

—Lo siento, Pigeon, no sabía que te tenía agarrada.<br />

— ¡Tu puño estuvo a cinco centímetros de mi cara! —dije, atrapando la<br />

toalla llena de aceite que Shepley me había lanzado. Asqueada, limpié la sangre<br />

de mi mano.<br />

La seriedad del asunto nubló su cara y se estremeció. —No lo hubiera<br />

atacado si hubiera sabido que te tenía agarrada, sabes eso ¿no?<br />

—Cállate, Travis. Solo cállate. —dije, mirando la nuca de Shepley.<br />

—Pidge… —Comenzó Travis.<br />

Shepley golpeó el volante con la palma de su mano.<br />

— ¡Cierra la boca, Travis! ¡Ya dijiste que lo lamentabas, ahora cierra la<br />

maldita boca!<br />

El viaje a casa fue en completo silencio. Shepley arrimó su asiento hacia<br />

adelante para permitirme salir, y miré a América, quien asintió en<br />

entendimiento.<br />

Le dio un beso de buenas noches a su novio. —Te veo mañana, bebé.<br />

Shep asintió y la besó. —Te amo.<br />

Pasé a Travis en mi camino hacia el Honda de América, y él trotó a mi<br />

lado. —Vamos. No te vayas molesta.<br />

—Oh, no estoy molesta. Estoy furiosa.<br />

—Necesita un tiempo para calmarse, Travis. —Advirtió América, abriendo<br />

su puerta.<br />

Cuando el seguro de la puerta de pasajeros saltó, Travis sostuvo su<br />

mano contra ella. —No te vayas, Pigeon. Estuve mal. Lo siento.<br />

Levanté mi mano, mostrándole los rastros de sangre seca en mi palma.<br />

—Llámame cuando crezcas.<br />

Se inclinó con su cadera contra la puerta. —No puedes irte.<br />

Librosdelcielopersonal.blogspot.com<br />

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