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―No vas a estar aquí para la Navidad.<br />
―Estoy aquí, ahora ―levantó unas de las esquinas de su boca y se inclinó<br />
para besar mis labios. Me eché hacia atrás y sacudí la cabeza. ―Trav…<br />
Su agarre se apretó y bajó la barbilla, sus ojos castaños<br />
determinados. ―Tengo menos de veinticuatro horas contigo, Pidge. Voy a<br />
besarte. Voy a besarte un montón hoy. Todo el día. Cada vez que pueda. Si<br />
quieres que me detenga, sólo di la palabra, pero hasta que lo hagas, voy a<br />
hacer que cada segundo de mi último día cuente.<br />
―Travis… ―Pensé en ello por un momento, y razoné que él no tenía<br />
ninguna desilusión sobre lo que sucedería cuando me llevara a casa. Yo había<br />
llegado allí para fingir, y tan duro como fuera para los dos más tarde, no quería<br />
decirle que no.<br />
Cuando me vio mirando sus labios, la comisura de su boca se elevó otra<br />
vez, y se inclinó para presionar su suave boca contra la mía. Comenzó dulce e<br />
inocente, pero en el momento en que sus labios se abrieron, acaricié su lengua<br />
con la mía. Su cuerpo se tensó instantáneamente, y tomó una respiración<br />
profunda por la nariz, apretándose contra mí. Dejé caer la rodilla hacia el lado<br />
y él se movió por encima de mí, sin apartar su boca de la mía.<br />
No perdió el tiempo en desnudarme, y cuando no había más tela entre<br />
nosotros, se apoderó de las viñas de hierro de la cabecera de la cama con las<br />
dos manos, y en un rápido movimiento, estaba dentro de mí. Me mordí fuerte el<br />
labio, ahogando el grito que estaba arañando su camino hasta mi garganta.<br />
Travis se quejó contra mi boca, y yo apreté los pies contra el colchón,<br />
anclándome, de ese modo podía levantar las caderas para encontrar las suyas.<br />
Una mano en el hierro y la otra en mi nuca, se mecía contra mí una y<br />
otra vez, y mis piernas temblaban con sus firmes y determinados<br />
movimientos. Su lengua buscó mi boca, y podía sentir la vibración de sus<br />
profundos gemidos contra mi pecho mientras seguía a su promesa de hacer<br />
memorable nuestro último día juntos. Podría pasar miles de años tratando de<br />
bloquear ese momento de mi memoria, y seguiría grabado en mi mente.<br />
Había pasado una hora cuando apreté mis ojos cerrados, cada uno de<br />
mis nervios se centró en el temblor de mis entrañas.<br />
Travis contuvo el aliento mientras empujaba dentro de mí una vez más,<br />
me dejé caer sobre el colchón, completamente agotada. Travis exhaló con<br />
respiraciones profundas, mudas y bañado en sudor.<br />
Podía escuchar las voces abajo y me tapé la boca, riendo por nuestra<br />
mala conducta. Travis se volvió de lado, escaneando mi cara con sus dulces<br />
ojos marrones.<br />
―Dijiste que sólo ibas a besarme ―sonreí.<br />
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