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me dejara después de la cena, iba a tener que tomar una decisión. Una<br />

decisión que podría estar sesgada por una falsa sensación de felicidad que se<br />

presentaría para su familia.<br />

Toc, toc.<br />

Di media vuelta, mirando hacia la puerta. Kara no había vuelto a la<br />

habitación en toda la noche, y sabía que América y Shepley ya estaban en la<br />

carretera. No me podía imaginar quién podría ser. Puse mi cepillo sobre la<br />

mesa y abrí la puerta.<br />

―Travis ―suspiré.<br />

― ¿Estás lista?<br />

Levanté una ceja. ― ¿Lista para qué?<br />

―Dijiste que te recogiera a las cinco.<br />

Crucé los brazos sobre mi pecho. ― ¡Quise decir cinco de la mañana!<br />

―Oh ―dijo Travis, parecía decepcionado―. Creo que debería llamar a<br />

papá y hacerle saber que no vamos a estar ahí después de todo.<br />

― ¡Travis! ―Gemí.<br />

―Traje el coche de Shep, así que no tenemos que lidiar con las maletas<br />

en la moto. Tienen un dormitorio disponible en el que puedes dormir. Podemos<br />

ver una película o…<br />

― ¡No me quedo en casa de tu padre!<br />

Su cara cayó. ―Está bien. Yo eh… te veré en la mañana.<br />

Dio un paso atrás y cerré la puerta, apoyada contra ella. Todas las<br />

emociones que tenía se mesclaron dentro y fuera de mi interior, y lancé un<br />

suspiro de exasperación. Con la expresión decepcionada de Travis fresca en mi<br />

mente, abrí la puerta y salí, vi que estaba caminando lentamente por el pasillo,<br />

marcando su teléfono.<br />

―Travis, espera ―giró y la mirada esperanzada en sus ojos hizo que me<br />

doliera el pecho―. Dame un minuto para empacar algunas cosas.<br />

Una sonrisa de alivio, agradecida, se dibujó en su cara y me siguió hasta<br />

mi habitación, mirándome meter un par de cosas en una bolsa frente a la<br />

puerta.<br />

―Todavía te amo, Pidge.<br />

No levanté la vista. ―No lo hagas. No estoy haciendo esto por ti.<br />

Él contuvo el aliento. ―Lo sé.<br />

Viajamos en silencio a la casa de su padre. El coche iba cargado de<br />

energía nerviosa, y era difícil quedarse quieta frente a los fríos asientos de piel.<br />

Una vez que llegamos, Trenton y Jim salieron al porche, todos sonrientes.<br />

Librosdelcielopersonal.blogspot.com<br />

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