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—No envidio tu vida por la siguiente semana o así. No puedo imaginar<br />

romper con alguien que rehúsa a mantenerse alejado. Sabes que es así como<br />

será, ¿cierto?<br />

Entramos en el aparcamiento en Morgan, y América sostuvo la puerta<br />

abierta mientras yo arrastraba mi maleta al interior. Nos apresuramos a su<br />

habitación y jadeé, esperando que ella desbloqueara su puerta. La sostuvo<br />

abierta y luego me lanzó la llave.<br />

—Va a terminar siendo arrestado o algo así —dijo.<br />

Corrió al pasillo y la miré apresurarse a través del aparcamiento desde la<br />

ventana, metiéndose en el auto justo mientras Travis detenía su motocicleta a<br />

su lado. Él corrió alrededor al lado del pasajero y abrió la puerta, mirando a las<br />

puertas de Morgan cuando se dio cuenta que no estaba en el auto. América<br />

retrocedió mientras Travis corría hacia el edificio, y me giré, mirando la puerta.<br />

Abajo por el pasillo, Travis golpeó en mi puerta, diciendo mi nombre. No<br />

tenía idea si Kara estaba allí, pero si lo estaba, me sentía mal por lo que<br />

tendría que soportar por los siguientes minutos hasta que Travis aceptara que<br />

no estaba en mi habitación.<br />

— ¿Pidge? ¡Abre la puta puerta, maldición! ¡No voy a irme hasta que<br />

hables conmigo! ¡Pigeon! —Gritó, golpeando la puerta tan fuerte que el edificio<br />

entero podría haber oído.<br />

Me encogí cuando escuché la voz tímida de Kara.<br />

— ¿Qué? —Gruñó.<br />

Presioné mi oreja contra la puerta, luchando por escuchar los bajos<br />

murmullos de Travis. No tuve que esforzarme más.<br />

— ¡Sé que está aquí! —Gritó—. ¿Pigeon?<br />

—No está… ¡Oye! —chilló Kara.<br />

La puerta golpeó contra la pared de bloque de cemento de nuestro cuarto<br />

y supe que Travis había forzado su camino al interior. Después de un minuto<br />

completo de silencio, escuché a Travis gritar abajo en el pasillo. — ¡Pigeon!<br />

¿Dónde estás?<br />

— ¡No la he visto! —gritó Kara, más enojada que lo que alguna vez la<br />

había escuchado. La puerta se cerró de golpe y de repente las náuseas me<br />

abrumaron mientras esperaba lo siguiente que haría Travis.<br />

Después de varios minutos de silencio, abrí la puerta, mirando abajo por<br />

el pasillo amplio. Travis sentado con su espalda contra la pared con sus manos<br />

cubriendo su cara. Cerré la puerta tan silenciosamente como pude,<br />

preocupada porque la policía del campus hubiera sido llamada. Después de<br />

una hora, miré el pasillo de nuevo. Travis no se había movido.<br />

Librosdelcielopersonal.blogspot.com

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