Informe 12-13. Murcia - Foro Ignacio Ellacuría

toda división de sexo. Pero luego, de hecho, la religión ha seguido patrones masculinos.
También los filósofos griegos han rechazado en general los mitos de los dioses
violadores, por lo menos desde el tiempo de Jenófanes y Platón. A pesar de ello, la
tradición patriarcalista ha seguido influyendo en los herederos de la tradición griega
e israelita y en el conjunto de occidente. Esa tradición constituye una fuente de violencia,
en la línea de lo que algunos han llamado el logos de lo mismo, esto es, de
una razón impositiva que se expresa en el dominio masculino. Esta es la razón y lógica
de un mundo que sigue estando modelado por varones, que desemboca en la dominación
técnica y militar que ha seguido expandiéndose en el mundo hasta el
momento actual y que hoy se manifiesta de un modo muy preciso a través del capitalismo.
IV. Cultura y violencia religiosa. Sacrificios y víctimas fundacionales.
1. Abel, primera víctima. El Sacrificio del hermano (Gen 4, 1-16).
Así ha condensado la Biblia el tema original de la religión y la cultura, la fraternidad
y la violencia, en las figuras de Abel y Caín, entendidos como prototipos de
la humanidad. 1. Ellos representan las dos primeras formas de cultura, entendidas
desde la relación del hombre con la tierra (Caín es agricultor) y con los otros animales
(Abel es ganadero). 2. Ellos encarnan también las dos primeras formas de religión
organizada: el pastor ofrece a Dios la vida y sangre de los animales; el agricultor
le ofrece los frutos del campo, comidas vegetales. Ambos ofrecen a Dios lo que pueden,
cada uno lo que tiene. 3. Son los primeros hermanos; son hermanos en estado
puro, sin que pueda hablarse todavía de disputa por mujeres o por hijos, ni siquiera
por lindes de la tierra o tierras de pastos. No tienen razón exterior para enfrentarse.
4. Y, sin embargo, se enfrentan y lo hacen por una razón que hoy nos parece “metafísica”:
Dios acepta la ofrenda de uno pero no la del otro. Eso podría significar que a
uno le va mejor que al otro… y por eso simplemente por eso, porque son distintos
(o se creen distintos) se enfrentan y matan.
Este mito de Caín y Abel es quizá el más significativo, por la importancia que ha
llegado a tener en la historia de occidente. Caín mata a su hermano, pensando que
con ello puede elevarse ante Dios, pero Dios no recibe la sangre del hermano asesinado,
sino todo lo contrario, la rechaza.
La Biblia supone, por tanto, que dentro del hombre disputan dos “fuerzas”: la voz
de Dios, que pide a Caín que se apacigüe, y el rugido de la bestia interior de pecado,
que le incita a la violencia. Pues bien, en ese lugar de conflicto ha situado el mito
griego a Prometeo, presentando también al hombre como campo de batalla entre dos
grandes poderes. 1. Zeus, vencedor divino, Dios del cielo eterno, promotor y guía
positivo de los hombres, que parece querer ayudarles, pero que en el fondo intenta
tenerles sometidos. 2. Prometeo, Titán audaz, a quien los dioses al fin castigarán,
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