Informe 12-13. Murcia - Foro Ignacio Ellacuría

- La escuela y otros establecimientos educativos: además de la propia violencia
inherente al sistema, que ya analizamos en la sesión anterior, está la violencia ejercida
por adultos con autoridad en forma de castigos humillantes, violencia sexual o
motivada por el género y el acoso entre compañeros.
- Sistemas de atención social y sistemas judiciales: hablamos de orfanatos, centros
de acogida, calabozos, cárceles, centros de detención de menores y reformatorios.
En estos espacios, los menores sufren muchas veces castigos corporales pero también
desatención y unas condiciones materiales que ponen en peligro su bienestar y su
salud. En ocasiones la violencia proviene de sus propios compañeros. Por otra parte,
todavía hay países que contemplan la pena de muerte para delitos cometidos por
menores, o castigos como palizas con vara, flagelaciones o amputaciones.
- Un millón de niños está encerrado en cárceles por delitos como absentismo
escolar, vagabundeo o carecer de domicilio.
- En los lugares de trabajo: se da sobre todo en los sectores no regulados, en forma
de explotación sexual o trabajo en forma de servidumbre.
- En la comunidad: en este entorno predomina la violencia sexual (cometida por
personas conocidas de los niños), la relacionada con bandas, policía, raptos… Esta
violencia se ceba en los niños marginados y tiene en la policía uno de sus principales
protagonistas. Pepe nos contó datos de primera mano de la actuación policial con los
niños que frecuentan el hogar de Oikia, desde torturas indenunciables hasta pasividad
ante las amenazas de algunos vecinos. El turismo sexual es otra fuente de violencia
hacia los niños.
IV.- Recomendaciones
Generales
Fortalecer los compromisos y medidas nacionales y locales.
Prohibir toda violencia contra los niños: eliminar la pena de muerte y la
cadena perpetua para menores de todos los estados, los castigos corporales,
prácticas tradicionales dañinas como matrimonios forzosos, mutilaciones
genitales, delitos contra el honor, tortura y otros tratos crueles.
Dar prioridad a la prevención, sobre todo en el ámbito educativo.
Promover valores no violentos y la concienciación (en este apartado
es fundamental la labor de los medios de comunicación).
Aumentar la capacidad de todos los que trabajan por y para los niños.
Proporcionar servicios de recuperación e inserción social.
Garantizar la participación de los niños.
Crear sistemas de denuncia y servicios accesibles y adecuados
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